MÍAMe congelo con las palabras que dice el italiano que parece agitado, no, no puede, se supone que mi padre se ha encargado de que no me encuentre, ¿cómo es que siempre sabe en donde estoy? Retrocedo un paso sin darme cuenta de que incluso he perdido toda capacidad de poder respirar por mi cuenta. Franco parece darse cuenta de mi estado, frunce el ceño y se acerca a mí, tomando mi mano y colocando dos de sus dedos en la muñeca para revisar mi pulso. —Los latidos de tu corazón están acelerados —anuncia como si fuera un experto en medicina. ¿Por qué no me deja en paz? Ya tiene a la mujer que ama a su lado, decidió que los italianos debían protegerme antes que él mismo, el propio padre de mi bebé, no, me niego a caer de nuevo en ese círculo vicioso. —No quiero —logro articular, aunque con cierta dificultad. —¿Qué quieres decir con eso? —Franco parece ponerme más atención que la debida. —No quiero verlo, no quiero que me encuentre, yo… solo no quiero ver a Basil. Hay cierto brill
NARRADOR OMNISCIENTE—No deberías estar aquí. Dimitri observaba con cierta inquietud a Portia, quien caminaba con cierta fluidez como en el pasado, ya se había cansado de esperar a que Basil acudiera a ella, de que se diera cuenta y reconociera de que ella era la única mujer que lo amaba, y no Mía Bennett. —Parece ser que ya puedes caminar —ironizó Dimitri, al tiempo que le daba una calada a su cigarrillo. —Sabes tan bien como yo, que lo de mi estado de salud es una farsa. —Un asqueroso juego, si se me permite decir, para atrapar a mi sobrino —expresó Dimitri con asco. Era cierto, no aceptaba a Mía, no solo porque era italiana y la hija de Lucian, pero lo que no soportaba era que una mujer como Portia, quisiera ser parte de los Sokolov, ya no era digna ante sus ojos, mucho menos para el propio Basil. —Haré lo que sea necesario para que él vuelva a estar a mi lado. —Lo veo difícil, he hecho de todo para que se aleje de la princesa italiana, pero al parecer no hay nada en el mund
MÍA—Ella estará bien. —¿Cómo puedes asegurarlo? No se ve nada bien, ¡haz algo! ¡Haz que despierte! —Señor, tiene que tranquilizarse, en seguida vuelvo. «Esa voz»Comienzo a removerme inquieta, las imágenes de lo sucedido hacen que abra los ojos, la boca la siento seca, el cuerpo adolorido y el miedo de haber perdido a mi bebé, hacen que me quiera incorporar con rapidez. —Cariño.Levanto la mirada, ver a mi padre me llena de sorpresa, en especial porque aún no me puedo creer que esté aquí. —Qué ha pasado… —Mía.No, no, esa voz, no quiero voltear a verlo, pero es él quien termina por acercarse, mi padre le mira mal y se aparta de mí solo un poco. —Agradece que no te haya matado solo por estar casado con mi hija —le sisea. Miro mis manos, escapaba de Basil, lo quería lograr, pero al parecer, últimamente las cosas no pasan como yo esperaba. —Quiero estar a solas con mi mujer —espeta con firmeza. Frunzo el ceño y me trago la regañina por decirme de ese modo. —De ninguna manera
MÍA Un hospital, ya parece costumbre que aparezca aquí de vez en cuando, al parecer el tío de Basil, fue envenenado y a causa de eso entró en una especie de coma. Y ahora, esperamos noticias de él. Viktoria no se ha despegado del quirófano, hay una sección blindada en la que se puede ver la operación o lo que sea, porque al parecer el veneno dañó los órganos y tuvo una hemorragia interna. —No deberías estar aquí. Salgo de mi ensimismamiento. Basil me da una botella de agua que agarro con cautela. —Gracias —susurro. —Tienes que descansar. —Tu también. —Como Boss, es mi deber estar aquí, pero el tuyo no. Miro por un segundo detrás de él, Portia decidió venir también, y observa todo desde dos metros de distancia, al parecer está feliz de que Basil me diga esas cosas. —Soy tu esposa, mi deber es estar a tu lado —refuto. En cuanto digo esas palabras, la sonrisa llena de satisfacción de Portia, se borra del rostro. Me pongo de pie y tomo la mano de Basil, sabiendo qje ell
MÍASiento que todo mi cuerpo se estremece, he pasado toda la noche dejando que Basil me folle, no se detiene, nunca es suficiente para él. Mi coño y culo están adoloridos, y ahora, me encuentro con el pecho aplastado contra las baldosas del baño, mientras él empuja en mi interior. —Ay —jadeo.—Eres tan adictiva —empuje—. Tan malditamente mía. Sus embestidas son rápidas y profundas, hasta que suelta su derrame en mi interior, el agua caliente de la regadera cae sobre nuestros cuerpos. Rodea mi cintura permaneciendo dentro de mí, tan duro como al principio, haciendo que mi espalda choque contra su pecho. —Solo voy a arreglar un par de asuntos con mi madre, luego nos iremos —me susurra al oído. —Está bien —musito, tratando de recuperar el aliento. Las manos de Basil siguen aferradas sobre mi cintura. El aire se comprime en mis pulmones cuando siento que pasa una de sus manos hasta colocarla sobre mi vientre bajo. —Los dos son míos —besa y muerde mi cuello. No digo nada, me quedo
NARRADOR OMNISCIENTEBasil se congeló solo por un segundo al escuchar que su padre había sido secuestrado por los Calabrin, la organización rusa rebelde que le estaba dando dolores de cabeza, tenía clara una cosa, y esa era destruir a cada una de las personas que perteneciera a ese grupo. Saber que han secuestrado a Bill, le parece extraño, ya que pocos saben que él es su padre. En el pasado nunca piso por más de un día la Bratva, según lo que le había contado su madre, y algo le dice que con lo sucedido con Dimitri, esto es lo que estaban esperando, nadie conocía a su padre, pudieran saber su nombre por cosas del pasado con Viktoria, pero solo eso. —¿Me estás escuchando? La voz de Donovan lo sacó de su ensimismamiento, el cuerpo lo sentía pesado, tenso. —¿Viktoria lo sabe? —Ella está siendo enterada de esto, apuesto a que ya lo sabe todo. Sintió que Mía se sorprendía con la noticia, quiso hablar con ella de eso, sin embargo, no había tiempo para hacerlo. —Saldré por unas hora
VIKTORIASoy la madre del Boss, la anterior líder de la Bratva, para esto fui entrenada desde que era una niña, para esto es que nací dentro de la organización más sangrienta del mundo. Soy asesina, francotiradora, estratega, madre, mujer, y ahora estoy frente al hombre que me juré odiar un millón de veces, y que al parecer, es la única maldita cosa que no he podido cumplir. —Mierda, ¿Apenas te das cuenta? —me pregunta Danilo. —No, lo supe desde hace un mes. Ahora es él quien parece sorprendido. —¿Y por qué no hiciste nada al respecto? Le miro con cara gélida, sin ninguna emoción. —Porque eres un insecto que no merece tanta atención y mi tiempo. —Aun así, aquí estás. Sello mis labios. —Mírate, la mujer fuerte, la mujer que todos los hombres de la Bratva desean, por quien se pelearon en el pasado y que solo un hombre que ni siquiera pertenece a la pirámide de la mafia, pudo tener —sisea Danilo, borrando su sonrisa del rostro—. Eso nunca fue lo correcto, Viktoria, y encima, tuv
VIKTORIASaco mi arma y comienzo a disparar a los hombres que se nos acercan, mientras Danilo corre despavorido, ya que el disparo que escuché, no fue el que Danilo intentaba darle a Bill, no, el impacto cayó en su brazo. Me inclino rápido para romper las cadenas de Bill, con una hacha que encuentro sobre una mesa a unos metros, en donde seguro pensaba Danilo, torturarlo. Todo este sitio huele a muerte. Cuando lo hago, él se pone de pie. —Dame un arma —demanda y me le quedo viendo con extrañez. Recuerdo que en el pasado él estaba en contra de usar armas para matar, a menos de que fuera en defensa propia, intenté enseñarle, nunca pudo. —Ahora —demanda con voz autoritaria, como si no supiera con quién está tratando. Dudo un par de segundos, pero al final le doy un arma, solo cargaba con dos por si era necesario, me sorprende ver que apunta con precisión a uno de los Calabrin que se nos acerca corriendo, le pega directo a la cabeza. —Vaya, veo que por fin te salieron los cojones, a