Capítulo198
Isabella se echó a reír aún más, agitando su abanico para disipar el aire pesado de la gran sala:

—Parece que la Princesa Catalina sólo permite que ella actúe de esa manera. Si los demás hacen lo mismo, entonces es un error grave. ¿Cómo es que, si digo la verdad, me quieres romper la boca, pero cuando tú insultas y difundes rumores, todo está bien? Estoy segura de que hoy la Gran Princesa también ha invitado al doctor Dagel. Todos los hombres están en el patio principal. ¿Por qué no lo llamamos para que confirme?

Isabella dirigió una mirada significativa hacia Doña Rosario:

—Si cree que ha sido tratada injustamente, también puede preguntarle directamente al doctor Dagel.

Rosario la miró con impotencia. En el pasado, Isabella solía comportarse sumisa y obediente ante ella, siendo siempre respetuosa y devota. Pero ahora, la mirada que le dirigía estaba llena de frialdad.

Rosario culpaba a Isabella de todo. Decía que no podía ni siquiera aceptar a una esposa secundaria, y aún hablaba de v
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