-Parece feliz o gran Ra- La voz de su acompañante sacó de sus pensamientos al dios regente.
Levantó la mirada de su tablero para admirar a la diosa menor mientras hacía elegantes acrobacias con las espadas de entrenamiento.
-Pues esto se está volviendo interesante- el líder sonrió de lado de forma extraña. Había un brillo exótico en sus orbes
La menor se detuvo y lo miró dudosa. Nadie a parte de Ra era capaz de leer el tablero del Cielo, su joya más preciada.
Nefer se rompía la cabeza dándole vueltas a sus pensamientos. Amarrarlo, no, eso no funcionaría, él era muy fuerte y rompería las ataduras. Torturarlo sexualmente por más de una hora sin dejarlo culminar, eso podía funcionar pero sabía que el dios la seduciría y todo se iría a la basura. Morderlo como lo había hecho en el cuello, tampoco funcionaría, el muy maldito cicatrizaba muy rápido.Unos brazos la rodearon y la atrajeron hacia el sólido cuerpo.-No me entretengas Anubis, estoy pensando- regañó al dios que la miró con una inmensa son
Nefer se escondió detrás de la ancha espalda de Anubis mirando solo por el costado del brazo al nuevo inquilino y se sorprendió casi cayendo de nalgas de la impresión. Había visto a la tal esfinge en su forma original. Sabía que solo usaban su forma humana por comodidad o para rituales, pero tener la imagen real de ellos delante era un poco chocante.A pesar de haber estado con Horus un tiempo en el Imperio, nunca había visto su forma de dios y era más que impresionante, intimidante para ser exactos.Su cuerpo había aumentado de masa muscular, al igual que la altura hasta llegar a los dos metros y medios. Su piel normalmente pálida ahora tenía una coloración cercana al oro viejo y resplandecía con las ondas del agua en sus pies. Las grandes alas en su espalda parecían hechas de diversos metales y cristal donde la luz traspasaba, y su cabeza. Eso era lo más impresion
Nefer miraba de un lado a otro con los ojos desbordados sin comprender nada. Aunque había una cosa que estaba clara. Quien fuera aquella persona estaba muy por encima de Anubis, tanto que ella podía sentir su poder invadiendo el destruido cuarto de baño. El hombre se giró y la recorrió desde la punta de la cabeza hasta el final de sus piernas enrojecidas.Sintió un estremecimiento y comenzó a arrastrarse como podía hacia atrás obviando el dolor.-Quieta- le ordenó y ella solo pudo obedecer cuando sus brazos se quedaron inmóviles, no por el efecto nulo de sus palabras, sino por el miedo que le infundía- Así que tú eres la razón por la que estos inmaduros dioses están peleando. Me esperaba algo mucho mejor la verdad-Nefer se encontró en una encrucijada con solo unas pocas palabras. No supo si defender a Anubis por el insulto o sentirse ofendida p
Nefer vio el reflejo de la espada brillar sobre ella y por segunda vez la vida pasó ante sus ojos, como que se estaba volviendo costumbre, una muy desagradable. No le daba tiempo a retroceder, a escapar, una sola imagen lo invadió demostrándole quien era dueño de todos sus pensamientos.Otra vez.Anubis.Mencionó su nombre, esperando lo peor, cuando unos brazos rodearon su cintura y la alzaron esquivando la espada que impactó en la piedra del suelo agrietándola.Los ojos de Nefer se abrieron al sentir el contacto del suave y oscuro pelaje contra su piel. Y ahogando un jadeo de alivio abrazó el grueso cuello que apenas sus brazos cubrían y enterró el rostro.Sintió el cuerpo mayor gruñir y tensarse mientras la sostenía contra él con tanta fuerza que sabría que le dejaría marcas, pero no le importaba, con tal de sentirse protegi
Si aquella no era la situación más incómoda de la vida, estaba cerca de serlo.Nefer apenas podía acomodarse sobre los cojines en el piso, delante de la mesa con innumerables platos. Y la peor parte era la mirada de Ra frente de ella analizando cada uno de sus movimientos. Anubis estaba a su lado aunque no era suficiente para calmar su nerviosismo, algo le daba buena espina.-Come- Ra le ordenaba a cada rato. Y aunque le costaba reconocerlo lo necesitaba, estaba famélica y con un hambre que se comería todo aquello, sino fuera porque sus tripas se retorcían peligrosamente. Todo fuera mejor si los ojos de los dioses no estuvieran sobre si como ágilas.Sintió la mano de Anubis en su espalda baja a pesar de no perder de vista a Ra. Deseaba estar en otro lugar, más tranquilo, al lado del dios. Porque las cosas siempre eran tan complicadas en su vida amorosa.Cogió algo del plato que no
Una, dos, tres gotas de sangre cayeron en el estanque y el agua comenzó a burbujear.-Ves, te dije que no dolería- Ra soltó el brazo de Nefer y centró su atención en el Orbe.La chica llevó su mano al pecho y miró la diminuta herida en su palma donde la sangre se negaba a dejar de salir.-¿Qué hiciste?--Te dije que no tenía que torturarte para saber lo que quiero- sonrió complacido tomando de nuevo su mano mirando la mancha roja que no se detenía- La sangre puede decir más de tu vida que lo que imaginas-Llevó la palma a sus labios y pasó la lengua por la herida coagulando la sangre a su paso. Tras la cálida sensación el picor de la herida disminuyó. Nefer miraba el rostro de Ra muy cerca hasta la mano, fascinada.-Ven- lo soltó, descubramos tu pasado-Ra se giró hacia el estanque y r
Agobiada. No, esa no era la palabra correcta. Aterrorizada, tampoco, había tenido otros eventos más traumáticos y vivir para contarlo. Confundida, muchísimo. No todos los días te dicen que eres un fenómeno con la capacidad de matar a un dios y de paso, ser descendiente de uno.Agarró las sábanas bajo ella, con los puños y las apretó hasta doler. Como que su locura y su vida anterior no estaba mal en comparación con su actual, podía lidiar más fácil con eso.Miró la habitación que Ra le había designado, era espaciosa y bien amueblada. Le habían llevado un plato con más comida incapaz de digerir en ese momento. Se había dado un baño caliente cuando lo habían dejado allí con el agua de una tina especialmente preparada. Ahora esperaba a que trajeran a Anubis. Eso si había sido otra discusión con el To
Un beso sobre su mejilla, sus labios, sus párpados, descendiendo sobre su cuello. Tan cálido, tan reconfortador. Tan delicados y llenos de ternura.Nefer abrió la boca escapándose un gemido, saliendo del retardo de haberse despertado.-Hazlo de nuevo, preciosa-La chica abrió los ojos de golpe y se incorporó sobre sus brazos con tensión encontrándose con el rostro confundido de Anubis tras su cabello alborotado.-¿Qué ocurre?- le preguntó al ver su rostro de pánico.Nefer se llevó la mano a su frente secando el grueso sudor con la respiración algo agitada.-No, nada- Soltó un suspiro -Es que así era como me decía Horus cada vez que...tú sabes--Oh, cachorra, lo siento- La atrajo hacia él y besó la coronilla de la cabeza- No quería hacerte pasar por un mal rato-Nefer le respondi&oacu