Tiara se podía imaginar el rostro que en ese momento tendría la chica
-Recuerdas el incendio del faro de Alejandría- Nefer asintió, era historia general, aunque no había terminado la escuela sabía del tema- Allí fue donde perdí mi vista- -Es broma ¿verdad?-Tiara negó tomando un sorbo de té.-Incluso estuve como enfermera en las tropas de Napoleón-sonrió- No creo que Ra este muy contento con que te esté contando esto, pero no tengo nada que perder, no es como si fuera a descender en este momento para regañarme- bromeó-Espera ¿Conoces a Ra?--Sí, él fue el que me salvo y descubrió mi talento innato para ver el futuro y no tan futuro. Ese hombre tiene más trucos bajo la manga que los que te imaginas, aparte de que está bien bueno-Nefer se quedó con la boca abierta.-Entonces es él el que te mandó a cuidarme--Bongo. Puedes tomarlo así si lo deseas. Ahora mismo las cosas están complicadas en el Imperio y lo creyó conveniente. No es seguro que estés siEl clic de la puerta cerrarse, al salir Tiara hizo eco en la sala dejando a dos personas en aquel lugar. La atmósfera era densa.Anubis miró de arriba a abajo a Nefer, no sabía cómo empezar. Sentía la tensión intensificarse en el ambiente. Esta vez tendría que actuar con precaución. Nefer se había vuelto una persona impredecible. Podía acobardarse y ser sumisa cuando lo quería, o ser capaz de enfrentarse a ellos en todo su esplendor y sacar sus garras, si su vida dependía de ello. Era una humana valiente pero imprudente.-¿Cómo fue que volviste?- fue lo primero que le preguntó. Tenía esa duda desde que había despertado y no la había encontrado para simplemente sentir que abandonaba el Imperio. Dejándolo a él solo. Un vacío que odiaba.-Acaso no oíste- Nefer mantuvo un porte firme y frío- Una de las criadas que tanto nos interrumpían me llamó mientras dormías, y me llevó a ver una mujer que estaba interesada en mí y después de decirme diversas cosas y algunas que aun deseo o
La única razón por la que Nefer no se cayó sobre tu trasero de la impresión fue debido a la pared detrás de ella que sostenía su peso. Porque sus piernas en ese momento realmente temblaban y mucho. El gran Anubis, Dios de los muertos, alto dios del Imperio, estaba arrodillado delante de ella pidiendo que terminara con su vida. ¿Qué gran locura era aquella? Acaso ya los cables en su cabeza se habían cruzado y estaba delirando. Lo más probable porque aquello no podía ser verdad.-Anubis no me hagas esto- le advirtió con los dientes apretados, tanto la mano que sostenía la daga, como su voz que comenzaba a ser inestable.-Es mi decisión Nefer y no pienso desistir- el dios cerró sus ojos esperando su final- Prefiero desaparecer de este mundo a estar sin ti-A Nefer le empezó a faltar el aire. ¿Qué quería que terminara con su vida? Deb&
Nefer sintió una mano sobre su nalga en medio de la tienda y en vez de molestarse se sonrojó. El gran hombre a su lado apenas era consiente que estaban en un lugar público. Típico de él. Llevó los dedos a su mejilla para encontrarla caliente. Después de la polémica declaración del dios no paraba de ponerse como un tomate cada vez que la tocaba o miraba. La vergüenza la recorría y la hacía sentir como un adolescente. ¿Así era como se sentía ser amado? Al parecer sí.Las palabras de aquella diosa aun no abandonaban su mente, pero cada vez las veía más lejos de la verdad. Tenía que descubrir que era realmente lo que había ocurrido.Oyó los pasos de una persona cerca se ellos y se apartó un poco perdiendo el contacto con Anubis, recibiendo un gruñido de respuesta. No le prestó mucha atención para
Nefer se sentó en el borde de la cama de la habitación que Tiara le había dado para que compartieran. Apretaba sus manos sobre su regazo y se movía algo inquieta sobre el cómodo colchón. La razón, obvia. Podía escuchar el sonido del agua cayendo de la puerta entreabierta que daba al baño adjunto. Anubis estaba detrás de esa puerta limpiando su cuerpo, ese cuerpo que ella conocía muy bien y la había hecho tener los mejores orgasmos de su vida. Aquello le trajo viejos recuerdos de la primera vez que lo conoció. Sonrió internamente.Ese había sido el inicio de todo, bueno, que al menos ella recordara. Y habían empezado con el pie izquierdo, aunque eso no duró mucho. Tenía que reconocer que ambos tenían una química sexual inmensa. Sus cuerpos eran muy compatibles. Pero no solo eso. Quitando este tenso momento, ellos realmente no habían
Nefer se vio atacada de pronto por los labios del dios que chuparon su boca con ansias, pero no con desespero. Aun así, ella puso sus manos sobre su pecho y lo empujó hacia atrás para separarse solo unos milímetros.-Te dije que no lo haríamos- le protestó seduciendo su cabeza.-¿Ni siquiera un beso cachorra? Ni que te fuera a comer- él sonrió de lado pícaramente, aunque Nefer podía jurar que la estaba engañando con esos ojos de cachorro pidiendo algo.-Como si no te conociera, maldito dios calenturiento, empiezas por un beso y terminas literal devorándome. Y no- ella se mantuvo firme, aunque sus brazos habían perdido su fuerza para mantenerlo alejado. Era como si su mismo cuerpo buscara volver a sentir se tan bien como cuando estaba con el dios, desnudos y gimiendo.Anubis se dio cuenta de ello.-Dile eso a tu cuerpo mi amor- recorrió la
El dios a pesar de que no quería dejar las cosas así al final se rindió y se inclinó para dejarle un beso en su frente.-Como diga mi cachorra, pero a cambio te voy a devorar completa- se relamió de forma obscena y antes de que ella pudiera protestarle nuevamente la agarró de los hombros y la giró boca abajo- Upa- dijo con una sonrisa.Y de estar viendo el rostro excitado del dios, Nefer ahora estaba contra la cama. Vio como el dios estiraba un brazo por encima de ella y le tendía una almohada.-Ya que no deseas gritar que es lo que pretendo será mejor que la muerdas- le murmuró contra su oído dejándole sentir el grosor de su erección entre sus nalgas.Y Nefer supo que Anubis hablaba en serio. Sobre todo, cuando la agarró de la cadera y se la alzó.-Abre las piernas par amor. Voy a comerte- le dijo el dios besando uno de sus glúteos.
Hamil sentía la atmósfera tensa del Imperio. La amenaza se sentía a kilómetros de distancia. Su mayor enemigo estaba cerca y la seguridad que el Orbe Celestial les brindaba se estaba desvaneciendo.En las fronteras, las tropas enemigas se aglomeraban poco a poco y la esencia asesina se sentía desde lejos. Realmente daba miedo. Se sentía intimidada a pesar de haber sido entrenada para matar.No había visto a Nastet en dos días, desde que había ido a verificar la situación y se estaba preocupando.Su maestro era el guardián de las puertas del Imperio y de las fronteras, maldición que pesaba en sus hombros desde hace miles de año. Condenado a volverse una bestia fatídica en vez de una glamurosa figura mística, con una máscara que ocultaba un rostro que nunca mostraba. Sentía angustia por su maestro, si solo pudiera liberar algún castigo sobr
Nefer había pasado toda la tarde rompiéndose la cabeza con que le compraría a Anubis. Su chucho le había regalado una manilla y ella había caído en la cuenta que nunca le había dado nada. Además de sexo no era que ella pudiera dar mucho tampoco, en lo que se refería a lo material. Así que quien mejor para resolver esa encrucijada que Tiara.Ahora estaban las dos de aquí para allá visitando las diferentes tiendas buscando algún regalo bajo las recomendaciones por parte de la rubia.A su espalda podía escuchar al dios protestar cada vez que desaparecían entre el tumulto de personas en algún local. Seguro que no pelearía tanto si supiera que todo eso lo estaban haciendo pensando en él. Por supuesto, la exigente y tirana de Tiara lo había hecho cargar más de lo planeado, alegando que necesitaba algunas cosas para la casa, pero aú