Correr por tu vida

En el Imperio también llovía. El cielo negro que cubría al astro real apenas dejaba escapar los rayos de luz. La lluvia con intervalos de más lenta a más densa daba un espectáculo tranquilizador. Al menos eso era lo que pensaba Nefer. Un momento de tranquilidad para su ajetreada e ilógica vida.

¿Cuánto tiempo había estado allí? Tal vez horas, días, semana, había dejado de contar desde su cruel acto hacia la única persona que la valoró. A esa altura ya no importaba nada. Solo le gustaría cerrar los ojos y no abrirlos de nuevo. Puede que sonara muy trágico para algunas personas su forma de pensar pero al menos antes, aunque antes se prostituía, re

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