París, Francia.
Daniel
Entro al restaurante y camino hasta llegar al reservado, donde una Elisabeth muy contenta me recibe con un beso en la mejilla, y dándome un abrazo.
— Daniel, que bueno que hayas cambiado de opinión, sabes lo que te conviene — Toma asiento y hago la misma acción.
— Tienes razón, sabes que no hay mujer que te quite tu lugar — Digo frío como siempre, sonríe de lado. Un camarero toma nuestras órdenes y luego volvemos a quedar solos.
— Entonces, quieres que lo hagamos acá, como los viejos tiempos. O vamos a la casa, te gustarán mis nuevos juguetes, y que solo he guardado para ti — Ronronea, pasa sus manos por el escote bajándolo un poco. La miró de reojo y me centro en mi plato de comida.
— No se va poder, tendr&aacut
LiliEl agua tibia cayó en mi cuerpo relajándolo completamente, necesitaba un buen baño para apaciguar está ansiedad que me cargo. Realmente sude a mares, esperando la respuesta de Daniel. Y por más miedo que sentía, la felicidad me invadió de lleno. ¡Seremos papás!, ¡Tendremos un hijo! Sonrío inconsistente al ver su bello rostro mostrar felicidad ante la noticia. Meto mi cabeza en el chorro de agua, que choca en mi rostro hasta que siento sus grandes brazos rodear mi cintura y pegarme a su cuerpo.— Estas muy hermosa — Susurra en mi oído, pegando sus labios en mi lóbulo. Sonrío—. No volveré a separarme de ti. Ni por un día.Cada susurró, combinado con esas palabras, eran llegar a lo más alto en las nubes. Donde flotaba por inercia dejándome llevar por lo que mi corazó
Al día siguiente lo primero que hicimos fue ir al ginecólogo, para hacer el chequeo al bebé. Daniel, está demasiado feliz, su cara sería se esfumó, ha estado demasiado emocionado, con la idea de escucharlo y verlo. Sentados en el comedor todos desayunando, Daniel le contó a mi padre, que estoy en embarazo, quién se puso muy feliz, por la llegada de su primer nieto, ¡Creí que me mataría!, pero no. Acaricio mi vientre y sonrió feliz como en años no lo había visto, sus ojos adquirieron un brillo de felicidad. En todo el camino Daniel, no dejo de decirme lo hermosa y lo mucho que me quería, consintiendo a nuestro hijo. Cada que sus manos tocan mi vientre mi corazón palpita fuertemente, es una sensación indescriptible, pero maravillosa.— Buenos días Liliana, señor Jackson... Pasen, la doctora los espera — Dice el doctor Seba
DanielMe quedo viendo como desaparece Lili, tras Elisabeth. Y no me agrada la idea de ponerlos en riesgo a ellos dos, Elisabeth no conoce límites, y sólo puedo temer por mi princesa, Resopló con frustración antes de hacer la llamada a Nicolás.— Que pasa Daniel — Espetó fríamente.— Elisabeth está en mi casa, necesito que vengan mañana.— Está bien, le diré a Santiago... Por cierto, tiene que hablar, o sí no, nuestro plan se irá al carajo.—Lo tengo claro, Nicolás.— Eso espero. Daniel. Para mi, aún sientes algo por ella.— ¡Qué mierda dices!, ¡Sólo vengan rápido!Colgué el teléfono. Nicolás es demasiado desconfiado. Pe
LiliDesperté y al abrir mis ojos, Daniel me contemplaba el cuerpo desnudo. Sonríe coqueto mientras se acomoda encima mío.— Buenos días princesa. ¿Cómo amanecieron mis dos amores? — Besa mis labios suavemente. Lo miro fascinada. No creí que ese hombre que parecía tan cruel, fuera una caja de sorpresas donde todo su amor estaba bajo llave.— Buenos días, amor. ¡Mejor que nunca! — Río. Se me olvida hasta respirar sólo con ver su sonrisa. ¡Es mortal!, para mi sensible ypobre corazón. Qué se deshace completamente con cada uno de sus gestos.— Mi princesa quiere el desayuno a la cama — Susurra, siento un calor invadir mi aparato reproductor. Baja sus manos acariciando las curvas de mi cuerpo. Me muerdo los labios y cierro los ojos, disfrutando de su caricia&md
Sonrío falsamente mientras sigue descendiendo sus manos por mi cuerpo, al llegar a mi entre pierna, me empieza a estimular un poco, sus pupilas están totalmente dilatadas y sus ojos verdes brillan de excitación.— Estoy volviéndome loca Lili, acuéstate —Ordena, freno su mano y niego con la cabeza.— No, quiero ser yo la que empiece — Digo muy segura de mí. Sonríe.— Como digas. Serás a la primera que permitiré que lo haga — Se separa, baja su vestido quedando desnuda frente a mi—. Amarra fuerte, que no me vaya a soltar, pequeña.Se acuesta, la amarró con unas cuerdas en su abdomen, sujetándola fuerte de la mesa, pongo las esposas en sus manos y seguidamente en sus pies. Agarró una venda negra y la pongo en sus ojos.— Tienes un monumento para
DanielEscuchar y ver a Lili, decir y hacer todo eso; me hizo revolver el estómago, no sentí nada de placer. Y menos escucharla hablar tan convincentemente frente a Elisabeth, que en su cara solo mostraba lo excitada qué estaba, y sin darse cuenta de sus labios fueron saliendo las palabras solas. Al final de todo, fue un buen plan de mi princesa. Miro a Nicolás que está sumido en sus pensamientos, y como lo conozco tan bien se debe estar debatiendo, el peso de su acción. Aún más sabiendo que fue recién se casaron, qué bien lo habían guardado, pero era de esperarse, Elisabeth no quería dejar títere sin cabeza y la verdad sale a luz en cualquier momento. Lili charla con Santiago muy animados, riendo de las ocurrencias de él. Hasta ya le puso nombre a mi hijo.Amanda aparece en la sala con la mirada en el suelo y rápidamente se pierde hac&ia
Desperté sólo en la cama, y me levanté un poco con desconcierto, al tomar mi teléfono veo que son las once de la mañana y este tiene la bandeja de mensajes saturada, con miles de llamadas sin responder. Resoplo tirándolo a un lado. Me paso las manos por el cabello despeinándolo aún más. Lili, entra con una sonrisa y una bandeja en sus manos.— Te preparé el desayuno. — Susurró con suavidad, sentándose a mi lado.— Gracias, cielo, pero y Amanda — Se encogió de hombros.— No le he visto desde que me levanté. Sólo estaban las encargadas del aseo — Fruncí el ceño.— Bien. Ven come conmigo — Negó rápidamente.— No, Daniel. Nosotros ya comimos, sólo quise atenderte un poco, ¿Te molesta? &
LiliUnas semanas después y el escándalo seguía ardiendo, como el primer día. Daniel dormía poco y se veía sumamente cansado. Mi padre al enterarse fue reacio por unos días conmigo, pero luego comprendió, cuando obligada le conté toda la verdad, desde los insultos y maltratos de Sandra. De ella no volvimos a saber absolutamente nada y agradecí a todos los dioses por ello. Nicolás. estaba quedándose con nosotros en la mansión, después que su esposa firmó el divorcio se ha vuelto un borracho, Santiago se ha multiplicado para hacer lo humanamente posible para seguir con las empresas de su gemelo más las suyas. El abogado encontró más pruebas en contra de Elisabeth, que morirá en la cárcel. El juez le dio cincuenta años de prisión, saldrá de ese lugar con las patas hacía delante.