III

- Lo que estoy tratando de decir es… - dijo sin hallar las palabras con mucha pena en sus ojos. 

- Sé a qué te refieres. Pienso igual que tu, Lucien. Es lo que siento, mi corazón sangra al pensar en alejar a mi hija de mi. Pero a veces pienso en que no existe otra forma… 

Nos abrazamos.

- Podrás perdonarme, Ayla… jamás quise hacer esto con nuestra vida. Yo soy el único responsable.

- No pienses en eso ahora, Lucien. Si viniera aquí, buscando venganza, alguno de mis ex, yo no pediría perdón - dije bromeando, intentando romper el ambiente tenso que había entre los dos.

- Por la diosa, Ali, no hables de tus ex, que mi lobo se enfurece… - nos quedamos un momento en silencio - mañana irás con Jacob y pedirás asilo para nuestra hija.

- ¿Con Jacob? El Alfa de Luna Granate… ¿Estás seguro?

- Claro que sí. La manada Luna Zafiro y Luna Granate han sido aliadas desde que estuve en el poder. La manada de Jacob siempre fue simpatizante de la vurmitas, y pude notar la admiración que tiene Alfa Jacob hacia ti, tengo la seguridad de que jamás se negará a recibir a Helena y ella tendrá todas las comodidades de la hija de la hembra Alfa más importante del mundo, sin tener que renunciar a su naturaleza lobuna. 

- Eso es algo importante, es primordial que esté protegida por un Alfa. Y también, es necesario que esté alejado de las manadas que conforman nuestra familia; no sabemos si Luna del Viento o Luna Zafiro están siendo vigilados.

- Es por esto, que Jacob es perfecto - dijo besando mi mejilla- escuché que recientemente, el Beta de la manada Luna Granate encontró a su pareja…

- ¿Qué tiene que ver con nosotros? - pregunté intentando comprender su punto.

- Su pareja es una bruja, Ayla. Ella puede ayudar a nuestra hija.

- Es verdad… tienes razón - dije convencida de lo que me relataba.

- Ahora ven a descansar. Mañana podremos resolver mejor las cosas… puedo quedarme aquí y Sirius y tu podrán viajar a Luna Granate.

- Prefiero ir con Violet… ella podrá teletransportarse hasta allí y así no correremos riesgo de que alguien nos siga.

FIN FLASH BACK

Inhalé hondo la brisa del mar, intentando autoconvencer a mi corazón que esto era lo correcto. A juzgar por lo rápido que ha crecido Helena, en menos de un año despertará su lobo, y ella se verá como una loba joven y adulta, es muy necesario que ella logre desarrollarse, compartir con otros lobos y aprenda a enfrentarse a la vida. Aunque quisiera tenerla siempre conmigo, mi aprehensión de madre no puede limitarla: ella será una hembra poderosa en nuestro mundo. 

- Alira… ¿Puedes oírme? Hasta cuando vas a estar dormida… - hable en voz alta, esperando que mi loba reaccionara - Alira… puedo sentirte, aunque muy lejos, sé que aún estás en mí, ¿Hasta cuándo durará tu letargo? … Estabas asimilando todo el veneno en silencio y jamás dijiste nada. Necesito a mi loba para enfrentar todo esto… y tu solo duermes.

Sentí las manos tibias de Lucien en mis hombros, abrazándome por atrás.

- Estás helada. Ven a descansar, cariño… aunque sean unas pocas horas, aunque no puedas dormir, al menos intenta descansar y cerrar los ojos unas horas.

Volví a la cama las horas que quedaban antes de empezar aquel día. Debo decir alegremente que logré conciliar el sueño unas cuatro horas antes de despertar, lo que mi cuerpo agradeció.  Cuando estuve lista, Violet ya se encontraba de pie. Fui hasta la habitación de Helena para besarla antes de viajar a Luna Granate. Esperaba encontrarla aun dormida, sin embargo, estaba sentada en su tocador, peinando su cabello de hada multicolor. 

Helena nació con dones muy marcados, ella es una sirena. Sus ojos son de un verde intenso y tez blanca, iguales a los de su padre. Sus labios son como una redonda y jugosa frambuesa; mi niña es como una muñeca. Tiene una larga cabellera con ondas que llegan hasta la cintura. De bebé, su cabello era de plata, como el mío, sin embargo, este empezó a cambiar a medida que empezó a caminar y a nadar en el mar, su cabello ahora tiene reflejos tornasolados, parecidos al color de las escamas de un pez. Justo por detrás del lóbulo de sus orejitas, tiene unas pequeñas branquias que le permiten respirar bajo el agua, son casi imperceptibles y, por lo menos a mi, me parecen muy chulas, sin embargo, a ella no le hacen mucha gracia y ha desarrollado un pequeño complejo en relación a ellas, por lo que siempre lleva su cabello suelto, adornado con muchas caracolas y flores.

Al escuchar que la puerta se abrió, volteó a verme y sonrió.

- ¿Cómo estás, mamá?

- Pensé que estabas dormida, bebé.

- Estaba durmiendo muy a gusto, pero Binky me despertó.

- ¿Binky?

- Sí… ¿Recuerdas la gaviota de la otra vez? … bueno, se ha colado por mi ventana. Al parecer estaba molesta, porque los peces no han picado hoy y quería conversar conmigo, a ver si podía hacer algo al respecto.

- Vaya…

¡Ah, sí!… un detalle que olvidé mencionar… Helena habla con los animales. No es como la conexión que sientes tener con tu perro o gato: Ella realmente los entiende, comprende el lenguaje de los seres marinos. aves acuáticas y peces parlantes, han sido sus amigos todo este tiempo. Para ella es más fácil entablar una amistad con un pez, que con un ser de su propia especie; lo cual ha sido interesante, en ocasiones, y preocupante en otras varias más. (¿Cómo le sirves un plato de pescado, sin saber a ciencia cierta si no es su amigo Larry o Johny?) En definitiva, llevo alrededor de seis años sin comer pescado.

- Heli, debo viajar con Violet - le expliqué - por lo que quedarás al cuidado de papá y tío Sirius, ¿De acuerdo?

- No te preocupes, Ayla… no saldré para ningún lado… Aquí estaré cuando regreses - dijo, algo frustrada - No vendrá tío Darius hoy? Siempre viene cuando tienes que viajar.

- No… él no puede hoy, tiene asuntos importantes que debe atender.

- De acuerdo… De todas maneras, tengo mucho que practicar hoy.

- ¿Practicar? A qué te refieres - dije, sin comprender sus palabras.

- Violet me dijo que debo desarrollar mis poderes, para que estén en sintonía con mi desarrollo. Ya que no tengo nada que hacer…

- Debes estudiar lo que te dejó Violet ayer ¿Lo recuerdas? Debes practicar en tu lectura para que sea más fluida.

- Ay mamá… bien sabes que no necesito leer en el mar…

- No vivirás en el mar, cielo. Eres una loba.

- Soy una sirena… - dijo con autosuficiencia - tal vez mi pareja sea un ser marino también. 

- No hablemos de eso, Helena. Harás que me duela la cabeza. 

- Pues… quieras o no, sucederá… ya no soy una niña - dijo, caprichosamente.

- Si tan solo pudiese detener el tiempo.

- No puedes hacerlo…

- No… tienes razón… ya no puedo.

Besé su frente y salí de la habitación. Bajé las escaleras, Violet me observó y me sonrió en apoyo.

- ¿Estamos listas? - dijo

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