La primera noche como recién casados la pasamos en uno de los hoteles de la familia de Howl de la costa, saldríamos al aeropuerto temprano por la mañana. Cuando llegamos a la habitación mi esposo me tomo en sus brazos para cruzar el umbral siguiendo la costumbre de los recién casados, reíamos porque era la segunda vez que hacíamos eso, solo que ahora no estábamos ebrios, de hecho, desde que supe de mi segundo embarazo en el baño con mis cuñadas no tome nada mas de alcohol, algo que de inmediato alerto a mi esposo, no dijo nada, pero aquello le causo mucha curiosidad.

— Ya quería llegar a la habitación — acabamos recostados en la cama y lo primero que nos quitamos fueron los zapatos.

— Yo también, mis pies me están matando — expreso Howl entre risas—. Nunca baile tanto en mi vida.

— Mi familia si baila mucho — conteste apoyándome en su pecho al abrazarlo—, creo que todos se divirtieron mucho.

— Creo que sí, pero quería saber algo — jalo una almohada para acomodarla bajo