Después de unos pasos, apareció una figura erguida, envuelta en ropa oscura delante de mi vista. Puso su mirada fijamente en mí con una sonrisa en el rostro. Era Martín. Pensaba que él iba a desaparecer de mi mundo y su aparición repentina me dio una sorpresa.En lugar de alegría, sentía más resentimiento. Parecíamos como desconocidos y nos quedábamos mirando el uno al otro sin decir nada. ¿Qué había sucedido para que las cosas se volvieran así entre Martín y yo dentro de tan pocos días?Hace solo tres días, me trajo los caramelos más deliciosos, pero ahora incluso no sabía cómo debería enfrentar a él.Me detuve pensando si debería saludarlo o aprovechar la oportunidad para interrogarlo sobre todo lo sucedido.Él dio unos pasos hacia mí mientras que me elogió:—La actuación era impresionante. Te felicito.Al levantar la cabeza, me encontré con su mirada brillante. Tenía ganas de acercarme a él para contar mi vida de estos días, pero de repente se me ocurrió la foto que publicó en la
Los pasos firmes de Martín se acercaban cada vez más, pero no me atrevía a mirar atrás. Se intensificaba el impulso de obtener la respuesta de la pregunta:—Martín, ¿esa chica era mi futura cuñada?. Es bastante guapa. Felicitaciones. Ahora tengo que irme para atender varias cosas urgentes.Después de finalizar mis palabras, continuaba mis pasos hacia adelante y me di cuenta de que las lágrimas ya me habían brotado.¿Martín de verdad era tan importante para mí? ¿Por qué me sentía tan triste?Me dolió mucho la cabeza, pero cuando por fin llegué hasta al dormitorio, me encontré con Flora, enfadada, parada en la entrada del edificio.Su sola presencia ya me molestaba, sin embargo, tuve que enfrentarme con ella.No tenía miedo a ella. Lo que pasaba era que me aburrían mucho las discusiones interminables.—Me defraudaste, Luna. ¿No me dijiste que no quería tener ninguna relación con Sergio? ¿Por qué se tomaron de la mano ante el público? ¡Qué sinvergüenza!De hecho, al verla, tenía intención
Enfurecida, me acerqué a ella y le di una fuerte bofetada:—Flora, te advierto. Si te atreves a difamarme, te despedazaré. Te doy la oportunidad de pedirme disculpas ahora mismo.Era la primera vez que abofeteé a alguien y me sentía mucha emoción de poder vengarme de los insultos que había sufrido. Esa bofetada era tan fuerte que me dejó la mano adormecida. Pero no mostré miedo ni arrepentimiento y me quedé en mismo lugar fijando la mirada en ella.Flora probablemente no esperaba que había tenido la valentía de abofetearle. Cubría la mejilla enrojecida y me miraba furiosa con las lágrimas deslizándose por el rostro. Preguntó con voz temblorosa:—¿Te atreves a golpearme?—Tú lo mereces.No le tenía lástima, ya que era tan feroz al calumniarme. Se le merecieron los castigos.Bajó la mano que sostenía su mejilla golpeada y me dijo con una voz llena de rabia y odio:—Luna, ya veremos. Su amenaza seguía resonando en mi cabeza mientras observaba a ella alejándose. ¿Qué iba a hacer en cont
—Fuiste tú quien no incumplió las palabras. No tienes derecho de acusarme de gustar de alguien más. No te culparé si me reconoces que ya cuentas con novia. No hace falta mentirme.Hablaba con furia, pero las lágrimas ya estaban a punto de brotar. Además, era evidente la envidia oculta tras las palabras. Martín se daría cuenta de esto definitivamente.Me sentía avergonzada y se me ocurrió de nuevo la idea de escaparme, sin embargo, me detuvo Martín agarrando mi hombro y preguntó:—¿A qué te referiste?Las lágrimas se deslizaron por mi rostro al pensar que él me había prometido esperar mi respuesta después de confesarme. Fue él quien rompió la promesa, pero ahora me culparía. No era justo.Entonces, para que no pudiera hacerse el inocente, le dije claramente:—Ya vi la foto que publicaste en la red social. Dado que ya tienes la novia para acompañarle el esto de la vida, sería mejor que mantenemos distancia. Y me concentraré en pintar. La decepción en sus ojos desaparecía poco a poco y f
De vuelta en mi habitación, mi mente aún estaba inquieta después de lavarme. Para calmarme rápidamente, me puse a dibujar.Después de pocas minutas, ya estaba sumergida en pintar. Cuando se me cansaron los ojos, me di cuenta de que ya era casi la una de la madrugada.Pasé tres horas enteras dibujando y se aliviaron las emociones pesimistas.Cansada, me acosté en la cama y encendí el teléfono para encontrar un mensaje que me envió Martín.Él trataba de explicarme lo sucedido. En realidad, esa chica llamada Cecilia López era la prima de Martín. Ahora tenía veinte años. Después de graduarse del bachillerato, en vez de ir a la universidad, decidió establecer su propio estudio de diseño de anuncios.Hace días, consiguió un proyecto grande, pero teniendo en cuenta su falta de experiencia, acudió a Martín. Se iba a volver mañana por la noche, y Martín me dijo si quería ir para la despedida, podría llevarme.Martín no me mintió. De repente recordé que, durante las vacaciones de verano de mi
Tras enterarme de la verdad, la tristeza que me hizo sufrir se desapareció completamente. Y me quedé dormida rápidamente con el teléfono en mi pecho.Me desperté a las seis en punto como siempre. Ya se amaneció, y se notaba una ligera neblina flotando en el aire. Probablemente acababa de llover.A las siete de la mañana, recibí un mensaje de Martín: [Ya estoy abajo.]Tomé mi bolso con los documentos y bajé las escaleras. Pero cuando llegué a la puerta y vi su figura, no me atrevía a seguir adelante.Cuando estábamos en la Universidad Nacional de Pintura, todo el mundo sabía que Martín cuidaba mucho a mí y siempre íbamos juntos en el campus.Lo consideraba en ese momento como mi hermano mayor, así que me sentía relajada caminando con él.Sin embargo, ahora, no era simplemente mi hermano, sino que también probablemente se convertiría en mi novio. Mientras que estaba perdida en mis pensamientos, recibí otro mensaje de Martín preguntándome por qué todavía no salí de la puerta.Con el cor
—Sí, me gustan.Tomé las flores, las acerqué a mi nariz y respiré profundamente el sutil aroma con el rostro enrojecido.Conociendo bien mi carácter tímido, Martín sabía claramente cómo debería tratarme, entonces me llevó directamente de la puerta hacia su auto tomando mi mano. Traté de liberarme de su agarre, pero me tomó con más fuerza. Y me propuso con un tono lleno de alegría:—Vamos al restaurante de empanadas de gambas que te gustan.Dicho esto, me llevó al asiento del copiloto y él subió al auto desde el otro lado.«Todavía no acepto ser su novia. ¿Por qué me ha tomado la mano?», murmuré a mis adentros.Coloqué las flores en mi regazo, y estaba a punto de abrir la ventana para tomar el aire cuando Martín se repente se inclinó hacia mí.Sin previo aviso, una fragancia fresca de pino me envolvió.Asustada, cerré los ojos rápidamente y mi mente se quedaba en un desastre:«Me va besar. No puede ser.»«Se desarrolla demasiada nuestra relación.»«¿Qué debería hacer en ese momento?»«¿
Perdí el apetito al pensar en la foto. Martín notó de inmediato del cambio de mi estado de ánimo y me preguntó si me pasaba algo.Al principio, no quería preguntarlo, pero en vista de que el malentendido que se había producido anteriormente fue por mi falta de comunicación, al final decidió decirle la verdad.Sin embargo, Martín, en lugar de responderme, tomó mi mano y sacó una foto. Me mostró las dos fotos de las manos entrelazadas. Eran casi iguales.Resultaba que fui yo quien no pude reconocer mi propia mano y eché la culpa a él. Avergonzada y con la cabeza gancha, trataba de explicar:—La foto era fácilmente de ser malentendida. No es mi culpa. Ahora ya recuperé mi apetito de comer las empanadas.—Lo único que quería decirte era que mientras no encuentres a la persona que amas, yo te esperaré. Sin importar cuánto tiempo pase, siempre te esperaré. No pensé que lo malinterpretarías. Fue la culpa mía. Cambiaré la forma de expresar. ¿De verdad yo era su primera novia? Parecía que t