De vuelta en mi habitación, mi mente aún estaba inquieta después de lavarme. Para calmarme rápidamente, me puse a dibujar.Después de pocas minutas, ya estaba sumergida en pintar. Cuando se me cansaron los ojos, me di cuenta de que ya era casi la una de la madrugada.Pasé tres horas enteras dibujando y se aliviaron las emociones pesimistas.Cansada, me acosté en la cama y encendí el teléfono para encontrar un mensaje que me envió Martín.Él trataba de explicarme lo sucedido. En realidad, esa chica llamada Cecilia López era la prima de Martín. Ahora tenía veinte años. Después de graduarse del bachillerato, en vez de ir a la universidad, decidió establecer su propio estudio de diseño de anuncios.Hace días, consiguió un proyecto grande, pero teniendo en cuenta su falta de experiencia, acudió a Martín. Se iba a volver mañana por la noche, y Martín me dijo si quería ir para la despedida, podría llevarme.Martín no me mintió. De repente recordé que, durante las vacaciones de verano de mi
Tras enterarme de la verdad, la tristeza que me hizo sufrir se desapareció completamente. Y me quedé dormida rápidamente con el teléfono en mi pecho.Me desperté a las seis en punto como siempre. Ya se amaneció, y se notaba una ligera neblina flotando en el aire. Probablemente acababa de llover.A las siete de la mañana, recibí un mensaje de Martín: [Ya estoy abajo.]Tomé mi bolso con los documentos y bajé las escaleras. Pero cuando llegué a la puerta y vi su figura, no me atrevía a seguir adelante.Cuando estábamos en la Universidad Nacional de Pintura, todo el mundo sabía que Martín cuidaba mucho a mí y siempre íbamos juntos en el campus.Lo consideraba en ese momento como mi hermano mayor, así que me sentía relajada caminando con él.Sin embargo, ahora, no era simplemente mi hermano, sino que también probablemente se convertiría en mi novio. Mientras que estaba perdida en mis pensamientos, recibí otro mensaje de Martín preguntándome por qué todavía no salí de la puerta.Con el cor
—Sí, me gustan.Tomé las flores, las acerqué a mi nariz y respiré profundamente el sutil aroma con el rostro enrojecido.Conociendo bien mi carácter tímido, Martín sabía claramente cómo debería tratarme, entonces me llevó directamente de la puerta hacia su auto tomando mi mano. Traté de liberarme de su agarre, pero me tomó con más fuerza. Y me propuso con un tono lleno de alegría:—Vamos al restaurante de empanadas de gambas que te gustan.Dicho esto, me llevó al asiento del copiloto y él subió al auto desde el otro lado.«Todavía no acepto ser su novia. ¿Por qué me ha tomado la mano?», murmuré a mis adentros.Coloqué las flores en mi regazo, y estaba a punto de abrir la ventana para tomar el aire cuando Martín se repente se inclinó hacia mí.Sin previo aviso, una fragancia fresca de pino me envolvió.Asustada, cerré los ojos rápidamente y mi mente se quedaba en un desastre:«Me va besar. No puede ser.»«Se desarrolla demasiada nuestra relación.»«¿Qué debería hacer en ese momento?»«¿
Perdí el apetito al pensar en la foto. Martín notó de inmediato del cambio de mi estado de ánimo y me preguntó si me pasaba algo.Al principio, no quería preguntarlo, pero en vista de que el malentendido que se había producido anteriormente fue por mi falta de comunicación, al final decidió decirle la verdad.Sin embargo, Martín, en lugar de responderme, tomó mi mano y sacó una foto. Me mostró las dos fotos de las manos entrelazadas. Eran casi iguales.Resultaba que fui yo quien no pude reconocer mi propia mano y eché la culpa a él. Avergonzada y con la cabeza gancha, trataba de explicar:—La foto era fácilmente de ser malentendida. No es mi culpa. Ahora ya recuperé mi apetito de comer las empanadas.—Lo único que quería decirte era que mientras no encuentres a la persona que amas, yo te esperaré. Sin importar cuánto tiempo pase, siempre te esperaré. No pensé que lo malinterpretarías. Fue la culpa mía. Cambiaré la forma de expresar. ¿De verdad yo era su primera novia? Parecía que t
Después de lo que pasó, no pude concentrarme en las clases por la mañana. Nunca imaginaba que tomar el desayuno juntos podría provocar tanto alboroto.¿Qué iba a pasar si realmente empecé a salir con Martín?Cuando caminaba por el campus, se escucharon los susurros alrededor de mí e incluso una compañera desconocida subió a una jardinera y me gritaba: —Eres un ejemplo para todas las chicas de la universidad. Sé feliz con tu príncipe azul.Ante sus buenos deseos, no pude hacer nada más que agradecerles. Cuando por fin logré escapar de la multitud de admiradores, me encontré con Sergio que me acercaba poco a poco. La sola presencia ya me molestaba.Se detuvo delante de mí, instintivamente retrocedí dos pasos con el miedo de que apareciera Flora de la nada. Encima, estaba a punto de tener novio, tendría que evitar los posibles rumores.—¿Qué pasa?—¿Estás saliendo con Martín?—¿Tiene nada que ver contigo?La expresión de Sergio se volvió más fría e iba a tomarme la mano, pero me esquivé
Aquel Sergio al que me gustaba ya se desapareció del mundo.—Estás equivocado. No tienes derecho de intervenir en mi vida. Mi decisión tampoco no tiene nada que ver contigo.Hablaba con calma, pero ante mi tranquilidad se puso ansioso Sergio:—Luna, sé sensata. Una persona como Martín, que es arrogante y prepotente, ¿cómo puede realmente gustarte? Si hubiera sabido que elegirías a él como tu novio, no debería haber llamado a Hernán ese día.A pesar de que fue él quien me ayudó salir del caos que provocó la madre de Hernán, no pude soportar más sus caprichos.No solo cambiaron sus propias ideas, sino que también trataba de imponerlas en otras personas. ¿Quién se creía? Afortunadamente, corté mi lazo con él en aquel Festival de Medio Otoño, si no, ya era imaginable lo miserable que sería mi vida en ese momento.Además, yo no permitiría que él calumniara a Martín, quien era la persona con la que pasaría el resto de mi vida. Yo era así, estaba dispuesta a darlo todo por amar a alguien,
—¿Cómo no va a ser amor? Luna, no te engañes. No importaba lo que te hiciera, ya fuera indiferente contigo, ya fuera regañarte, siempre te rieras, me escucharas y me tomaras muy en serio. Incluso una pequeña herida en mi dedo te hacía llorar con los ojos rojos. Sentimientos tan profundos, ¿cómo puedes decir que no es amor?—Luna, me amas, me amas, ¿lo has olvidado? He leído tu diario, está lleno de varios cuadernos grandes, y todo gira en torno a mí. Dijiste que yo soy tu vida, tu toda la vida, y que tú, Luna, debes casarte con Sergio en esta vida. No cuentes lo que has dicho, Luna, ¿no? Retrocedí dos pasos en estado de alarma con la mente amarga. —¡Resulta que lo sabías, Sergio, lo sabías todo, y todavía me humillaste así! Me regañaste por ser inútil frente a tanta gente, como un vil parásito, tan cruel. Fuiste tú quien mataste mis sentimientos con tus propias manos. También fuiste tú quien me empujó más lejos de tí una y otra vez. Ahora, ¿qué derecho tienes a acusarme? —Está bien,
—No lo niego, después de todo, te di mis sentimientos de verdad. Sin embargo, no importa cuán profundo sea el amor, habrá un día en que se consumirá. Sergio, si tomas mis sentimientos por ti cuando era joven como el amor. Entonces déjame decirte, ahora ya no te amo, no te amaba desde hace mucho tiempo. Mi amor por tí despareció hasta su final por tu culpa, y ha sido aniquilado por el tiempo. No te amo, Sergio, escucha, yo no te amo, no.—Son dieciocho años, no es solo hablar. Luna, ¿entonces lo amas? ¿Te atreves a jurar a la santiguada, al Dios, lo amas? —Juro solemnemente a la santiguada, al Dios, amo a Martín y estoy dispuesta a seguirlo por el resto de mi vida. Mientras él me quiera, no le dejaré solo. De hecho, aún no había arreglado mis sentimientos por Martín, pero en este momento, las acciones de Sergio me habían dado una mayor comprensión de mi relación con Martín. Enamorarse de Martín podía no ser muy difícil. En comparación con Sergio, prefería creer en el amor de Martín.