Capítulo 0124
Tan pronto como salieron mis palabras, los ojos de Sofía se pusieron encarnizados, las lágrimas cayeron como lluvia sobre mi hombro.

Mordió el labio, tratando de no hacer ruido, su cuerpecito tembló levemente y su grito se ahogó en su garganta, como una pequeña bestia que gime.

—Está bien, no llores, no digas si no quieres decirlo. ¿Has comido por la noche? Martín ha pedido una comida, y estará aquí pronto, come un poco conmigo.

Ella negó con la cabeza, arrasada en lágrimas, y yo no derramé una lágrima, pero lo sentí en el alma.

La conforté por un tiempo, el teléfono de la comida a domicilio sonó, aún no me había duchado, me puse el abrigo y bajé corriendo las escaleras para rcogerla.

Martín tomó un pedido de una bolsa grande, suficiente para que comieran tres personas.

Martín, como hermano mayor, sí que era reflexivo, de lo contrario, Sofía y yo podríamos irnos a la cama con hambre aquel noche.

Una porción en dos personas. Realmente no era suficiente para comer.

—Sofía, ven y c
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