No tardaron mucho en estar en las afuera del pequeño castillo que allí se eregia.

Zeus observaba todos los movimientos de su compañera,sin dudas era un ser enigmático y lleno de misterio, además de hermosa.

A eso se le sumaba una sensualidad que se presentaba en cada acción que realizaba, a eso lo relacionaba con el hecho de que era bruja, y su encanto atraía a más de uno de una manera inexplicable.

Se lamentó tener que estar acompañandola desde lejos pudiendo estar abrazándola y besándola demostrandole que ella era su reina y que jamás la bajaría de ese pedestal de Diosa en el que sin darse cuenta la había ubicado.

—Tus poderes....no puedes usarlos—Zeus no esperaba una respuesta amable,pero era algo que quería decirle a Kira porque lo había notado y quería saber si era por algún dolor corporal que podía tratarse.

—No sabes nada—respondio Kira observando un árbol repleto de pájaros que cantaban alegremente.

—No soy tu enemigo, no quiero que sufras, si hay algo que pueda hacer dime....—