Narrador omniscienteAlexander se alejó de Alec y recogió a su mujer del suelo, retando a sus hermanos a seguirlo y ninguno lo hizo. Caminó con ella hasta sentarla dentro de su auto.—Tranquila.—Quiero recordar, pero me duele.—Encontraremos la respuesta a todo, no te preocupes. No quiero enviarte con tu padre, así que te llevaré a una cabaña cerca de aquí. Pertenece a mi familia y nadie salvo nosotros tres entra ahí.—Las autoridades vendrán por mí, aún no cumplo 21 años.—Tienes casi 22 años. Si alguien trata de sacarte de ahí, morirá y esa es mi promesa. Eres nuestra mujer, nuestra compañera y te engañaron para alejarte de nosotros. Pero no sucederá de nuevo.Alec estaba lejos de sus hermanos, tratando de lidiar con las cosas que vio en la mente de su mujer, ella no recordaba, pero todo estaba ahí. Pudo ver a la niña pequeña llorar la muerte de su madre, los recuerdos de ellos y lo que la había llevado a olvidarlos, y lloró, por su compañera, por lo que le quitaron. También se vio
Narrador omniscienteMirándola dormir tranquila, Luca supo que la mordida había funcionado. Eso lo dejaba tranquilo, pero sentir el sabor de su sangre fue difícil; no pudo evitar que su bestia tomara el control. Había pensado, como los demás, que Ágata estaba muerta, pero estaba ahí, solo que se mantenía inmóvil. No sabía si era por debilidad o porque los culpaba por no proteger a Anna.Convocó entonces a Alec y a Xander, quienes llegaron poco después.—La mordida funcionó.—Sí, estaba tan mal, aterrada de que encendiera la luz. Pero le he dicho que le diríamos lo que pasó, y Alec, tú lo viste todo. Sin embargo, la loba está ahí, atrofiada, diría yo, por decirlo de algún modo.—¿Atrofiada?—No funcional… no lo sé. Piensa en una gata, enroscada sobre una alfombra, dormitando. Ella está así, miró a mi lobo, pero simplemente suspiró y siguió descansando. La sentí vibrar con mi presencia, así que me reconoció.—Hablaré con ella si Anna me lo permite.Anna salió un par de horas después, vié
Narrador OmnicienteDurante el desayuno, Anna empezó a tocarse la cabeza, sentía un dolor fuerte.—¿Anna?—Murmullos, voces… un canto… no lo puedo describir, pero duele.—Esto suena a un ataque de la manada que la secuestró.—No sé cómo lo sé, pero es ella, Ágata. Siento su pena y su tristeza.—Trataré de que mi lobo charle con ella.Anna se acostó en la cama y tras concentrarse un poco logró que su loba escuchara y de pronto, frente a los hermanos, estaba la hermosa loba.—Ágata.—Lo siento, lo lamento. Los defraudé a todos.—No entiendo.—Cuando me drenaron, anularon nuestro vínculo. Anna no tiene ya la magia de su familia y, por ende, no tengo el derecho de tener tres compañeros. Para mí, en este momento, solo Xander es mi compañero. He charlado con los lobos de Alec y Luca, ellos no tienen sentimientos por mí y asumo que ustedes dos no sienten nada así por Anna, es como si nunca hubiese pasado.Los hermanos se quedaron quietos y comprendieron que ella tenía razón, pero no entendían
Narrador OmniscienteNo duró más que segundos para Xander, pero en el sitio en el que estaba el alma de Anna, pasaron varias horas. Allí recuperó sus memorias y se puso cara a cara con los magos, quienes la veían con orgullo.—Este era el sacrificio, Anna. Esta es la prueba de que veías por otros antes que por ti misma y por eso volverás con él. Nos falta aún la prueba final.—¿Y Ágata?—Ella está siendo castigada ahora; encarnará en algún joven de clase baja, vivirá penurias, pero, sobre todo, perderá sus memorias. Un reinicio limpio.—Pobre.—No te compadezcas; quedan cosas por afrontar. Hay un traidor entre los de Xander y debes descubrirlo, Anna. Aun sufrirán, pero si se mantienen juntos, nada los derrotará. Llevarás en tu cuello una cicatriz, símbolo de ese sacrificio. Vuelve con él; cumple con lo que debas hacer.—¿No tendré ninguna loba? Ágata actuó mal, pero soy quien se queda sin tener una.—Anna, escogiste…—No, es decir sí, escogí salvar a Mary, pero ustedes acaban de decirm
Narrador OmniscienteAnna despertó sin dolor. Aunque Ágata estaba allí en silencio, se sintió completa. Sin embargo, en lugar de Xander, estaba su lobo. Era la primera vez que lo veía y era inmenso, casi como un gran Danés.El lobo bruno y Xander en su mente sonó ofendido.℘¿Gran Danés, cariño?℘Lo siento, pero es que eres realmente inmenso. No entiendo por qué está él aquí y no tú, y me gusta esto de hablarnos mentalmente.℘Mi lobo siente pena por la forma en que te castigó.℘¿Debo dejar salir a mi loba?℘No, ella enfrenta las consecuencias del castigo de mi lobo por traición y sabrá cuándo salir. Mi lobo solo quiere quedarse contigo y no me deja volver, no aún. Si no te importa, tendrás un compañero peludo unas cuantas horas.Anna dio vueltas por la casa, tenía hambre, así que iba a prepararse un emparedado. El lobo, pegado a sus pies, lloriqueaba y supo que tenía hambre. Sacó un filete crudo y, mientras el peludito a su lado comía hasta saciarse, comió algo también y se fue a descan
Controlar a su loba era difícil, meditaba Anna unos minutos después mientras Xander la abrazaba. La matriarca miraba en su dirección, esperando verla irse, pero no lo haría. No le importaba cómo había llegado Xander a su vida. Lo amaba.Quizás otra persona hubiese decidido irse, pero ella no dejaría que nadie le quitara lo que era suyo. Lo que la tenía molesta era lo que le habían hecho a su loba; sentía a Xander inquieto, su lobo aullando con furia al recordar el castigo brutal al que sometió a su compañera.De pronto, los ancianos, que habían escuchado todo, aparecieron para apresarla, pero ninguno de los hijos de la matriarca protestó ni intentó detenerlos. Anelka gritaba horrorizada ante la decisión de sus hijos de entregarla a la justicia.—Ellos te juzgarán por alta traición a tu pueblo, pero sobre todo a tu rey.—No dejes que me lleven, hija.—Yo no tengo madre, ya no.Anna se quedó con Dominika, consolando a la joven loba.—Gracias por no dejar a mi hermano.—No importa cómo ac
Narrador OmniscinteXander no era un niño pequeño, pero necesitaba de su compañera para ir a donde debía ir. La casa era un caos, las hermanas de Anna la ayudaban a organizar la boda. Ella quería esperar, pero él no. No es que su mujer pudiese escaparse porque: A. Su estómago parecía muy grande para tener solo seis meses de embarazo y correr quedaba descartado, y B. Él no la perdía de vista; aun a pesar de eso, la quería atada a él de todas las formas posibles.La noche anterior había recibido la visita del mago, quien le urgía a que él y Anna fuesen a las cuevas hoy. Y su hermosa mujer lo acompañaría. Llegar les tomó casi dos horas, porque, aunque podrían haber llegado en menos de una hora, Xander condujo el todoterreno muy despacio para que ella no estuviese incómoda.—Gracias por acompañarme, cariño. Sé que estabas feliz en casa.—Me gusta que estemos a solas, además de verdad estoy muy cansada.Xander la miró con atención; era cierto que últimamente estaba más cansada de lo normal.
Hola a los uevos lectores, Estoy revisando ortografía, no va a haber cambios en la trama. 𝗣𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗶𝗼Alexander Pávlov, conocido como el Lobo, es uno de los mejores luchadores en la historia de los torneos de boxeo clandestino. Su fuerza y tamaño asombran tanto a sus propios seguidores como a sus rivales. Las peleas las gana tan fácilmente que ni siquiera parece sudar. La gente comenta que parece ser de otro mundo, y bueno, los hombres que miden dos metros con diez centímetros no son muy comunes. De él se esperaría que fuera un luchador torpe debido a su estatura, pero se mueve con la agilidad de los más pequeños. Así que, en resumidas cuentas, Alexander Pávlov es letal.Sin embargo, en algo tenían razón: él no es un tipo común. Alexander Pávlov es el líder supremo de un clan que está a punto de extinguirse, ya que su gente está siendo cazada. El tiempo apremia y la solución está en sus manos, por eso