Murachi-Murachi.
Palacio de Hope.
Noche antes de conocer a su esposo...
Isabella.
Durante toda mi vida he obedecido a mi familia. No hay palabra que ellos digan al cual yo me oponga. Más que todo porque sé cuál es mi situación. Por eso al saber que debía casarme con un príncipe para poder hacerlos felices y que mi destino fuera diferente, no pude negarme.
No diré que no siento un enorme pesar en mi pecho, porque realmente lo siento. Aún soy joven y quiero vivir, pero cuando los deberes reales se asoman, a pesar de no llevar sangre azul, igualmente seré obediente y los haré valer.
Mi refugio favorito siempre será la lectura. Siento que mis problemas se hacen pequeños o se van de mi mente cuando empiezo a leer.
Gracias a mi querida Tibisay, que me ha cuidado desde que tengo uso de razón, aprendí a leer antes de escribir. Pero no leo cualquier libro clásico que en la escuela te obligan a leer.
¡Obviamente no!
He leído sobre el amor, el misterio, el suspenso y el terror. No soy fanática de las historias de hombres lobos, vampiros, brujas, hadas.
Odio el tipo de libros sobrenatural.
Lo veo tan fuera de lugar y poco creíble. Dios, estamos en plena actualidad. No puedo creer que todavía existan personas que piensen que esas cosas de verdad son reales.
¡Todo es demasiado falso!
—Isa —la voz de mi nana, me saca de mi ensoñación—, los reyes están esperando por usted en el comedor.
—¿Tengo que ir? —le pregunto, ella asiente con una sonrisa—. Ni modo. Nada puede ser peor que esté sufrimiento.
—Puedes ir a la biblioteca después de ver a los reyes, cariño —sonrío—. Ya preparé las galletas y la leche de fresa qué tanto te gusta para que puedas leer mientras comes rico.
—Oh, Nana. Es mi último día aquí como princesa —admito triste, me da una sonrisa cómplice.
—Vendrán cosas mejores, cariño —se acerca dándome un abrazo—. Eres la persona más fuerte que he conocido. Tu nación te ama y se unirán más personas para que las cosas marchen bien.
—No estoy lista para este matrimonio por contrato —un nudo se forma en mi garganta—. No podré ser libre ni opinar. Sé qué tipo de funciones debe cumplir la esposa de sangre sucia. Él es un principe y yo soy una plebeya...
—Cariño, las cosas no son así... —la voz de mi nana se escucha triste.
—Deseo tanto desaparecer de aquí. Quiero estar en las historias que me contabas de pequeña —me levanto del sofá de mi habitación—. Ser ilusa es grátis, ¿verdad?
—Cumpliré lo que desea siempre, su alteza —responde, la miro mal, pero la dejo ahí porque debía verme con mis padres.
Mi nana Tibisay es una señora de unos 65 años de edad. Es una hermosa mujer caribeña, su tez bronceada la hace parecer siempre más joven. No oculta su cabellera gris y siempre está de punta en blanco.
«Me hubiera encantado conocerla cuando era joven y ver a sus enamorados volverse locos por ella», sonrío ante mis pensamientos.
***
Después de varias horas con mis padres, tomé una ducha y me dirigí a la biblioteca, ella era la más alejada del palacio. Nadie viene aquí. Solo mi nana y yo sabemos realmente cómo luce mi hermosa guarida.
Entro a la biblioteca y me gusta lo que veo. Me llevó muchos años tenerlo así de hermoso. Es un salón alto, de paredes de piedra y dos ventanas pequeñas. El suelo lo diseñé para que fuera una alfombra de césped, instale una carpa en medio de la torre, usé luces en forma de lágrimas para que fueran similares a las estrellas fugaces. Las puse junto a una soga para que pudieran sostenerse. Hay varías almohadas y cojines alrededor de la carpa y al fondo, se encuentra mi hermosa biblioteca. Ella abarca las cuatro paredes de este lugar y el estante que sostiene los libros es de cristales.
Ya los libros estaban aquí cuando vine la primera vez, pero le hice unas cuantas modificaciones después.
Miro hacia una mesita de té de cristal en forma de corazón, ahí hay un libro viejo mal puesto. Lo más probable es que ella lo olvidara antes de salir de aquí. Me acerco a la mesita y tomo el libro, me siento en los cojines que tenían forma de corazones, lo acaricio quitándole algún rastro de polvo y veo que es viejo.
—El libro favorito de mi Tibi —murmuro, paso mi dedo por el escrito invisible que estaba en la parte superior—. Marili, la reina de los cambia forma.
¿Quién será Marili?
Leo el prólogo y varios capítulos del libro, pero me parece aburrido después de las primeras páginas leídas. De verdad que las historias de lobos no son mi fuerte. Cierro el libro y lo dejo a mi lado, me meto en la carpa y empiezo a leer un libro de la primera guerra mundial.
Pasada la noche acomodo y apago todo para salir de la biblioteca. Cuando dejo en la mesita de té, el libro que me aburrió de mi nana, unos sonidos provenientes de él, empiezan a salir, me volteo a verlo y antes de poder caer en cuenta de lo que pasaba, fui absorbida por el libro.
O eso creí…
Una luz me cegó completamente haciéndome frotar mis ojos y me di cuenta de que era de día, el viento frío del bosque me daba escalofríos. El silencio abundaba en el lugar y ni un alma se asomaba por aquí. Camino unos cuantos pasos más y leo el nombre de un lugar que no había visto jamás en mi vida.
Manada Luna.
¿Estoy en una selva o qué?
¿Manada?
¿Pero en dónde vine a parar yo?
¿Por qué no estoy en casa?
Oslo-Noruega.Bosque Encantado de Sognsvann.Isabella.Caminé alrededor del bosque o selva durante mucho tiempo. No puedo decir con exactitud si fueron horas, pero me di cuenta de que estaba totalmente perdida porque nada me parecía familiar. Así que decidí sentarme en medio de este horrible lugar a esperar mi preciosa muerte. Aquí es cuando te das cuenta de que todo pudo haber sido mucho mejor que antes. Probablemente si yo me hubiera portado mucho peor que antes, haber respondido y estar contra el matrimonio, darme cuenta de que la vida es eso... vida, y que no tengo siete de esas como los gatos... y sí, tal vez, si yo me hubiera fijado en ser menos obediente y más Isabella, de seguro no estaría aquí muriendo.Para darle un inicio a esto... ¿por qué estoy aquí, en este lugar y en este bosque sentada esperando mi muerte?Que realmente no sé si me moriré de hambre o frío.—Ni siquiera sabes en dónde estás —admite una voz de mujer, haciéndome sobresaltar.Miro hacia los lados intentando
Manada Luna.Oslo-Noruega.Horas después...Estaba felizmente dormida en una muy deliciosa cama. Voy a admitir que aunque la pereza no me permite abrir los ojos, creo que estoy en el cielo. No puede existir algo tan, pero tan cómodo en esta vida. Probablemente, sí, pero realmente indagar no quiero. Supongo que dormir un poco más no debe ser tan problemático porque sé que mi nana, vendrá en cualquier momento a despertarme de mi plácido sueño Me muevo en la cama sacando un pie fuera de mi cobertor y el frío del aire acondicionado traspasa mi piel haciéndome sentir más a gusto en la cama.Esperen un momento...Estaba arropada completamente porque tengo esa costumbre y realmente el frío era muy fuerte, me quito la cobija como una loca y me siento en la cama, frotando mis ojos y pausadamente los voy abriendo con miedo a encontrar algo que diferente.—¿Qué es este lugar? —murmuro para mí.Miro alrededor de la habitación y claramente, no es la mía. Todo parece muy salvaje. Las paredes son de
Sinceramente he convertido en una persona poco amigable y podría decir hasta irracional. Quisiera decir que no entiendo lo que dicen aquí, pero para mi sorpresa, si lo hago y eso es extraño también. No tengo ni la menor idea de como es posible que entienda noruego. O sea, si por lo menos usaran el inglés para comunicarse conmigo, estaría perfecto, pero no... acá todos hablamos el mismo idioma.¿Por qué dijo que acá es más seguro que en la calle?O sea, sí, es peligroso porque no conozco nada y puedo morirme de hambre en cualquier momento del día, pero no me siento muy segura con ninguno de ellos. Yo respeto los gustos de cada quien, pero por el amor de Dios, este lugar es extraño y la gente parece loca, las conversaciones aparecen de la nada y la mujer de aspecto extraño es otro bonus de locura.Definitivamente esto es un cuento horrible.—Entonces, ¿explícame como mantenemos estas conversaciones? —la voz de una mujer en mi mente, me hace sobresaltar.Fui cambiada de habitación por el
Hace unos siete años, estábamos mi padre y yo sentados en la sala de estar sin hacer nada. Ese día no había reuniones con gente importante, no había que firmar algún papel con carácter de urgencia y mucho menos había que salir del palacio. Recuerdo claramente ese día, estuvimos hablando de la vida y los pesares que llegamos a padecer algunos seres humanos. Hoy es uno de esos días que no sabes qué hacer contigo. Hoy es uno de esos días dónde quieres mandar todo por el río más cercano. Hoy, simplemente hoy, quieres desaparecer o volver a tu lugar deseado. «Hoy quiero estar sentada con mis padres en la sala de la casa y estar hablando pestes de la vida», pensé, con tristeza. No creo que sea para nada tarde decirles quien soy y aunque ya deben saberlo, sospechado o tal vez imaginado, realmente siento una necesidad de decirlo. También creo que estoy perdiendo la poca cordura que tenía, la confianza y con total seguridad puedo decir que hasta mi rumbo. Pero para empezar dudo mucho de que
Mis padres siempre fueron seres ejemplares en mi vida. Me permitieron crecer y explorar el mundo. Siempre me dijeron que indagara y jamás me quedara con algún tipo de duda, porque más adelante podrían preguntarme sobre el tema que deje pasar. Mi madre me mostró a través de los libros la importancia de la lectura. Nunca me negó su sabiduría y cuando más tenía dudas sobre algún libro, ella con paciencia y total calma me explicaba.A mi padre se le daban muy bien los dichos. Hablabas con él y te salía con algún refrán que le quedaba perfecto a lo que hablábamos. Una de las frases que más hacen ruido en mi mente en estos momentos es: deja quieto al que está quieto. Honestamente he vivido así durante mi vida. He avanzado y he respetado las vivencias y experiencias de las personas. Aunque muchas veces he peleado por un mundo mejor, siempre he mantenido mi posición desde el primer día.Dejar quieto al que está quieto.Aquí en esta dimensión me di cuenta de que mi palabra no importa, que la le
Lloré, lloré y lloré hasta caer dormida.Nunca pensé que podía llorar tanto por tan solo descubrir algo. No he salido de estas cuatro paredes para descubrir que hay más allá de mis narices. No es falta de tiempo y tampoco es falta de determinación porque lo tengo. Tengo el coraje para descubrir, tengo el coraje para indagar, tengo el coraje para preguntar y aprender todo lo que necesito saber, pero hay algo más fuerte que yo y es lo que me detiene.Miedo.Cinco letras que tienen el poder de volverte la vida patas arriba. Cinco letras que te detienen el mundo sin siquiera darte un comodín para elegir. ¿Cuántas cosas no hemos perdido por miedo? Y ¿cuántas veces no intentamos hacer algo por miedo a fallar o tal vez a perder?Mis padres me enseñaron que debía buscar las cosas por mi misma. Me dieron las herramientas para encontrar las respuestas, entonces, ¿qué me detiene? Puedo seguir fácilmente como si nada y de
Había pasado bastante rato desde que Damian nos había dejado solas a Victoria y a mí. Los aullidos del lobo se intensificaron durante algún tiempo e igualmente el murmullo y algunos ruidos extraños. Se supone que estamos en el sótano y no se debe de escuchar nada, pero las cosas aquí se escuchan como si estuviesen pasando en la sala. La niña volvió a dormirse en mi regazo y honestamente no se volvió a mover hasta que la puse en su cuna y decidió dormir plácidamente.Confieso que la nena ronca.Iba a intentar dormir pero la curiosidad se despertó en mí, al ver una linda y hermosa computadora de escritorio encendida. La laptop obviamente estaba sin contraseña. Así que no tuve motivos para recurrir al vandalismo.—Disculpa por invadir tu privacidad, Damian —murmuro, tomando asiento en la silla que había frente el escritorio, muevo el mouse y la foto de Victoria sonriendo, aparece en la pantalla—. Definitivamente eres un áng
Busco el botiquín de primeros auxilios en el baño, casi me golpeo la cabeza con el estante dónde me encontraba buscando. Salgo del baño y me voy de regreso para tratar a Damian y Victoria. Ellos estaban viendo la televisión mientras se reían, me termino de acercar, Damián ve mis manos y alzando una ceja habla.—¿En serio me vas a poner eso para tratar las heridas? —me mira divertido.—¿Tú qué crees, tonto? —lo miro seria, pongo la cajita de primeros auxilios en una mesita y empiezo a sacar las cosas que usaré en él—. Si te duele, por favor, dime por qué no te quiero lastimar.—Esto no es nada, Isa —responde—. Más bien para nosotros es sumamente común todo lo que viste hace rato.—Es común para ustedes —tomo una gasa con alcohol—, pero para mi no lo es —y la paso por una de las heridas—. ¿En serio soy tu mate?Se ríe negando con la cabeza.—No, cariño. Creo que moriría antes de que m