O M N I S C I E N T E
—Dime Lily, ¿no te parece una injusticia lo que nos hizo Damon?—le preguntó Leah a su gemela.
Ambas iban caminando por el jardín de su casa, mientras veían al cielo.
—Y más por ti, Leah. No creo que tener una hermanita sea tan grave—contestó Lily.
—¡Hay que conocerla! ¡¡Eso es!! Tenemos que verla y convencerla de volver con Damon—Leah sonrió ampliamente.
—¿Crees que funcione o que tengamos tiempo? Vamos muy atrasadas con los diseños—dijo Lily un tanto dudosa.
—Ambas queremos una hermanita, Lily y no es justo que Damon la rechace solo por ser pequeña—se cruzó de brazos molesta.
—Ya que lo pienso...él dijo que la rechazó indirectamente, significa que la Diosa Luna no pondrá otra en su camino—
—¡¡Eso es, Lily!! Eres una genia. Crearemos un plan para unirlos—Leah comenzó a dar saltos emocionada.
—¡¡Que comience la Operación Amor!!—gritaron las dos al mismo tiempo.
Corrieron a su habitación y con un cuaderno viejo, crearon la base de su plan y pusieron manos a la obra...pero mañana porque ahora tenían que terminar los diseños, o sino sus dos grandes rivales ganarían la competencia.
—Oye Leah, ¿está bien lo que vamos a hacer?—volvió a decir dudosa.
—¡Claro que sí! Es por el bien de la manada—Leah asintió con la cabeza convenciéndose a sí misma.
—No nos van a castigar, ¿verdad?—
—¡No, Lily! Y si llegara a pasar, yo te defiendo—Leah la abrazó fuerte, transmitiéndole su energía.
—Gracias, Leah.
J E S S I C A
—¡Entonces subes este número aquí, haces lo del inicio y te dará el resultado de la hoja!—sonreí cuando le terminé de explicar a Alexa.
—¡Wow, eres increíble, Jess! Entendí todo a la perfección ¿cómo haces?—me preguntó Alexa sorprendida.
—Es fácil para mí—alcé los hombros.
—Chica, es materia de cuarto grado, ¿cómo dices "es fácil"?—dijo Jane exaltada.
—¿Qué quieres que te diga? Solo son números—las dos abrieron la boca sorprendidas.
—Aveces odio que seas tan inteligente—Jane se cruzó de brazos—Deberías hacer los exámenes por mí—
—Hago la tarea por ti—
—¡Porque dices que tus tareas son aburridas!—ella se queja pero es feliz de que yo sea así.
—¿Jess, por qué no te suben de grado? Vas más arriba que todos—me preguntó Alexa jugueteando con su lápiz.
—Está prohibido. El Alpha dice que esos métodos no son correctos, que solo hacen sentir menos a los demás—me acosté en la mesa decaída.
Ya quisiera yo que me subieran de grado, tal vez al de mis amigas para saber qué es disfrutar en el salón.
—¡El Alpha es un abuelo, debería modernizarse, son las cosas que se utilizan ahora!—Alexa abrió sus brazos al aire y habló muy duro.
—Baja la voz, Alexa, cuidado te escuchan y te castigan—la riñó Jane.
Nadie puede hablar mal del Alpha, porque sus métodos anticuados dicen que el que lo haga será levemente castigado y aunque sea "leve" en verdad duele. Porque al parecer él no conoce el significado de "levemente"; nunca me han castigado pero he visto las heridas de varios aquí.
—Yo tengo inmunidad a esas cosas—contestó relajada.
—¿A qué te refieres?—le preguntó Jane.
—Es un secreto—coloco su dedo en la boca e hizo "shh".
No me gusta entrometerme en las cosas de los demás, aunque sean mis amigas así que no pregunto nada más pero Jane sí la ataca con preguntas.
La bibliotecaria llega a nuestra mesa y nos dice que nos debemos ir ya. Recogemos sin rechistar y mis amigas me acompañan a mi casa, en el camino choco con alguien y cuando me voy a disculpar, abro mi boca y creo que mis ojos brillan. Alexa y Jane hacen una mueca y se cruzan de brazos al mismo tiempo.
—¡H-Hola!—saludé emocionada.
—Jessica, ¿qué haces en la calle tan tarde?—había olvidado su voz.
—Y-Yo este...estaba en la biblioteca co-con mis amigas—contesté rápido. Entre más rápido contestaba, más íbamos a hablar.
—Vuelve a casa, Jessica—dijo y me rodeó.
Me di la vuelta para verlo irse y cuando mis amigas se pusieron en mi campo de visión, reaccioné.
—Es un idiota, Jess—dijeron al mismo tiempo.
—Es taaaan genial—y solté un suspiro.
—Te llama por tu nombre—dijo Jane de mala gana.
—Y es tan amargado contigo—agregó Alexa.
—Es porque no quiere arruinar su reputación—volví a mi timidez.
—¿Y eso está bien para ti? Seguro ya sabe que eres la Luna y ni un "felicidades" te dijo—Alexa negó con la cabeza.
—Ya saben que el Alpha me rechazó y él seguro lo sabe. No hay nada qué celebrar—dije desviando la mirada.
—Bueno pero...sigue siendo tu hermano, Jess y un hermano apoya a otro en cualquier situación—Jane colocó una mano en mi hombro.
Asentí con la cabeza y seguí mi camino a casa, abrazando mis libros. Eran pocas las veces que Jane daba un consejo o su opinión de una manera seria así que Alexa dice que es mejor agarrarlo y no dejarlo ir. Y es verdad, varias veces nos ha dado consejos a mí o Alexa y sirven, pero más para Alexa porque yo casi no hago caso, decido llevarme mejor con mi razonamiento y lógica, y mi lógica dice que mi hermano me quiere y solo actúa así para conservar su reputación. Nadie de mi grado me quiere y no quiero que eso afecte en mi hermano.
Al llegar a casa, pongo mis libros en la silla, me doy una ducha y me pongo mi pijama de osos panda. Bajo a cenar y mi mamá me cuenta sobre su día, yo le comento que vi a mi hermano y ella suelta un suspiro.
—¿Le hablaste?—asentí con la cabeza—¿Y te contestó?—volví a asentir.
—No fue mucho, solo me dijo que me viniera a casa y listo—mamá negó con la cabeza y se sentó a mi lado.
—Lobita, sabes que a Jair no le gusta...
—Lo sé, Jane dijo que un hermano apoya al otro sin importar la situación—dije decaída.
—Sabes que no me gusta el trato que Jair te da pero no puedo hacer que cambie de opinión. Sabes que se porta así desde que...
—Lo sé, no hace falta repetirlo.
—¿Hablan de Jair?—preguntó papá entrando a la cocina.
—Sí, Jessica lo vio de camino acá pero ya sabes cómo resultó todo—contestó mamá y rodó los ojos.
—Ese tipo debe aprender a respetarte, Jessica. Le daré su merecido cuando lo vea—dijo papá molesto.
—Siempre dices eso papi, y al final terminas riendo con él—dije desviando la mirada.
—Eso es falso.
El timbre sonó y yo corrí a abrir, ¿quién podía ser tan tarde?
Al abrir me sorprendió ver a las gemelas Menzon en la puerta y más cuando brincaron encima mío. Gritaron en mi oído y me alegra no tener mis poderes porque sino hubiese quedado sorda.
—¡¡Lunaaaa!!—oh no...
—Majestades—dijeron mamá y papá al mismo tiempo.
Ellas se separaron de mí y le brillaron los ojos al ver a mis padres. Oh no no no, mis papás no saben de mi fracaso como Luna, y tampoco quiero que sepan.
—Hola, lamentamos venir a esta hora pero necesitamos hablar con su hija—dijo una de ellas. Aún no las sé diferenciar.
—No pasa nada, las dejamos solas—
Ese "las dejamos solas" es que van a estar en la cocina, escuchando lo que van a decir. Mis papás me aman mucho, me cuidan demasiado y se emocinan demasiado con mis logros y no quiero ver lo tristes que se van a poner cuando sepan que el Alpha me rechazó.
Nos sentamos y mi tímidez se activa, bajo mi mirada y espero a que hablen.
—Jessica, sabemos lo que sucedió y por la actitud de tus padres creemos que no lo saben—dice la que creo que es Leah. Niego con la cabeza.
—No venimos a insultarte si eso crees, sino a ayudarte—levanto mi mirada.
—¿Qué?
—Damon está equivocado, se equivoca contigo—dice Lily—Y aún tienes oportunidad con él. La Diosa Luna no pondrá a nadie en su camino porque él no te rechazó oficialmente—
—Sé eso pero creo que él no—digo por lo bajo.
—Claro que no, lo que tiene de antiguo lo tiene de tonto—dice Leah, yo abro los ojos sorprendida. Si la escuchan diciendo eso ella...
—¡Por favor, no hables así! Te podrían castigar—digo negando con las manos y muy nerviosa.
—No te preocupes, ya Damon sabe cómo lo tratamos cuando se equivoca—contestó Lily.
—Presiento que serás una gran Luna y haremos todo lo posible para que Damon también lo vea. Eres muy buena y tu corazón es muy puro, además nos han dicho que eres la mejor de tu grado—Leah tomó mis manos.
Yo me solté y con todo el valor que podía tener dije:
—L-Lo siento mucho. No puedo hacer eso, e-el A-Alpha ya me rechazó y acepto su decisión, lo siento mucho en serio, además y-yo no-no soy capaz de ser la Luna—apreté mis puños.
Los gemelas se levantaron y cada una puso una mano en mi hombro, levanté la mirada y pude ver las radiantes sonrisas que se cargaban. Quisiera ser así...
—Está bien, entonces tendremos que convencerlos a los dos—sonrió Lily.
—Buenas noches, Luna—dijo Leah y salieron de mi casa.
Me senté en el sofá y solté un suspiro, coloqué mis manos en la cara para detener el llanto, escuché la puerta de la cocina abrirse y luego el sofá a mis lados se hundió. Mis padres me abrazaron con mucha fuerza y depositaron un beso en mi cabeza.
—Lo sentimos mucho, lobita—susurró mamá en mi oído.
Me levanté furiosa y sin quererlo, grité:
—¡¡No me digas así, mami!! No se sabe si podré llegar a convertirme en una loba, deja de decirme así—y me fui a mi habitación.
—Todos se burlarán de ti, hasta yo—recordé las palabras de Morgan.
Lloré toda la noche, hasta dormirme.
D A M O N
Estaba en mi oficina, terminando de llenar unos papeles cuando sentí una opresión en el pecho, muy fuerte.
—Es la Luna—me dijo mi lobo.
Al saber eso, lo ignoré y seguí con mis cosas pero la presión no se iba. Me levanté y bajé a buscar un vaso con agua, en ese momento Leah y Lily venían entraron.
—Hola, ¿cómo les fue en su "misión"?—pregunté con una sonrisa.
—¿No te duele nada?—me preguntó Leah.
Asentí con la cabeza—El pecho un poco.
—¿Y sabes por qué?—preguntó Lily.
—No, no lo sé.
—¡Entonces te lo diré! ¡¡Fuimos a ver a tu Luna y cuando salimos de su casa, la escuchamos llorar!!—Leah me señaló con su dedo y caminó a paso rápido hacia mí.
—Leah—Lily la agarró del brazo.
—Espero que estés feliz de haber implantado inseguridades en una niña de 13 años!!—terminó de decir y se fue.
Lily se quedó ahí congelada viéndola irse, me volteó a ver y suspiró.
—No le hagas caso, a ella le afectó mucho esto—y se fue.
Estaba llorando...la niña estaba llorando. ¿Qué le habrán dicho mis hermanas? ¿Y por qué me culpan a mí? Yo no fui el que le dijo quién sabe qué cosas. Caminé al cuarto de las gemelas y escuché como Lily trataba de calmar a Leah, no me gustaba pelear con mis hermanas pero no me gusta que interfieran en mis decisiones.
Abrí la puerta y clavé mi mirada en Leah.
—Leah, no entiendo tu comportamiento, yo no le implanté inseguridades, quien sabe qué le dijiste que la dejó llorando—dije totalmente serio.
—¿¡Ah no!? ¡Yo la acepté y le dije que la quería ayudar pero ella tiene en la cabeza tu rechazo!—se acercó a mí.
—En primer lugar no debiste hablar con ella, acepta mi rechazo como ella lo hizo—mantuve mi postura.
—¿¡Qué piensas que va a pasar!? La Diosa Luna no pondrá a nadie en tu camino porque no lo mereces—ella seguía gritando pero si comienzo a gritar solo se hará más grande el problema.
—Yo conozco a la Diosa, tú no, deja el drama Leah y ya supéralo—
—Cuando tú dejes la ambiguedad, ¿de qué hablas de conocer a la Diosa? Ni siquiera te conoces a ti mismo ni a tus hermanos—abrí los ojos sorprendido.
—Suficiente de todo este escándalo—dijo papá en la puerta. Todos estaban ahí.
—Ve a tu habitación, Damon, y Leah cálmate—asentí con la cabeza y me iba a marchar cuando Leah dijo.
—Cobarde—en ese momento me voltee rápidamente y caminé hacia ella. Los ojos de Leah se volvieron amarillos al igual que los míos.
—¡¡Deja de meterte en mis asuntos, Leah!! Y no me llames así, es una orden, tú no sabes nada. Mejor termina esos feos diseños tuyos—creo que Róger me agarró antea de lanzarme encima de mi hermana.
—Por lo menos hago algo productivo y no finjo saber cómo dirigir una manada, destruyéndole la seguridad a una niña por ser un cobarde—Lily agarró a Leah.
Róger me sacó de esa habitación y me llevó a la mía. Todo esto es culpa de esa niña, si nunca hubiese sabido que era mi Luna, Leah no estaría molesta conmigo. ¿Qué le destruí la seguridad? Solo ella cree eso, ni siquiera he sentido su tristeza hasta hoy.
—¡Hermano wow! Nunca los había visto pelear así, Leah está loca—dijo Róger y se tiró en mi cama.
—Esto no es culpa de Leah, es culpa de esa niña que se cree capaz de volver a mis hermanas en mi contra—aún seguía furioso.
—¿Culpas a alguien que no sabe que lo que está pasando ahora? Ya escuchaste a Leah, ellas fueron a hablar con la niña, no la culpes—
La actitud relajada de Róger solo me desespera aún más.
—Mejor vete, no ayudas—él levantó las manos en señal de paz y salió.
Estoy muy muy molesto, debería castigar a esa niña por todo lo que hizo. Ahora Leah no me querrá hablar en quién sabe cuanto tiempo y todo por culpa de ella; no quiero que nadie interfiera en mis decisiones, menos mis hermanos.
Mañana hablaré con esa niña, ella tiene prohibido hablar con alguno de mis hermanos. Punto.
Hola!! Soy Alexa Philips y daré los mensajes por la escritora en algunos capítulos.
¡Vaya, en verdad odio al hermano de Jessica! Bueno, en el próximo capítulo habrá enfrentación entre la Luna y el Alpha. Espero que Jessica se sepa defender, no debería dejar que las personas la traten mal.¡Adiós!
D A M O NDesde hace días tengo un dolor en el pecho que no se va. He comido muy bien y dormido las horas correctas siempre, me pregunto que podrá ser. Nos atacaron dos veces esta semana y salimos victoriosos, me sentía más fuerte en las peleas y derribaba grandes cantidades de intrusos, al igual que mi lobo, también nadie salió herido. Eso a subido mucho mi ánimo, hasta arreglé las cosas con mis hermanas, nada podría salir mal ahora.Iba bajando las escaleras cuando me quedé paralizado y escuché un chillido en mi cabeza, coloqué las manos en las orejas y cerré los ojos con fuerza.—¿Alpha se encuentra bien?—escuché a alguien preguntarme.Caí de rodillas y esa persona me to
—¿¡Qué!?—gritó.—No no no, e-espera Jair—me puse frente a él.Sabía que iría por Alexa ya que ella es más fácil de decir la verdad, yo mentiré un poquito, solo para calmarlo.—Ella no puede ser la Luna, Jane. Es una niña—dijo entre dientes, la vena en su cabeza estaba apunto de explotar.—E-Es un error, lo sabes—dije desesperada.¡¡Ahora no se me ocurre nada!! ¿¡Cómo le voy a mentir al guardia más fuerte de los Menzon!? ¡¡Me va a arrancar la cabeza!!—Saca a la niña de aquí ahora, no las quiero ver aquí. A
D A M O NMinutos antes—Estuve apunto de rechazarte ayer...en la noche pero no pude—ella tenía la mirada baja y hablaba despacio.No sé porqué pero abrí mis ojos sorprendido y por un momento el temor se instaló en mi pecho.—¿¡Qué!?—gritó mi lobo en mi cabeza—¿¡Cómo nos va a rechazar!?—Solo quería saber ¿por qué?—en ese momento levantó su mirada y yo me puse serio rápidamente.—¿Por qué qué?—estaba tan concentrado con mi lobo que perdí el contexto de la
—¡Están juntos de nuevo!—ahora había un remolino en mi cabeza.La niña, los desmayos, Xenia y Garred. Me volveré loco al final del día.—¿Te encuentras bien?—su voz me hizo volver a la realidad.—Sí, ¿y usted?—ella sonrió levemente.—Desearía que no suceda pero estuve haciendo una investigación y creo que sucede cuando me enojo—mantuvo su mirada pero solo por unos segundos.—¿Enojarte? Pero si eres muy pacífica—inconscientemente reí.—Lo sé pero...Morgan...—¿Morgan? ¿Qué sucede con él?.Morgan era uno de mis puntos más débiles al igual que todos mis hermanos, y que él tuviese contacto con la niña me enfadaba y me...ponía un poco celoso.
—¿Te encuentras bien?—me preguntó Adam poniendo una mano en mi hombro—Te ves pálido y hace rato te escucho tosiendo.Estaba en mi habitación, sentado en la cama y con la cabeza hacia atrás. La niña aún no ha mejorado, hasta creo que sigue peor, mi salud tampoco a mejorado mucho porque sigo tosiendo y me duele mucho la cabeza.—Voy a llamar a una sirvienta—se iba a levantar pero lo detuve con mi mano—Damon estás mal, ni siquiera tienes fuerza para detenerme.—Es la niña...ella está muy mal, ¿el médico no ha dicho nada?—Adam se volvió a sentar—Garred no responde.—Jessica...está inconsciente, seg&u
—Cuando entiendas que te odiamos te dejaremos de hacer bulliyng—mis lágrimas resbalaban sin cesar y a ellas no les importaba.—Habla por ti, nunca me cansaré de esto—dijo Tara.—Y-Ya basta por favor.—Esto es todo tu culpa, porque el Alpha te eligió y no a mí—dijo Camille y me golpeó otra vez.—¡¡Yo no lo pedí!!—¡¡Silencio!!—me golpeó otra vez.Así fue durante los 30 minutos anteriores, estábamos en el pasilllo abandonado y el grupo de ambas estaban viendo como me golpeaban. Ninguno de nosotros fuimos a nuestras primeras clases ¿por qué dejaban que me hicieran esto?—¡¡Yo no les he hecho nada!!—grité desesperada.
D A M O N—¿Y ahora qué haremos?—preguntó por tercera.—Hace tres cuadras te dije que te vayas para tu casa, Camille—contesté amargamente.—¿Ya no tienes ningún evento?—preguntó.—No.—¿Una reunión?—No.—¿Un viaje?—¡No! Ahora vete, segunda vez—le di una señal a mis guardaespaldas y se llevaron a C