A veces se me olvida que tuve una vida aquí, una en la cual fui feliz y no lo sabía, una en la cual tenía amigos normales y enemigos normales, gente que se preocupaba si estaba triste y otros que querían ponerme en mi sitio.
Mara era una de ellas.
La historia de sus padres era muy parecida a la mía, una completa tragedia y gracias a ella, su vida fue un infierno hasta que se fue de la casa de sus tutores. Así que ella sentía empatía por mí y quería ser mi amiga, sin importar todas mis malacrianzas.
Fue una amiga genuina, tal como Barbie, la diferencia es que ella no vivió mi historia, como lo hizo Barbie, solo me brindó su amistad porque vio a una persona que merecía una persona que la comprendiera.
Y, por supuesto, lo tuve que arruinar todo con las ganas inmensas que tenía de que el mundo de los lobos ardiera.
Pero ahora resulta que el mundo de los lo
La sorpresa de su visita en mi habitación me tiene con las cejas arqueadas y una sonrisa espontánea que no puedo evitar y creo que es una recompensa justa a todos los sinsabores que he tenido durante mi camino hasta aquí y la persona que lo ha provocado.Aike me corresponde y mira con esa sonrisa pícara que me encanta y yo decido quitarme la chaqueta y dejarla en uno de los sillones y ambos nos encontramos a medio camino, pero él me arrastra con delicadeza hasta la cama, tomándome por mis hombros, lo cual me provoca un cosquilleo ahí donde me toca, y ambos nos sentamos.―He deseado estar contigo desde el momento que te dejé esta mañana, en la habitación del ala delta―me dice y toma mi cara entre sus manos, mientras me da un tierno beso. Sus labios se sienten como si estuviera en el cielo y él fuera mi ángel de la guardia, uno pecaminoso que me incita a pensar en lujuria y en toda mi fal
Aike y yo nos estamos mirando con una sonrisa de oreja a oreja con anticipación a todo lo que va a pasar. Sus ojos destellan calor y lujuria a partes iguales, y solamente su sonrisa hace que me recorra un escalofrío que va desde mi columna y me irradia de pie a cabeza y siento cómo mi centro se moja.Me siento tan vulnerable entre sus brazos, como si mi capa de sarcasmo y egoísmo se derritiera ante su presencia cálida y su imponente fortaleza, lo cual me hace sentir protegida y sensible, todo a la vez. Aike es muchas cosas para mí y tiene muchos más significados cuando me encuentro entre sus brazos.Él me mira por un instante más, como si no se pudiera creer que estamos así de unidos o, por lo menos, eso es lo que siento yo y el corazón se quiere salir de mi pecho y me quedo sin aliento estando tan cerca.Es cuando decide atacar mi boca con hambre, como si fuera a comérsela de un
En cuanto entramos al cuarto de baño, él me toma de la mano y me lleva hasta el armario, donde mueve la ropa del fondo y revela una puerta, la cual no recuerdo haberla visto antes y lo miro fijamente, pero él sigue sonriendo, como si fuera la cosa más normal del mundo.Digo, una puerta en el fondo del armario. Estoy segura de que este mundo no es igual al humano, pero debe reconocer que esto es lo más extraño que me pueda imaginar.Y es cuando empiezo a sentirme paranoica.―Ven, por aquí―me dice, todavía arrastrándome de la mano y hace un patrón en la pantalla de la cerradura, igual a la de la puerta principal de mi habitación y ambos entramos a otro ropero―por cierto, esta es mi habitación―me aclara y yo lo miro de reojo―la mandé a poner esta mañana, junto con las alarmas en la puerta y ventana―ahora lo miro con el ceño fruncido y él traga en seco.
“Esa Kala está más trastornada de lo que pensaba”, me dice Aella, aún anonadada por lo que acaba de contar Mara, “digo, sé que ser Luna es algo a lo que muchas lobas aspiran y tal, con eso de que son la pareja del alfa de la manada y todo eso, pero inventarse que era la pareja destinada de Adrien es demasiado”.“Pues, no lo creímos cuando nos lo dijo la primera vez y no lo creemos ahora que nos lo cuenta Mara, su propia prima”, le digo bastante asombrada, “pero creo que ya estuvo bueno de hablar de esa loba y debemos ponernos en acción”, añado y miro a Mara a los ojos.―Me parece que ya es hora de quitar a la pegatina de mi puerta, como bien lo dijiste hace un momento―le recuerdo la manera en que refirió a su prima hace un rato y ella frunce el ceño―o tendremos que ver a Zayn enojado y no debe ser algo divertido para nada.―Si―se limita a decirme, al ti
Las tres entramos a mis aposentos y tanto Mara como yo nos sentamos en las sillas altas del pequeño bar, mientras Zeira busca no sé qué cosas en la alacena que está en la pared.―A ver, a ver―canturrea, mientras trata a divisar algunas cosas― ¡esto es! ―grita feliz y empieza a sacar ingredientes del fondo de una de las puertezuelas del gavetero―siempre he dicho que estas alacenas están bien surtidas, aunque el licor sea malo a veces―sentencia y tanto Mara como yo nos reímos por lo bajo― ¿qué? ―inquiere la alfa con el ceño fruncido―las he revisado casi todas y les puedo hablar con propiedad.― ¿En casi todas? ―me burlo de ella―suena a que has estado husmeando en todas las habitaciones, Zeira―me río y ella pone los ojos en blanco, pero no puede evitar sonreír―En mi defensa, puedo decir que no ha sido mi culpa―me responde, pero le levanto una ceja y ella suspira―he estado en
Traspaso el umbral de la puerta y, con ello, también cruzo la línea de confianza que Aike tiene sobre mí.Puede que me dé mil excusas al respecto de por qué estoy traspasando esta línea, pero lo cierto es que los celos, la semilla que acaba de sembrar esa loba insidiosa, está haciendo su trabajo.“Ya no vamos a echar para atrás”, me dice Aella, “así que debemos hacer que valga la pena”.“¿Y si encontramos lo que tanto tememos?”, le pregunto con una sensación horrible en el corazón.“Pues, salimos por la ventana, nos transformamos y nadie detendrá nuestro camino hasta Tahití”, me contesta y yo sonrío, “puede que eso termine de romper nuestro corazón, Sia, pero lo haremos con clase”.“Entonces, a lo que vinimos”, le indico y avanzo por entre la ropa de Aike y me encuent
A ver, voy a tratar de hacer una lista de todas las cosas que pretende esta loba loca con su unión entre ella y Aike.Quiere unirse a Aike, eso lo puedo entender, no solamente porque la pareja que él elija será la nueva Luna de la manada, que es algo así como una reina, con todos lo privilegios que ese puesto tiene. También pretende que él, Aike, mi Aike, sea el padre de su hijo.¡Su hijo!Es decir, un hijo entre Aike y ella.Pero eso no es lo peor, porque ella quiere que ese sea como una especie de hijo con ella y el difunto, muerto, enterrado y pasado a mejor vida de Adrien.¡Exacto!Un hijo entre ella y el fenecido Adrien.¿Que si esta loba necesita una camisa de fuerzas?, pues, ¡claro que sí!, de preferencia con ella en medio de un cuarto acolchado en total aislamiento.La verdad es que no puedo creerme todas las incoherencias que pueden salir de esa
Zeira me arrastra por el armario de Aike hasta el mío, como a alguien que hubiera atrapado con las manos en la masa. Tampoco es que pueda hacer mucho, considerando que es algo fornida, como la alfa que es, aunque tampoco es que estoy poniendo resistencia.Solo de pensar en que nos hubieran descubierto hace que un escalofrío recorra mi columna vertebral, si tan solo Aike nos hubiera descubierto, porque, si yo estuviera en su zapatos, creería que no le tengo confianza.“No lo hicimos por eso”, señala Aella, “sino por precaución, porque esa loba es mala, pero mala de verdad”.“Sí, y ahora sabemos que es una genuina orate, si me lo preguntas”, le comento y ella suspira, “ahora temo por su vida en manos de todos estos Wolf y Hess, porque ese primito, el tal Lúcian, tampoco es de fiar”.Entonces, Zeira cierra la puerta que se encuentra entre ambos armarios y da un s