Siento cómo la sangre empieza a abandonar mi cara.
“Te amo, Bells, te amo por los dos”.
Tres semanas, eso fue todo lo que le tomó olvidarme.
“Su hermano murió por nuestra causa”, señala Aella.
“Eso lo entiendo, pero ¿tres semanas?”, la cuestiono y ella se queda muda.
―Así es, solo estamos esperando a que todo este problema de los lo…―intenta decir la tal Kala, pero es interrumpida por Valentine.
―El embargo a la empresa―dice, mientras le da una mirada penetrante a la estúpida chica, que todavía no ha captado que estaba a punto de meter la pata. Entonces agacha la cabeza y asumo que alguien debe habérselo explicado.
―Eh, si, el embargo―se corrige y mira a Aike.
―Ante todo, quiero disculparme por la manera en que se han presentado las cosas esta tarde…―toma la palabra Aike, olvidando nuestra conversación de hace un minuto, pero me pierdo en su discurso.
Kala Wolf.
Por el apellido puedo deducir que es prima
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―Creo que todos te dejaron claro que no puedes tomar decisiones por mí―le hago notar a Zeira, quien debe estar acostumbrada a que todo el mundo haga lo que dicte su capricho―sin embargo, unos cuantos tragos no me caerían nada mal, considerando mi experiencia reciente con el licor―continúo diciendo y ella esboza una sonrisa. ―Eso fue lo que asumí, cariño―me responde y yo le sonrío devuelta. El concejo del Alfa con invitados de la manada Zafiro termina oficialmente y todos se van a sus asignaciones. Tanto Van como Balder ya están haciendo sus pesquisas, mientras que Zayn y Aike se quedan conversando en la sala del despacho del Alfa. No puedo evitar el quedarme mirando a Aike, aunque trato de disimular. Todavía recuerdo sus besos recorriendo toda mi piel y el recuerdo de noches en sus brazos. "Te amo, Bells, te amo por los dos". Las palabras siguen sonando en mi cabeza, al tiempo que recuerdo cómo su seudo novia se aferraba al costado del fornido
La cara de Zeira pasa de ser una niña caprichosa y mimada a una que me es mucho más familiar, la misma cara que ponía mi padre cuando llevaba algún socio a cenar a la casa. En su semblante solo se puede ver una cosa. Ambición. Tanto Mara como yo hemos sido manipuladas por la alfa que ahora me está mirando directamente a la cara. Ella quería que escuchara todo lo que Mara tenía que decir, cómo ha quedado todo luego que me fui de aquí y cómo todo el mundo se ha encargado de ponerle más leña al fuego que ahora está consumiendo los cimientos de esta manada. Cimientos que yo quería que cayeran desde que llegué aquí. Cimientos que el propio Adrien se encargó de socavar. Cimientos en los que ambos contribuimos a tirar abajo. ―Quiero que sepas que hice esto con toda la intensión de que supieras lo que ha pasado en esta manada―me dice Zeira, sacándome de mis pensamientos y confirmando lo que ya había deducido―soy culpable de eso, claro que sí―s
La penumbra de la noche podría esconder la impresionante imagen del alfa, de no ser porque mi visión de loba lo puede ver claramente, como si todo el pasillo estuviera iluminado. Eso no justifica su presencia ante la puerta de su hermana, por supuesto, como si estuviera fisgoneando, lo cual me causa algo de risa.― ¿Qué se supone que haces aquí? ―le digo a la imponente figura que tengo enfrente―estoy segura de que si querías participar en la fiesta de tu hermana, bien pudiste entrar y ya, ella no se hubiera enojado, desde luego.―No tengo que husmear qué están haciendo tres lobas en una habitación―me dice Zayn tan serio como siempre―de seguro deben haber estado destruyendo a un par de personas por aquí con sus cometarios―sigue hablando y se da cuenta que me está cortando el paso hacia mi camino hasta la habitación que me asignaron, justo al lado de la que ocupa Aike.La habitaci&
Cuando abro los ojos y tomo conciencia de a dónde me encuentro en este momento, me doy cuenta de que estoy toda sudada por esa pesadilla terrible y si aún tuviera corazón, diría que está corriendo a mil por hora.Y como lo más morboso que pudiera hacer en este instante, utilizo mi oído para captar los sonidos de la habitación de al lado, pero no se escucha absolutamente nada."Deben estar durmiendo", me digo."Debe haber sido la pesadilla", me responde Aella."Pero pudo haber pasado, después de todo, Aike es insaciable", le recuerdo y ella se queda callada esta vez.Decido irme a cambiar de ropa, ya que no quiero volver a la cama y que todo se repita."¿Por qué sigues en mi mundo, Sia Savage?", me dijo la voz de mujer en la pesadilla."¿Fuiste tú la que preguntó eso en sueños?", cuestiono a Aella, ya que no sé explicar esa p
Cuando me encuentro en el umbral de la puerta de la habitación, me encamino al cuarto de baño para darme una ducha larga, sin importarme la manera en que ruge mi estómago, y es que necesito tranquilizarme, ya que todo lo que me está pasando está llevando a los límites de lo que puedo soportar. "Sabíamos que esto no iba a ser fácil", me dice Aella, mientras me quito mi ropa. "Claro que lo sabíamos, solo que no han pasado veinticuatro horas y todo nos ha reventado en la cara", le contesto, "tienes que reconocer que es demasiado”. "La ducha siempre nos ha ayudado", señala y miro los chorros de la regadera con las cejas arqueadas. “Ojalá, porque ni siquiera en sueños podemos estar tranquilas”, agrego y me introduzco a la ducha. En cuanto abro la llave empiezo a tallar mi cuerpo de los restos de saliva y de la sangre seca que no pude eliminar cuando ya estaba en el camino hasta la casa de la manada. La ducha hace su magia en mi piel, como s
―Definitivamente, esto fue envenenamiento―dice un voz conocida, la cual se escucha como si estuviera en un cuarto contiguo―afortunadamente interviniste a tiempo, ya que solo lo probó. ―Si solo lo probó y se ha desmayado, no quisiera saber si se hubiera tomado todo el vaso―le responde otra voz por demás conocida, una que hace que me duela en el lugar donde antes se encontraba mi corazón―me pregunto por qué no me di cuenta hasta que ella empezó a beberlo. ―De seguro el aroma de los otros alimentos estaban ocultando el veneno―le dice Van con una sonrisa―sabemos todo lo que a los lobos nos encanta el tocino en la mañana―añade y me río, pero trato de que no lo noten― ¿dices que la comida te la trajo Cesar? ―Así es―le responde Aike―pero él la retiró de la cocina, tal como había solicitado. ―Entonces pudo haber sido cualquiera, porque ahí todo el mundo entra a hacer la labor del comedor y la limpieza, además―le contesta el primero, que me parece que es Van―n
Acelero a todo lo que mis piernas me dan, sin importarme que alguien me siga, total, si hay algo que quieran los lobos en este momento es que desaparezca, que salga a toda máquina derrotada, tal como me siento ahora. Tomo por el jardín hacia el bosque, percatándome de que tengo los pies desnudos. Supongo que me quitaron los zapatos en cuanto me desmayé, para estar más cómoda. Pero no tengo tiempo ahora para pensar si algo cubre mis piés y que evite que me pueda lastimar con una espina o piedras filosas, después de todo, soy una loba, capaz de curarme de las heridas rápidamente. Las ramas de los árboles golpean mi cara y brazos, a medida que avanzo, dejando marcas de latigazos que se desaparecen casi tan rápido como se forman.Entonces me doy cuenta que estoy en un camino conocido, uno que me conduce a un lugar que pudo haber sido mi refugio, mientras eludía la presencia del antiguo alfa, donde me encontró Mara para disculparse. Lo que necesito ahor
La cueva se llena de nuestro gruñidos, mientras nos medimos a paso lento, como si estuviéramos en una danza, de la cual no pienso salir sino peleando hasta que ya no pueda más. Si fuera yo sola, haría lo posible por escapar, pero no puedo, porque yo metí en esto a mi mejor amiga y no pretendo abandonarla a su suerte. Ambos lobos están listos para arremeter a la vez, los muy cobardes, así que también tengo el lomo totalmente encrestado y la baba sale de mi boca a cada paso que doy, para que entiendan que no me van a amedrentar. No les voy a permitir lastimar a Barbie, aunque tenga morir en el intento. “¿Podemos comunicarnos mentalmente ahora?”, me pide Aella, “has enlace mental con ellos y con suerte, alguien más nos escuchará”. "¿Crees que vengan a ayudarnos?", me burlo de su petición, "de seguro esperarían a que muriera y luego se encargarían de darle muerte a estos lobos", le digo y ella pone los ojos en blanco. "Puede que no vengan