Entonces Van nos mira a ambas.
―Ahora que sabemos a dónde va Harald y que va a distraer a Adrien, debes esconder a Sia en el archivero, hasta que empiece el concejo, allí estarán seguras, porque ni Harald le gusta usarlo―le dice a Mara y esta asiente con la cabeza―apresúrense―nos pide y toma a Mara por el codo― ¿recuerdas el patrón táctil de los beta?
―Por supuesto que sí, amor―le dice con ternura.
―Pues ve y escóndanse hasta que yo les indique. Yo me encargaré de distraer a Harald mientras tanto―le dice―y Mara, lo que dije es cierto, no voy a permitir que nos separen esta vez. Fui un tonto al creer en mi hermano la última vez y te juro por la diosa que eso no volverá a pasar.
―Te creo, cielo―le responde ella y le da un beso en los labios―y aunque tengamos que vivir debajo de un puente, te prometo que voy a pelear contra ellos. Ya soy adulta, ya no pueden afectarme ninguno
Las miradas de todos están puestas en Harald, quien es el último miembro del concejo del Alfa que debe dar su veredicto. Se nota dubitativo, como si la decisión a tomar fuera demasiado difícil.Adrien es un miserable que le importa un bledo con los demás y debería ser castigado por todo lo que nos ha hecho a mí y a mi familia.No hay nada más que pensar ahí.Luego está Aike.Él llamó monstruos a mis padres, los seres que más me han amado en todo el mundo. Tendrían su manera de pensar, actuaban como lo que eran, millonarios en toda regla. Pero, más allá de eso, vivían rodeados de pirañas que solo querían destrozarlos, que solo esperaban verlos caer, tal como lo hizo Adrien, que se encargó de liquidarlos de la manera más cruel, siendo yo su arma para su fin.Sé que muchas cosas que hacían no
Entonces todos salimos del despacho del alfa, para ir a almorzar al comedor común, que hoy está casi vacío porque la mayoría de la gente que trabaja o entrena está descansando por ser fin de semana. Aike se sienta en la cabecera, como siempre desde que estoy aquí, pero todos me miran cuando ocupo el puesto a su lado y si a alguien le quedó alguna duda, pues, sí, soy su pareja oficial. Entonces veo a una mujer sentada al lado de Harald, de la cual no me había importado saber quién era hasta ahora que la veo decirle algo al oído del beta, mientras mira en mi dirección, cosa que no me sorprende, considerando lo metiche que son los lobos. Asumo que esa debe ser Amaya, la tía de Mara. Es un tanto parecida a Hal y creo que Mara debe sacar el cabello rubio y los ojos azules de su madre, con muchos de los rasgos de su padre, pero para nada a sus tíos. Me doy cuenta de que no es que me están mirando a mí, sino a lo acaramelado que están Mara y Van, que se encu
―Siento tomarte como paño de lágrimas literalmente―me dice Mara cuando se repone después de tanto llorar―pero es que, es que―gaguea y yo siseo para que no vuelva a llorar. ―Ya, ya―la consuelo y ella absorbe por la nariz. Por un momento pensé en lo fuerte que era, por tener que escuchar toda esa retahíla de parte de su tía, pero supongo que ni la persona más fuerte puede aguantar escuchar a alguien decir tantos insultos sin responder. "No deja de ser fuerte por llorar", me responde Aella, "solo está dejando salir el veneno que ha dejado esa tía tan dañina". "Ni que lo digas", señalo, "de haber tenido a una persona tan torturadora en mi vida, ya me hubiera pegado un tiro". "Agradezco que no nos hayas pegado un tiro, muchas gracias", indica, "pero no necesitamos a nadie que nos torture, ¿verdad?", me dice y quedo extrañada. "¿A qué te refieres?", le pregunto, pero no me contesta. ―Deberíamos enjuagarnos la cara―le digo a Mara, tra
La velada termina tan tarde que no nos queda más fuerza para hacer absolutamente nada, así que Aike y yo nos quedamos dormidos abrazados, como ya lo hemos hecho por dos noches. Entonces me despierto en mitad de la noche, con las energías renovadas y unas ganas urgentes por el cuerpo que está pegado a mi espalda, así que paso mi mano por la virilidad de Aike, esperando que también se haya recargado de energía y encuentro que es así, porque se longitud empieza a despertar con mi toque. ―Mmm―ronronea en mi oído de manera perezosa y yo muevo mis labios para darle un beso ligero, mientras lo sigo masajeando, lo que provoca que él se mueva arriba y abajo por mi cola. Entonces se aferra a mi centro con sus dedos, el cual está mojado y listo, tal como a él le gusta―nos despertamos entusiasmados me parece―me susurra y me baja mis bragas solo a medias, justo lo suficiente para masajear mi clítoris con mayor facilidad, mientras introduce su dedo por mi abertura, lo que hace que
―Esperen―nos pide Van a Mara y a mí, mientras no pega a una pared con actitud sospechosa―bien, no hay nadie siguiéndonos. ―Perfecto―contesta Mara―ahora, vamos a la otra parte de nuestro plan. ― ¿Plan? ―les pregunto, pero me hacen callar y Van nos lleva hacia la parte de atrás de la cocina. ―Por aquí―nos señala una puerta que es por donde entran los que trabajadores y nos colamos por ahí, con cuidado de que nadie nos vea―necesitamos provisiones. ― ¿Ese es su plan? ―me burlo y él pone los ojos en blanco― ¿hacer más canapés? ―Mara y yo hemos decidido quedarnos en nuestra habitación y no bajaremos para almorzar―me responde y Mara a su lado se ríe de manera cómplice. ―Tenemos que ponernos al corriente―agrega Mara con una sonrisa pícara―de hecho, tenemos que celebrar que nos hemos dado la marca. ―Claro, que arda el mundo, mientras haya amor, lo demás no importa―me río y ellos me tapan la boca―no es que haya una crisis por aquí ni nad
―Iré a reunirme con Raynor y Harald en los sembradíos donde se encuentran los zafiros, para vigilar que todo esté bien―me dice Balder―te veré más tarde y espero por tu bien que le hayas dicho a Aike toda la verdad para cuando te vuelva a ver, porque no puedo ocultar más tu secreto. Mi deber es con la manada. ―Lo sé, Balder, solo déjame hablar con Bernard primero, para poderle decir que todo estará solucionado―le respondo tratando de parecer tranquila, aunque ya no puedo hacerlo más. No, hasta que Aike sepa todo de mi boca y pueda solucionar esta avalancha de problemas. ―Sigo creyendo que es una pérdida de tiempo, pero es tu decisión, no la mía―me advierte y suspira―sabes que puedes contar conmigo, a pesar de ser un lobo―añade y ambos nos reímos. ―Yo soy una loba, también―le respondo y me río algo nerviosa―ahora lo sé. ―Me alegra que lo reconozcas―me responde― ahora me retiro, Sia, nos vemos luego. ―Está bien, hasta luego―me despido yo
Cuando Adrien me suelta y se va, mi cuerpo se siente como un papel y tengo que poner de mi parte para no caerme. El terror que corre por mis venas es bombeado por mi corazón a mil por hora. No solamente es el hecho de que me haya atacado físicamente, forzarme a hacer lo que quiera con mi cuerpo, también está lo más importante. Contarle a todos lo que he hecho en contra de la manada, llevarme a todos por los cuernos, con tal de que Adrien pagara. Pero me seco las lágrimas y trato de alcanzar la puerta de salida del archivero, sin lograrlo, porque no recuerdo cual es el patrón táctil. Entonces me desespero, porque necesito arreglar esto lo más pronto posible, necesito ver a Aike o a Balder, en todo caso. No me importan las amenazas de Adrien, voy a confesarle todo a Aike, aunque ya no vuelva a ser su Si. Es importante que todo esto se resuelva, contarle mi plan para salvar a la manada, que sepa que Adrien escapó con los títulos del territorio de la mana
Me despierto temprano en la mañana, con la sensación de haber tenido una mala resaca. Entonces comienzan a pasar por mi mente imágenes del día anterior y un escalofrío me recorre por todo el cuerpo. Pero la peor de todas ha sigo la imagen de Aike gritándome a todo pulmón que me largara. Es cuando siento espasmos en mi estómago y quiero vomitar, aunque no estoy segura qué, porque no recuerdo cuál fue mi última comida. Corro desesperada al baño y arrojo la bilis que está quemando mi garganta y me lavo la boca por el asco que me produce. Entonces mi estómago recuerda que está vivo y comienza a rugir, así que decido arreglarme para bajar a comer. Ahora siento que extraño la comida de la manada, pero no por su delicioso sabor, sino por la compañía de todos los que tuve la oportunidad de compartir la última vez. La única vez ocasión en todo este tiempo que he sentido que pertenezco a algún lugar, luego de la pérdida de mi familia. Y claro, tenía que arruina