La velocidad de Zayn al caminar es casi igual a la de Aike y me pasa, creando una imagen borrosa detrás de sí y me deja atrás en cuestión de milésimas de segundo, pero no tengo problemas con eso, porque sé exactamente dónde se encuentra el sitio, así que desacelero el paso.
“¡Ja!”, dice Aella y yo frunzo el ceño, “qué conveniente el salir herido, mientras el prisionero se escapa, ¿no te parece?”.
“¿En serio crees que Melvin se haya lastimado a sí mismo, solo para fingir algo?”, le señalo y ella pone los ojos en blanco.
“Pues, te pongo los puntos así”, me dice, “primero, se desaparecen misteriosamente, cuando estábamos persiguiendo a esos dos”, indica y yo muevo la cabeza de lado a lado.
“Eso no es señal de nada, Aella”, le recuerdo y ella aprieta los dientes.
Konor se muestra bastante incómodo por mi pregunta y mira a su alfa, como si estuviera buscando algo en su cara, pero este frunce el ceño, pero es a mí a quien observa con cierto brillo en los ojos, como si hubiera algo interesante en mi cara, pero luego decide mirar de reojo al malherido de Melvin. Entonces este traga en seco.“¿Te has dado cuenta de que todos están muy nerviosos?”, me dice Aella y no puedo hacer otra cosa que reconocerlo.“Parece que hay un pescado grande y gordo que apesta por aquí”, le digo con el ceño fruncido, “y creo que ahora se va a destapar”.“Pues, eso espero”, señala mi loba interior y yo suspiro hondo, “que salga la verdad a la luz y que pague el lobo que tenga que pagar”.―La gran verdad, señorita Sia, es que no lo sé―me responde y yo frunzo el ceño en su dirección―como dije, estuve
“Creo que alguien se está pasando de la raya por aquí, ¿no lo crees?”, me reclama Aella, lo que me deja desconcertada. “No entiendo a qué te refieres, loba”, le digo con el ceño fruncido, porque estoy aburrida de reclamos. “A qué más, Sia”, me espeta, “a ese coqueteo repentino con Zayn, por supuesto”, contesta y yo trato de llenarme la cosa más escasa en mi ser en este instante. Paciencia. “Me parece que este no es el momento para pensar en eso, Aella”, le recalco con el ceño fruncido, “más bien hagamos lo que dijimos y concentrémonos en algo más importante ahora, buscar la manera de salvar ambas manadas de los daños que ocasiona esa endemoniada ponzoña”. “Estoy de acuerdo, pero recuerda que tendremos esta conversación en algún momento, humana”, me reprende y yo pongo los ojos en blanco. “Sí, sí, claro”, me mofo y ella pone los ojos en blanco esta vez, “tendremos varias conversaciones acerca de tus temas y los míos, porque no se me olv
Van mira a la yerbera con suma curiosidad, mientras revisa las instrucciones de su libro, al tiempo que la yerbera Andrea toma los ingredientes y los corta, pica, regana, muele, estruja y amasa, hasta sentirse satisfecha con el trabajo realizado.De cuando en cuando, tanto él como su colega Astor le dan ciertas instrucciones y ella las escucha o las rechaza, de acuerdo a su criterio y asumo que también de su experiencia. Finalmente y luego de mucho dialogar, la yerbera les permite a los betas ayudarla y entonces empiezan a trabajar en conjunto, como si fueran un equipo de trabajo y no se nota la diferencia en cuanto al grado de experiencia de cada uno.―Debo confesarle que tenía mis dudas respecto de su trabajo mezclando fórmulas―le dice Van ante la mirada inquisidora de su homólogo, mientras continúan con su labor―y tengo que reconocer que usted hace ver todo como si fuera una labor sencilla, cuando no es así.―P
Estoy tratando de entender qué rayos acaba de pasar o, peor aún, por qué rayos no pasó lo que tenía que pasar y no es que me haga ilusión el estar quemada por un veneno tan corrosivo como ese, pero es que ahora quiero saber qué hay de diferente en mí, como para que este líquido asqueroso no me afecte.―Vaya, cariño―me dice Zeira bastante sorprendida, debo decir―al final resultó que tú tampoco eras la indicada para el trabajo―advierte y todos los demás me miran sorprendidos, cosa que no ayuda para nada con mis nervios.―Y estoy rompiéndome los sesos tratando de darle una explicación lógica, pero no se me ocurre una sola―nos confiesa Van y yo solo puedo suspirar en frustración.―A lo mejor haya algo en tu sangre que inhibe el veneno―señala Astor igual de anonadado―deberíamos tomar muestras para ver de qué se trata.―S&i
La habitación se ha tornado en un bullicio verdaderamente estresante entre Van y su colega Astor, acerca de cómo debe ser utilizado el elixir para contrarrestar la inoculación de la ponzoña. Algunos los miran con suspicacia, con los ojos en blanco, mientras que otros, por ejemplo yo, queremos intervenir para dar nuestra opinión, aunque para este caso, debemos dejar que hablen los expertos, ya que el equivocarnos le costaría la vida a un tercero que sería Konor en este caso.Un tercero indeseable, pero, nuestro tercero indeseable, al fin y al cabo.“Bueno, pero es que él se ofreció, así que nadie tiene por qué sentirse culpable por eso”, señala Aella y yo pongo los ojos en blanco.“Suena como si pudiéramos conseguir voluntarios en cualquier esquina, cuando no es así”, le respondo, “además, si sobrevive, nos puede servir para otras
Van y Astor retoman la labor de probar el elixir con los nuevos voluntarios, haciéndolo de uno en uno y tomando las precauciones necesarias, por si hay algún efecto adverso.Primero, empiezan con Mara, a quién le hacen la primera prueba en la piel, pero, en lugar de colocarle el elixir que está en los viales, logran colocarle un rociador y notan que aplicarlo de esa manera es mucho mejor que vertiéndolo en líquido. Entonces ven cómo la piel de la delta se cura casi que mágicamente y todos sonríen.Enseguida le pasan dos viales con la fórmula y obtienen el mismo resultado que con Melvin, de hecho, ella no nota ningún tipo de síntoma, lo que hace que todo el mundo haga todo tipo de vítores por haber encontrado la manera de vencer a los lobos omega de Gerd.Todos, menos el alfa de la manada, claro, el cual sigue teniendo su cara de limón habitual. Es más, podr&i
Lo voy a decir una sola vez, porque no es algo que está más allá de mi propio orgullo.Pero tengo que decirlo, estoy feliz de que Melvin y Konor me hayan ayudado a hacer enlace mental y que solamente me escuche una sola persona. Eso quiere decir que ya puedo hablar con cualquiera sin que los demás se enteren de nuestra conversación y, lo más importante es que no me siento incompleta, como si fuera una especie de discapacitada lupina o algo así."Pues, yo no estoy tan feliz", espeta Aella, que es un pelín más terca que yo."Por supuesto que lo estás, cariño", le digo con sorna, "pero parece que la terquedad se multiplica por mil contigo", me sigo burlando y ella se enfurece más, así que añado, “no se puedes ser tan tozuda en esta situación, cuando los resultados nos favorecen tanto”.“Pero tú tampoco puedes estar feliz por esto&rd
"Te dije que no eran de fiar, pero, claro, ignoremos a la loba con mejores instintos que un humano", me reclama mi loba interior y yo hago un bufido."Tampoco es que nos estamos intercambiando pulseras de nuestra amistad por siempre por aquí", le respondo y pongo los ojos en blanco, "y te recuerdo que tampoco es que vaya a encender una hoguera y empalar a cada persona que no me dé buena espina", le digo y ella gruñe molesta."A lo mejor ya te compraron, como ellos mismos acaban de insinuar, pero qué bueno que la loba aquí presente no se venda con favores", insiste y estoy más que segura que Aella necesita tomarse un té de tilo o algo para calmarse, porque no me deja pensar con tanta rabia encima.“Mira, en lugar de estar molesta todo el tiempo y hacerte cocos en la cabeza, mejor déjame manejar la situación, ¿te parece?”, le digo y respiro hondo para calmarme, también, &ldquo