Mark sostuvo a Arianne por su delgada cintura y dijo con un tono lleno de celos: “Si alguna vez te atreves a hablar con otro hombre a mis espaldas, haré que te mudes de tu escritorio actual y te sientes en mi oficina”.

Arianne le rodeó el cuello con los brazos y sonrió provocadora. “Tú fuiste quien me pidió que aprendiera todo lo que pudiera de Sylvain, ¿cómo se supone que voy a aprender si no hablo con él? ¿Contacto visual? Cuando eso sucedió, crees que lo estaba seduciendo. Relájate, Robin es a quien él ama. Incluso se vio obligado a conocer a sus padres anoche. ¿Por qué me llamaste a tu oficina? ¿Podría ser... que estás buscando pasar un buen rato en tu oficina?”.

Mark bajó la cabeza y la besó en los labios. “¿En qué estás pensando? Puede que tengas el pensamiento en la cabeza, pero yo no tengo tiempo. Hay un paquete que acaba de llegar para ti, creo que es de tu mamá. Escuché que ella vino a visitarte cuando yo no estaba”.

Arianne lo soltó y caminó hacia el escritorio para busca