Arianne, brava, se sentó en el borde de la cama. “Creo que no me agrada tener a Aery en nuestra casa”.

Mark no supo qué decir. Ahora que él y Aery vivían en la misma casa, seguramente habría alguna interacción. Como mínimo, tenían que compartir la misma mesa durante las comidas. Él realmente lamentó su idiotez pasada en ese momento. Aunque en realidad nunca había salido con Aery, Arianne nunca perdonaría a Aery por lo que le había hecho a Tiffany. Tenía que prestar más atención a su comportamiento ahora que Helen y Aery se quedaban en el Chalet de Tremont. Un movimiento en falso y podría provocar una explosión. Él era el que estaba pasando por el momento más difícil.

Al darse cuenta de su silencio, Arianne se levantó de repente y le tiró de la corbata. Se puso de puntillas y le dio un chupetón en el cuello. “Ve a trabajar”.

Se tocó el cuello ligeramente dolorido. No estaba acostumbrado a esto. Después de todo, tenía la piel sensible. “Er… ¿Cómo se supone que voy a ver a alguien con