5 El contrato

—Casate con mi hijo—dice Thomas sin tacto.

Claudia se da un golpe en la frente y se avergüenza de su hermano. Mientras Liv se le queda mirando a Thomas parpadeando pensando que lo que escucho es una broma.

Ella no podía creer lo que su jefe le acababa de decir, de todas las cosas que se imaginó que ocurrirían jamás pensó que esas cuatro palabras serían dirigidas a ella.

—Pudiste ser más cuidadoso, Thomas—le regaña su hermana más sin embargo él prefería las cosas así, directas.

Esa mañana Claudia había llevado a Olivia a la oficina de su hermano con la excusa de que se le daría respuesta por el préstamo que ella había pedido. 

—Yo...yo...—Liv no sabía que responder simplemente seguía en shock.

—Mira, voy a ser sincero niña—comienza a explicarle Thomas a la muchacha—. El dinero que pides es demasiado y ni con diez años trabajando para nosotros podrías pagarlos, en cambio te ofrezco ese dinero y un monto extra con la condición de que te cases con mi hijo por dos años después de los dos años te aseguro que nada le faltará ni a tí ni a tu familia, es un buen trato si me lo preguntas.

—¿Me está pidiendo que me casé con su hijo?—pregunta Liv todavía confundida.

—A cambio del dinero que necesitas más el futuro asegurado de tu familia, sí—le responde Thomas rotundo.

La muchacha le dio una buena impresión, lo único era que era muy tímida e inocente y su hijo cuando tuviera la oportunidad la destrozaría.

—No puedo—responde Liv temblando.

—No tienes que hacerlo si no quieres—se apresura a intervenir por fin Claudia arrepintiéndose de haber dejado que Thomas hablar con Liv.

Thomas le pasa una carpeta a Liv.

—Leelo, piénsalo y luego me das tu respuesta—Liv lo toma entre sus manos saliendo de la oficina.

Intenta respirar tranquila pero el aire se le vuelve pesado, no, ella no puede casarse. 

Odiaba la idea de un matrimonio sin amor, ella no quería la misma vida que sus padres que solo se casaron porque ella llegó a sus vidas. 

Liv fue testigos de la infelicidad de ellos y ella quería ese tipo de romances empalagoso. Liv quería su felices para siempre.

El sonido de su teléfono la hace despertar de sus divagaciones. Pero deseo no haber abierto ese mensaje, el que definiría su vida para siempre.

“Tic, Tac se te acaba el tiempo, muñequita.” 

Se leía en el mensaje más una foto adjunta de su madre con su hermanita camino a la escuela. Las lágrimas no tardaron en hacerse presentes y desbordarse por su cara, cerro los ojos y quiso imaginar que era una pesadilla que su madre y su hermana no estaban en peligro pero al volver a abrir los ojos volvió a la realidad.

Fijo la mirada en la carpeta que podría ser la única solución a su problema y sin perder tiempo se puso a leer el contrato matrimonial.

***

Su padre estaba loco, Joder. No podía hacerle eso.

Dorian caminaba de un lado a otro molesto. Thomas Sinclair le había quitado todo en un abrir y cerrar de ojos. Y lo peor fue la condición que le dio para tener todo de vuelta.

No, no y no, él no se iba a casar jamás. No volvería a pisar una estúpida iglesia en su vida.

—Calmate, Dorian—le pidió William.

—Como quieres que me calme, M****a. No, no le voy a casar.

—Tienes que hacerlo si quieres tener tu vida de principito otra vez—soltó Jason con algo de resentimiento disimulado.

—Mi papá, la herencia y su dinero se pueden ir todo a la mierda—escupió Dorian todavía molesto.

—¿Y cómo piensas subsistir, primo? Sino sabes ni lavar un plato—se burló William.

—Joder—suelta Dorian llevándose la manos a su cabello frustrado—. Puedo buscar trabajo—considero.

Ni Jason, ni William pudieron contener la risa, ganándose una mala mirada por parte de Dorian.

—Primo, la única solución es que aceptes casarte, no veo de otra—dijo William más calmado.

—¿Por qué no te casas tú y heredas ese puta empresa?—le pregunto Dorian a su primo—. Tienes las misma oportunidad que yo.

Y sí, William también podía heredar la empresa familiar más nunca heredaría ya que no era el nieto favorito de su abuelo y tampoco quería serlo.

—No me interesa—dijo encogiéndose de hombro—. En cambio a tí siempre te emocionó hacerte cargo de SINCLAIR. Lo que no entiendo que fue lo que te hizo cambiar de opinión de la noche a la mañana.

Dorian desde pequeño fue mentalizado para heredar la empresa familiar y desde niño le hacía ilusión imaginarse siendo igual a su padre sin embargo desde ella, su perspectiva de la vida había cambiado.

—Debo regresar a trabajar—hablo Jason marchándose por la puerta.

—Y yo hacer algo con mi vida—le siguió William dejando solo a Dorian pensativo.

Dorian se sentía presionado y confundido, sin saber que hacer. No quería casarse estaba muy seguro de eso pero ese viejo sueño de hacerse Ceo de la empresa lo estaba atormentando. 

Toda su vida había girado entorno a eso desde siempre y no era que sé lo habían impuesto ya que a él si tenía interés en formar parte de su legado familiar, lo llevaba en la sangre, lo sentía en todo su ser.

Pero lo había abandonado ¿Y todo por qué? Por ella. Estaba dejando sus sueños de lado por ella, desde que la había conocido había sido así, dándole todo lo que pudo para complacerla para que al final se fuera y lo dejara vacío. 

Con rabia fue hasta donde tenía guardado una botella de whisky y sin importarle que todavía fuera muy de mañana, se tomó dos tragos antes de buscar su teléfono.

Marcando el número de su padre llamó esperando que contestara y al tercer timbrazo la voz de su padre contesto.

—Acepto—fue lo primero que Dorian dijo—. Me casaré y me hare cargo de la empresa.—termino de decir antes de colgar y seguir bebiéndose el whisky hasta embriagarse.

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