—Te vi con el semental Grayson—le dice acerca de su oído Óscar su único amigo en ese sitio, asustada se lleva la mano al corazón.
—Me asustaste, imbécil—se queja Liv mirándolo mal.
—No es mi culpa que sea tan nerviosas, cariño—responde este divertido.
—¿Semental Grayson?—cuestiona con el ceño fruncido.
—Ya sabes ese toro del que todas las vaquitas del rebaño quieren tener sus hijitos—explica como si fuera bastante obvio sin embargo Liv seguía sin entender—Jason Grayson, te aseguro que tiene pinta de semental y tú quieres ser la vaca de ese padrote—termina mirándola con picardía.
Liv oculta el rubor leve que cruza por su rostro haciéndose la desentendida.
—Solo tomamos el elevador al mismo tiempo—se excusa concentrándose en su tarea diaria antes de que llegara su jefa.
—¿Eso es todo?—cuestiono Óscar molesto y frustrado.
Óscar era el único que sabía su pequeño enamoramiento con Jason y él que la apoyaba a acercarse a su amor pero en ese momento ambos estaba perdiendo la esperanza de que el semental Grayson se fijará en ella para transformarse en el príncipe azul o en el Christian Grey de su historia.
En eso estaban cuando por las puertas entra una rubia, alta, con elegancia y su figura destilando gracia.
—Buenos días jefa—todo el departamento creativo se levanta dejando lo que estaban haciendo para saludar a la rubia casi cincuentona que acababa de adentrarse como si fuera la reina del lugar.
—Buenos días—saluda bajando los lentes oscuros para escanear rápidamente la sala y volverse a colocar los lentes adentrándose a su oficina—Wilde—la llama a lo que Liv corre a seguirla.
—A la orden jefa—dice Liv una vez frente a su jefa.
—Sabes que puedes llamarme Cláudia sin problemas—la reprende ella.
A su jefa Cláudia la llamaba La tirana, La generala y hasta Cruela sin embargo ella era muy buena y amable con Liv desde el primer día. Así que Liv no entendía porque los demás compañeros la llamaban por esos seudónimos. Claro eso fue hasta que vio lo inflexible que puede llegar a ser con sus empleados.
—¿Podrías traerme el café?—le pregunta—. Ah y los documentos que te pedí listo ayer—Liv asiente y sale de la oficina.
A Claudia le agrada la muchacha parecía tan sincera e inocente que a veces le recordaba a si misma en el pasado.
Suspira recordando que debe llamar a ese muchachito que tiene por sobrino. Le iba a sacar más canas que las que trataba de ocultar teniéndose el cabello.
Ese muchacho debía empezar a interesarse por SINCLAIR, su hermano no iba a poder manejar la empresa solo por mucho tiempo. Thomas estaba cansado y el corazón del viejo estaba gastado, Dorian debía tomar el lugar se su padre y pronto.
Con eso en mente decide realizar la llamada, espera un toque, dos toque, tres...—Aló—le contesta la voz de su sobrino al otro lado de la línea.
—¿Te levanté?—cuestiona sin sentirse apenada si así era.
—No, en realidad estaba resolviendo algunos problemas—le responde él seco sin darle más explicaciones en tono irritado—. Me imagino que tú llamada es para saber cuándo pienso asumir ¿O me equivoco?
—No puedes seguir huyendo, Dorian Sinclair.
—Necesito más tiempo tía, aún tengo muchas cosas que resolver—le responde con esa misma excusa de siempre.
—Pues no tienes más tiempo. Tu padre está enfermo, no puede seguir manejando solo esta empresa porque el día que decidas ser un hombre y enfrentar la realidad lo vas a conseguir pero muerto—termina ella colgando molesta.
En ese momento entra por la puerta Olivia su asistente, al verla una loca idea le cruza por la mente a la rubia cincuentona.
La chica deja el café sobre la mesa junto a la carpeta dónde se encuentra los papeles que le pidió hace un momento.
Nerviosa y con las manos temblando Liv carraspear—Jefa, yo...yo necesito pedirle un favor.
Dorian suspira mirando el teléfono.
Su tía Claudia acababa de colgar la llamada molesta hace unos minutos.
Él sabía que tarde o temprano tendría que hacerse cargo de la empresa familiar, sin embargo estaba bien ahí en esa comodidad, en esa rutina que sea había establecido en su vida.
Regresa a su habitación revisando que su acompañante nocturna se haya marchado, no quería otro escándalo ridículo. No entendía el porqué todas las mañanas las mujeres le armaban una escena si él desde el primer momento les decía lo que buscaba y ya eso era todo lo que les daba, estaba empezando a creer que tenía un radar que atraía a todas las locas.
Ahora él no era el juguete, no, ahora él era el jugador. Sin embargo no se quejaba ya que en su mayoría eran excepcionales en la cama.
—Ya me voy, no te preocupes—es lo primero que le dice la hermosa castaña que lo miraba herida con voz aún cargada de esperanza antes de que él pudiera decir cualquier palabra.
Él se acercó a ella lentamente y con cuidado le limpió las lágrimas traicioneras que corrían por su bello rostro.
—Milly, sabes que no debes llorar por alguien como yo.
Ella se aleja brusca de sus brazos.
—Lo sé—dice sin mirarlo limpiándose otra lágrima que resbala por su mejilla y lo enfrenta—. Solo espero que el karma no sea tan hijo de puta contigo, Dorian.
Ella recoge su bolso del sofá marchándose sin mirar atrás con prisa.
Él se le queda mirando hasta que su figura se pierde con cierta sensación de tristeza y niega cerrando los ojos. Dorian tenía bien en claro que en algún momento el karma le cobraría factura pero por en ese instante no quería pensar en el jodido karma ya arreglaría cuentas cuando fuera su turno por ahora lo importante era decidir que hacer con su vida.
Y con el pensamiento de que tenía otro corazón roto agregando en su lista le da el comienzo a ese nuevo día.
Él no iba a mentirse así mismo, en la oscuridad de su cuarto en las noches cuando se encontraba solo aún la recordaba, la extrañaba y en ocaciones se daba el placer de imaginarla lo hacía en momentos de debilidad y luego la ira se apoderaba de él.
Madison por un tiempo se había convertido en todo para él y Dorian pensó que era mutuo que el amor que sentía era correspondido pero fue un error entregarse por completo a ella, nunca debió confiar en esa m*****a mujer por eso él en el presente no volvería cometer la misma estupidez de enamorarse de nuevo, su corazón roto está resguardado y congelado.
—Necesito que tengas listo esto antes de que regrese—le pide Claudia unos días después de que Liv le pidiera un préstamo, dándole unos documentos a su asistente sale de la oficina.Claudia había tomando una decisión Olivia Wilde sería ahora su pupila, ella la ayudaría y así mataría dos pájaros de un solo tiro.Suspira adentrándose en la oficina de su hermano.—Tu hijo no puede seguir haciéndose el idiota ¿Lo sabes no?—le dice mirando a Thomas molesta.—Lo sé—dice él dándole la razón.—Entonces porque no has hecho nada todavía—le reclama su hermana.—Por que no quiero influir en su vida—le responde este cansado recostándose en el espaldar de la silla.—El deber de Dorian es manejar esta empresa que tú trabajaste para él—Claudia parece querer cachetear a su hermano para ver si reacciona.—Claudia sabes que no es fácil manejar una empresa de la noche a la mañana y también sabes la condición que estipuló nuestro padre.El padre de ambos había estipulado hace muchos años en el testamento q
—Casate con mi hijo—dice Thomas sin tacto.Claudia se da un golpe en la frente y se avergüenza de su hermano. Mientras Liv se le queda mirando a Thomas parpadeando pensando que lo que escucho es una broma.Ella no podía creer lo que su jefe le acababa de decir, de todas las cosas que se imaginó que ocurrirían jamás pensó que esas cuatro palabras serían dirigidas a ella.—Pudiste ser más cuidadoso, Thomas—le regaña su hermana más sin embargo él prefería las cosas así, directas.Esa mañana Claudia había llevado a Olivia a la oficina de su hermano con la excusa de que se le daría respuesta por el préstamo que ella había pedido. —Yo...yo...—Liv no sabía que responder simplemente seguía en shock.—Mira, voy a ser sincero niña—comienza a explicarle Thomas a la muchacha—. El dinero que pides es demasiado y ni con diez años trabajando para nosotros podrías pagarlos, en cambio te ofrezco ese dinero y un monto extra con la condición de que te cases con mi hijo por dos años después de los dos a
Tenía que ser una mala broma, piensa Dorian al ver la estúpida invitación en sus manos. Su ex prometida se iba a casar y no solo eso sino que lo había invitado a su maldita boda.—¿Me estas escuchando, Dorian?—pregunta Thomas molesto.Dorian de mala manera guarda el teléfono en el bolsillo de su pantalón.—Te estoy escuchando, papá—dice mirándolo a la cara—. Estamos acá para convencer a Maldonado de invertir con nosotros.—¿Entiendes lo importante que es esto, verdad?—le pregunta Thomas más relajado.—Lo entiendo—suelta Dorian suspirando.—Una vez que hablemos con Maldonado tienes vía libre para divertirte—le dice dándole una palmada en la espalda—. Solo no te pases, recuerda que tienes una prometida.Una prometida, que aún él no conocía.Al parecer todo estaba pactado, así que no había escapatoria. En unos meses habría boda y él ni siquiera le había visto la cara a la chica que aceptó casarse con él.—El lunes nos reuniremos con Olivia para firmar el acuerdo de confidencialidad y deb
Liv no podía explicar lo que sentía por aquel desconocido, las sensaciones que ese hombre misterioso le provocaban con tan solo una mirada la inquietaba, poniéndola nerviosa, la confundía pero sobretodo la atraía.Era un hombre alto, de cabello castaño y unos impresionantes ojos de color marrón eso era todo lo que podía apreciar de su rostro debido a una máscara que le cubría casi por completo la cara.Mientras Dorian sólo podía darse el pequeño lujo de observarla, analizarla, contemplarla.—¿Entonces que dices? ¿Me dejas pagarte un trago en reposición del que se te desperdició?—insiste Dorian con su más galante sonrisa.—Yo no...no es necesario—tartamudea Olivia algo sonrojada.—No acepto un no por respuesta—sonríe al ver el sonrojo en la chica algo que le causó un poco de ternura y lo encendió por partes iguales.Dorian se encontraba confundido ya que no había experimentado todas esas sensaciones antes.—Está bien—acepta por fin Liv intranquila.Todo en ese hombre la ponía nerviosa
Entre besos y tropiezos Dorian logró guiarla hasta la habitación en donde dormirían esa noche.Él estaba fascinado y sentía hervir su sangre con cada beso sin embargo él podía sentir lo nerviosa que se encontraba esa hermosa chica que se estremecía en sus brazos.Así que bajo la velocidad de los beso pero aumento la intensidad, él quería que ella lo disfrutara que olvidará por completo que eran desconocidos, quería que ella se entregará por completo a él.Liv se sentía perdida en la marea de sensaciones que ese misterioso hombre le hacía sentir con cada roce, con cada beso, con cada caricia a tal punto de olvidar hasta su propio nombre.Ambos solo se estaban dejando llevar por el momento tan único que los dos se estaban encargando de dejar grabados en la piel del otro.Dorian cuando sintió que su hermosa dama estaba mucho más relajada se encargó de bajar el cierre del vestido turquesa que lo había dejado sin respiración apenas la vio, lo bajo con cuidado y lentitud sin querer asustar
Liv serpenteaba caminando de prisa por las calles sintiéndose más ligera, por lo menos había podido pagarle una parte adelante a los delincuentes que ya empezaban a asfixiarle con amenazas.Aún sentía las consecuencias de el ataque de nervios y miedo que sufrió al enfrentarse a ellos de nuevo.Estaba hecha un desastre cargaba una que otro rasguño pero por lo menos había podido evitar llorar como una niña.Después de esa noche en la que estuvo en el cielo los días siguientes se convirtieron en un infierno cuando al llegar a su casa volvieron a atacarla y amenazarla de nuevo presionándola.Había pasado varios días de esa noche que se había marcado en su piel para siempre.Liv no pudo evitar sentir decepción cuando a la mañana siguiente al levantarse se encontraba sola en la habitación. Sí, ella sabía y tenía en claro que el misterioso desconocido solo le había prometido una noche sin embargo pensó...niega con la cabeza desviando el rumbo de sus pensamientos.Ella había aceptado y aunqu
—Suelteme—intento alejarse ella sin verlo a la cara debido a que las lágrimas le eran imposibles de frenar y estaba empezando a odiar que él fuera el motivo de su llanto.Estaba cansada, lastimada y humillada.Solo quería irse a casa darse un baño y llorar a solas en la tranquilidad de su cuarto. Ya no quería fingir ser fuerte, estaba derrotada y ya no le importaba nada.—Olivia—pronuncio su nombre despacio llamándola a lo que ella no pudo evitar levantar la mirada como si obedecerlo estuviera en su sistema.A Dorian se le oprimió el corazón al verla tan vulnerable, a él siempre le había molestado ver a las mujeres llorar y mucho más si era su culpa pero últimamente había sido el causante de muchas lágrimas.Esa chica era una sombra de la mujer que conoció esa noche.Llevaba ojeras como si no hubiera dormido en varias noches, desarreglada, se veía terrible y sin embargo el aún la seguía viendo tan hermosa.Las lágrimas seguían cayendo en silencio por sus mejillas mientras le mantenía
Dorian se adentra por los pasillos de la empresa con pasos seguros y con la mirada en alto. Él puede escuchar los murmullos a su alrededor y uno que otro suspiro que algunas empleadas dejan escapar cuando lo ven.Antes pensaba que era por lo apuesto que le parecía a las féminas, no lo pensaba porque fuera arrogante sino por la cantidad de chicas con las que Dorian había estado que se lo habían dicho infinidades de veces pero en realidad él estaba empezando a creer que su verdadero atractivo vendría acompañado de los millones de dinero que se cargaba en su cuenta bancaria.Últimamente ese pensamiento lo perseguía por todas partes.Dorian deja atrás esos pensamientos inútiles, él no estaba ahí para seguir con su autocompación.Hoy él empezaría a representar su papel en la empresa, su padre había sido bastante claro con él. Debía integrase lo antes posible para así estar preparado para asumir como CEO cuando su padre por fin se retire después de que se casará con Olivia.Olivia, él solo