Los vimos desaparecer, como si hubiesen sido un producto de nuestra imaginación, una ilusión que jugó con nuestras mentes por un momento. Con esa indumentaria rojo oscuro y la máscara blanca y me di cuenta que cada uno de ellos tenían un arma en específico, estos dos tenían espadas, y el otro solo tenía una cadena con una bola de acero con púas. —Nos están vigilando —anunció Mason. —Sea a lo que estén jugando, pgonto me tendgan enojado, enfadado —gruñó Le François mientras nos acercábamos a las Líneas. Los Cuervos al parecer temían pelear contra mi mentor. Cruzamos por todas las protecciones susurrando el lema de la Orden Negra dicho solo por Exorcistas que estaban en la lista del Libro Sagrado de la Orden: Alcanzaremos las Estrellas. El enorme prado seguía conservando lo verde, pero varios árboles ya estaban tornándose ámbar, sus troncos palidecían y los rayos de sol que se posaban sobre ellas le daba un aspecto fantástico y ¿Cómo no? Se suponía que nada de lo que hay en los cuento
Me condujo por un largo pasillo donde no había nadie, tanto que pensé incluso que esto podría ser solo una jugada para luego atraparme. Detrás de las paredes con algunos cuadros de desconocidos personajes con los bordes dorados tampoco había nadie, y mientras nuestros pasos resonaban me sentía cada vez más perturbado y ansioso. —No es un calabozo, relájate —habló de nuevo Irianna justo cuando al doblar en una esquina, donde ya había una chica con un chico vistiendo uniformes negros con franjas rojas que hablaban en la puerta de una habitación, además de que tenían los mismos colores de ojos que yo, me miraron un poco sorprendidos pero me brindaron una sonrisa de bienvenida. — ¿Es el verdadero Mitchell, cierto? —preguntó la chica a su compañero cuando los dejamos atrás. —Wayne nos dijo que sí. Además, es un Inocencia, el falso era Esencia. —Bienvenido a la Sala —dijo ella y yo asentí con timidez. Estaba tan atento que no vi que Irianna se había detenido para abrir una habitación qu
Para los Exámenes de Ascenso comenzaban de lo más difícil a lo más fácil. Cuando yo hice ese examen, los Cuervos usaron mi debilidad; haciéndome sentir que no podía pasar y seguir con esta vida al traer a mi hermano que había matado y a mi abuelo quien me culpaba por su muerte. Usaban la Fortaleza de los Cazadores, en uno de los túneles, había por lo menos seis habitaciones especializadas para ese fin y no permitían el uso de armas o invocaciones en el caso de un Esencia. Te hacían beber un tónico y luego te encerraban en una pequeña celda oscura donde aun teniendo un don poderoso no podías ver nada, te dejaban por al menos diez minutos en silencio, oyendo solo tu respiración y los latidos de tu corazón e incluso hasta los sonidos y movimientos de tus intestinos, hasta que una voz penetraba tu mente. — ¿Te asusta la oscuridad, Elisa Walker? —Era apenas un susurro penetrando las paredes de mi mente obnubilada. ¿Dónde estaba? Me sentía tan vulnerable… De repente, por un hueco entró una
Narra Mitchell:Hicieron que me acostara en una cama con dosel mientras analizaban mi sangre, mis pupilas e invocaban a quien sabe qué con extraños pergaminos que flotaban por sí solos. El más alto dijo que se llamaba Evanaugh y el otro Elliot, supuse que el segundo era nuevo y mientras que el otro era más viejo por la antigüedad y la rareza de ese nombre.En esa habitación reinaba el silencio, no había calor ni frío por más de que estas fueran de piedras gruesas, con relieves que parecían susurrarte cosas, secretos buenos y malos, gritos de personas pasadas, de líneas que se truncaron o simplemente dejaron de seguir su camino, muertes.—Tranquilo, solo te revisaran el aura, tu frerinse —dijo Irianna al verme observar un poco asustado, me miraba con unos ojos dulces, lo sabía aun teniendo esa mascara puesta y extrañamente me hacía sentir bien, así que me relajé.— ¿Qué es el frerinse? —Pregunté solo para disipar el miedo que sentía.—Tu fuerza interior —respondió como si yo fuera un n
9 de octubre de 1932…Era una tarde de octubre, soleada y cálida. Las tardes como ésta me la tomaba para visitar a mi familia, especialmente a mi hermana de once años, yo tenía dieciséis en ese entonces y la formación de Exorcistas comenzaba a los dieciocho. Como lo sigue siendo hasta el día de hoy, pero en aquella época no estábamos siendo reclutados para una posible guerra humana, solo que todos los jóvenes ingleses a partir de los 16 años debían dar un servicio militar por el bien de la Nación, mi padre me había enviado a participar debido que también formaba parte de la sociedad inglesa, pero teníamos que formarnos antes de partir al frente. Unos días antes de que nos dijeran que trasladaríamos a otro campamento, quise despedirme de mi hermana.Y como tenía un don innato de saber pasar desapercibido y saber cómo volver sin que notaran mi ausencia, me escapé. Éramos de Bristol y por suerte el campamento estaba cerca, así que podía ir y volver. Estaba feliz, con un poco de nostalgia
Al final, Mitchell estaba bien, cuidado por un Cuervo en la Fortaleza, al menos eso es lo que Louis me dijo cuándo mi prueba había culminado exitosamente, o al menos eso es lo que Johanna y Oscar me dijeron aun haya demostrado tener sentimientos hacia la muerte de mi hermano pidiéndole perdón por lastimarlo, sabía que no era necesario. Mi última prueba fue matar a un ruiseñor que cantaba hermoso, incluso su canto me había hecho trizas el corazón; su canto tenía algo que te hacía recordar los bellos momentos de la vida y yo acabé con él, sintiendo como su corazón se iba apagando entre mis dedos. La prueba de control demoniaca fue la más fácil, puesto que un Esencia tiene ese don, e incluso en la creación de un Soldado Elemental me era aún difícil, no por el control, sino que esa había sido la especialidad del Mitchell falso. Pero la había pasado. —Es una prueba, siempre te darán a elegir entre tu familia y tu deber —comentó Oscar cuando me senté a esperar los resultados en un largo pa
Mitchell: Cada gota que caía era más ruidosa que la anterior, cada sonido se intensificaba y el espacio se reducía hasta hacerse cada vez más pequeño al punto que tuve que doblar mis rodillas y éstas chocaban contra mi tórax. El aire se desvanecía, mis pulmones suplicaban por oxígeno, mis ojos rogaban ver la más mínima luz que fuera, no había ninguna. Todo era oscuridad y nada más. Los minutos se convertían en años, las horas en siglos. Mis huesos sentían todo el peso de ese tiempo, mis venas y arterias gritaban auxilio, sentía mis dedos congelarse, quedarse paralizadas, tanto que si la movía, se quebraría como un carbón. Plink… Dolor o no dolor, era casi imposible de saber si percibía algún dolor físico u emocional ¿me había acostumbrado al dolor al punto de ya no sentirlo? ¿De soportar incluso el dolor más sobrenatural habido en la tierra? La necesidad de oxigeno seguía ahí y solía doler, pues tus pulmones no duraban mucho sin esa sustancia vital, no obstante solo era la concien
Rápidamente nos encaminamos hacia la enfermería donde habían trasladado a Mitch, quería correr e incluso volar para llegar más rápido, pero no podía hacerlo. Mi código de orgullo no me lo permitía. Era como ser una hipócrita después de cómo lo había tratado cuando él recién había llegado, temeroso, sin nadie que conociere, no corrí hacia él para recibirlo, viendo su aspecto y la manera en que se comportaba, de que era el verdadero y único Mitchell. Y Schlunk parecía nervioso, aunque no lo demostrara, podía sentir esa carga y no sabía por qué. Por todo lo que yo había llegado a percibir en la Orden, es que todos guardaban secretos, algunos más grandes que otros. —Passmore, Evanson… a mi despacho —se giró de repente hacia la derecha—. Lisa, infórmame de lo que Mitchell diga. Ni siquiera se volteó, siguió caminando como un Dios empoderado y desapareció en la siguiente esquina sin escuchar mi protesta de que yo no era ninguna paloma mensajera; aun él fuera el líder de la Orden. Demian