Capítulo dedicado a: Yerlin Vargas, Janna Guzman, Eugenia Xochilt, María fuentes, Carolina Quiñónez, Sandra López y Deboo Fuentes. Gracias infinitas por todo su apoyo, los tqm.
Alek Vólkov —Dasha, cariño —la llamé para que pudiera verme y en cuánto lo hizo, comenzó a intentar levantarse de la camilla aún con la vía en el brazo. La enfermera que se encontraba a su lado al instante replicó y le dijo que no podía moverse, por lo que decidí acercarme más a ella y estar más a su lado. Sin esperar demasiado, tomé sus mejillas entre mis manos y la miré fijamente a los ojos, encontrándome con su rostro demacrado y pálido. —A-alek —dijo en un susurro apenas audible. —Estoy aquí, ángel —susurré contra sus labios y dejé un suave beso en los mismos antes de separarme de ella y quedarme a su lado. Ella a duras penas intentó sonreírme en respuesta, pues a simple vista no podía ni con un gramo de su alma, pero le salió más una mueca que otra cosa. Dejé un beso en su frente y decidí no hacerla hablar, pues no la veía del todo bien y no quería que se esforzara más de la cuenta. —¿Usted quién es? —preguntó con desdén la enfermera luego de unos segundos al verme
Alek Vólkov —...Y por eso te llamé, Vlad —terminé de hablar y le di un sorbo a mi vaso de vodka mirándolo con atención. Nos encontrábamos en el despacho de la mansión discutiendo sobre el plan que quería llevar a cabo en contra del bastardo de Sergei, pues aunque intenté buscarlo con la mirada en la jodida universidad al salir en brazos con Dasha, no lo encontré. Por lo que aún no había podido recuperar las cosas de Dasha ni el anillo de compromiso. Así que llamé a Vlad para que viniera a ayudarme a estructurar un plan para así poder darle una lección. Por otro lado, Dasha se encontraba en la habitación aún dormida, pues según me explicó la enfermera, eso era algo normal ya que los efectos del medicamento que le habían inyectado le harían ese efecto. Desde que habíamos llegado se encontraba durmiendo, así que le pedí a María que se quedará con ella en la habitación mientras yo resolvía unos pendientes y atendía a Vlad, quién llegó minutos después de mi llamada. —¿Me estás jo
Dasha Petrov Desperté desorientada y con un jodido dolor de cabeza, miré a mi alrededor y al notar todo oscuro, me asusté al pensar que tal vez me encontraba nuevamente en las manos de Logan. ¡Maldición! Me levanté rápidamente de la cama y posé mis pies en el piso, arrepintiéndome al instante al sentir como un intenso mareo me hizo tambalearme hasta caer nuevamente en la cama sentada. Posé mis manos en mi cabeza, cerré los ojos intentando calmar el intenso dolor que sentía en la misma y comencé a masajear con suavidad mi cuerpo cabelludo, sintiendo alivio casi a los pocos segundos. No recordaba casi nada, solo que pasé de estar en el salón de clases dando una exposición, a estar en la enfermería en los brazos de Alek. Comencé a ver nuevamente a todos lados y al confirmar que efectivamente me encontraba en su casa, esta vez con un poco más de delicadeza me levanté de la cama y fui hasta la puerta de la habitación. La abrí y me sorprendí al notar como del otro lado de la mis
Dasha Petrov (Maratón 1/6) Mi estómago rugió en cuanto el exquisito olor de la sopa que estaba haciendo María entró por mis fosas nasales. Sin poder evitarlo, eché un vistazo a la cocina a ver si ya estaba lista, sabiendo que no era así pues desde que habíamos llegado María me había dicho que aún le faltaba hervir un poco. Decidí no preguntarle nada y tratar de concentrarme en otra cosa que no fuese la comida, pero se me hizo casi imposible, por lo que decidí preguntar otra cosa. —¿Ahora sí me vas a decir quién es Eleggua, María? —le pregunté con interés. —Ah, sí, se me había olvidado —dijo al escucharme y reí. —Definitivamente los años no pasan en vano —bromeé y ella rió por mi comentario. —Ja, ya te veré en unos años, niña —se burló nuevamente y sacó del bolsillo trasero de su pantalón su pequeño teléfono y buscó hasta que me mostró la foto y pude apreciarla detalladamente. En la misma se encontraba un niño moreno, pequeño y vestido de color rojo y negro. Sonreí al ver
Alek Vólkov (Maratón 2/6) Le di una última calada al cigarrillo que tenía entre mis manos y tomé el teléfono para responder la llamada entrante. —Diga —respondí sin ver el remitente y de mal humor por la interrupción. Me encontraba supervisando uno de los cargamentos más importantes que iban a salir directo para Estados Unidos y por obvias razones no podía tener distracciones de ningún tipo. No podíamos permitirnos ni un solo error, pues las autoridades estaban tras nuestros pasos y eran millones de dólares lo que iban en ese jodido container. —Señor, es María —dijo ella del otro lado de la línea e inmediatamente las alarmas se encendieron en mi cabeza. Dasha. —¿Qué ocurre María? ¿Dasha está bien? —pregunté rápidamente tirando el cigarrillo que tenía entre mis manos al sueño y pisandolo con mi zapato. —Sí, todo está bien no hay de qué preocuparse —dijo de vuelta y escuché cómo soltó un suspiró antes de volver a hablar —. Pero lo estoy llamando porque acaba de llegar alg
Alek Vólkov (Maratón 3/6) Miré con atención los movimientos de Logan y me desesperé al notar como al pasar los minutos, él no decía absolutamente nada y solo jugaba con el jodido cigarro encendido entre sus manos. —¿Para eso viniste a mi casa, Logan? —le preguntó de mal humor. Recosté mi espalda en la cómoda silla en la que estaba y crucé mis dedos encima del escritorio, mirándolo fijamente esperando una jodida respuesta de su parte. —A veces la impaciencia no lleva a nada bueno, socio querido —comentó con calma y eso solo logró ponerme más furioso aún. —Déjate de mariconadas y termina de hablar, imbécil. Dejé de hacer cosas importantes por tu jodida visita que, al parecer, no es tan importante como así lo decían. —Estoy esperando que mi asistente te pase toda la información por correo, si te esperas un poco más, quizás no te salgan cañas verdes por tu desespero —se burló y quise acortar la poca distancia que nos separaba pero para partirle la cara por imbécil. Respiré ho
Dasha Petrov (Maratón 4/6) Sonreí al ver como la enorme torre de panqueques había quedado perfecta y se veía muy apetitosa con el sirope de chocolate encima. Inmediatamente comence a picar algunas fresas y se las coloqué alrededor, cambie los toques finales. —Lo hiciste muy bien, Dasha —me elogió María y sonreí aún más al escucharla. Terminé de limpiar el plato por los bordes y me felicité internamente también al notar lo lindo que me había quedado todo. Gracias a sus consejos había podido terminar de cocinar con éxito y, aunque también me ayudó en muchas cosas, en otras solo me guió y enseñó cómo hacerlo con paciencia y cariño. Algo que jamás olvidaría, porque nadie se había tomado el tiempo de enseñarme con paciencia y amor algo en particular, lo que sabía era porque me había tocado aprenderlo sola o gracias a los errores cometidos en mis primeros intentos. —Muchas gracias —solté el pequeño pañuelo y me quité el delantal para posteriormente dejarlo encima del mesón de
Dasha Petrov (Maratón 5/6) Estábamos a las afueras de la mansión en el patio trasero, luego de una larga siesta, Alek me había traído para acá con la excusa de que quería mostrarme algo súper importante y que quería compartirlo conmigo. Aún con duda, acepté y decidí acompañarlo. Y fue la mejor decisión que pude haber tomado, pues la vista del cielo estrellado que podíamos observar desde ese lado de la casa era espectacular. Y, no sé si el sabía que yo me moría por ese tipo de detalles como los atardeceres y más, pero apreciaba mucho el hecho de que siempre buscara la manera de sorprenderme. —No había tenido la oportunidad de ver el cielo estrellado desde aquí —confesé dándole una rápido vistazo al cielo y luego a Alek, quién se encontraba a mi lado. Estábamos sentados en unos cómodos sillones playeros y con unas bebidas al lado, mismas que María preparó para nosotros por orden de Alek. Él, como siempre, me sonrió en respuesta y entrelazó nuestras manos. Sonreí también al ve