Puerto Escondido, Oaxaca.Don Jerónimo abrió los ojos de par en par al observar a Connor ingresar solo.— ¿En dónde está Iñaki? —cuestionó con voz hosca.Connor suspiró profundo.—Tuvo que irse —respondió y se encogió de hombros.— ¿Justo en este momento? —Ivanna preguntó, sintiendo un tic nervioso en uno de sus párpados.—Sí —expresó Connor.— ¿Ocurrió algo grave? —cuestionó ella.—No, no es algo grave, pero sí… URGENTE, diría yo, de mucha importancia..— ¿Qué puede ser más importante que celebrar con quienes somos como su familia su cumpleaños? —manifestó don Jerónimo.— ¡Antonella Bianchi! —Ivanna exclamó.—Saben muy bien que a Iñaki nunca le ha gustado celebrar su cumpleaños, y menos si de fiestas se tratan —Connor miró a Ivanna a los ojos—. Me voy a descansar, te quedó muy lindo todo— Tomó un par de bocadillos y se retiró.Ivanna observó hacia donde se encontraban los invitados, su mirada se cristalizó.—Soy una tonta —se reprochó.—No, no lo eres, sigues enamorada de él. —Don Je
—Me siento muy decepcionado de ti —Jerónimo manifestó al cerrar la puerta de su despacho—, jamás pensé en que diría estas palabras. —Su garganta picó.—Me duele escucharlo, pero no puedo hacer nada al respecto —respondió Iñaki—, yo no pedí tomar el lugar de… Benjamín Alvarado, yo no pedí ser su hijo, por mí, se hubiera ido al caraj0 todo esto —vociferó.—Era tu deber ocupar el lugar que dejó, además de corregir los errores que cometió por aquella maldit@ venganza, que no hizo más que llevar la organización al fracaso—, pero no es por eso que me decepcionas, sino porque veo que te estás tomando demasiadas atribuciones con la hija de Bianchi. A mi parecer, esa mujer se te está metiendo por los ojos. —Jerónimo frunció el ceño.Iñaki se giró y destapó una botella de agua.—No quiero que nadie se entrometa en mis asuntos —indicó—, sabes muy bien que te respeto como si fueras un padre para mí, pero yo soy quien decide lo que se hace y nadie más.—Espero que no te estés equivocando, porque s
Desde su residencia.—Necesito de tu ayuda —Iñaki solicitó desde su móvil.— ¿Qué ocurre? —cuestionó la otra voz del teléfono.—No logre nada con Jackson, está decidido a hacer lo que le plazca —Iñaki gruñó.—También estoy seguro que así será, hay que tomar precauciones —el hombre manifestó.—Por eso te llamó, requiero de tu ayuda, me preocupa la seguridad de Antonella.—A mí también, tomaré cartas en el asunto —el hombre dijo.—Te lo agradezco, acabo de llegar de viaje, voy a tener algunas reuniones, la nueva mercancía se está moviendo, necesito que lleguen bien a su destino —Lo comprendo, espero que todo salga bien, estaremos en contacto.Iñaki salió de su despacho, y caminó hacia la cocina.—¿Se le ofrece algo señor? —la cocinera se aclaró la garganta, al verlo.—Sí, estoy hambriento, ¿ya está la comida? —Estará en media hora, más o menos —la joven indicó.—Voy a buscar a Antonella —el joven sacó un bote de helado y tomó dos cucharas.—La señorita, no se encuentra —la encargada d
Los rayos de la luz del sol, comenzaron a colarse a través de los pequeños espacios que había entre las persianas. Antonella abrió los ojos, y se puso de pie para intentar cerrarlas por completo, deseando poder dormir más tiempo. Una fuerte punzada golpeó su cabeza, presionó los párpados con fuerza. — ¡Auch! —tocó su frente, luego de cerrar las persianas se volvió a acostar. Iñaki ladeó los labios al verla. —Esperaba que la luz te ayudara a despertar, y no que cerraras las persianas y te volvieras a dormir —refirió sentado sobre uno de los sillones. — ¿Por qué la prisa para que despierte? —cuestionó—, necesito dormir un poco más —gruñó. —Tengo que salir a atender unos negocios —mencionó—, deseaba desayunar contigo. —¿Qué te parece si mejor cenamos juntos? —solicitó cubriéndose el rostro las finas sábanas de seda. — Anda abre los ojos —pidió, descubriendola un poco.. —No, aún me siento mal —expresó, parpadeando con pesadez. Iñaki tomó la mesita de cama y se la llevó. —Come un
—No te atrevas a tocarme —gritó al ver como se acercaba a ella.—Pero por qué no, estás hermosa, siempre he admirado la suerte que tiene mi querido amigo con las mujeres —murmuró y la sujetó del cabello para llevarla hacia uno de los sillones y se recostó sobre ella—, te voy a decir un secreto, eres la hembra más hermosa que le he conocido. —Sus manos sujetaron sus muslos con firmeza.—Dije que no me toques —gritó y lo empujó con fuerza.Jackson ladeó los labios.—Shhh —vamos a pasarla muy bien —murmuró, cuando estaba por intentar despojarla de sus prendas, sintió una extraña desagradable sensación que lo hizo desistir.Antonella se puso de pie de inmediato al observar el rostro desconcertado de él y fue tomando distancia.—Tienes suerte. —Jackson ladeó los labios—, no eres lo suficiente mujer para mi amigo. —Señaló su entrepierna—, pero no te asustes que no muerdo —expresó divertido—, no pensaba hacerte nada, solo estaba jugando un poco —dijo divertido—, lárgate —gruñó. ****Iñaki i
Puerto Escondido, Oaxaca. — ¡Alexia! —exclamó—. Tranquilízate por favor —solicitó. —No quise hacerlo —expresó al mirar al médico—, lo lamento tanto —murmuró con voz trémula. Connor frunció el ceño. — ¿A qué te refieres? —cuestionó con voz tranquila—, estoy para escucharte —expresó al darse cuenta que aquella chica hablaba con mucho dolor—. Mírame a los ojos —solicitó, al ver como comenzaba a cambiar su postura, buscando ocultarse como si tuviera un caparazón. —No puedo —hipó—, siento que me ahogo —dijo con dificultad la chica. —Respira profundo —Connor estiró su mano y acercó un aceite esencial, que guardaba en su reluciente bata blanca, eso hizo que la joven enfocara su mirada en él, al percibir el aroma lavanda, cedro y manzanilla—. Cierra los ojos —solicitó. Alexia hizo lo que le solicitó, sintiendo cómo le iba aplicando un poco de ese aceite en la sien, las muñecas y detrás de los oídos. —Inhala profundo —pidió al colocar el pequeño roll on frente a su nariz. Luego de perm
Después que el aire les faltó, ambos se separaron sintiendo como sus torsos subían y bajaban ante aquella demostración de afecto que acababan de darse.Iñaki se reflejó en la mirada color avellana de ella, y ladeó los labios.—Luces hermosa —refirió sin ocultar un brillo en su mirada.—Gracias, el vestido es perfecto, no comprendo cómo es que lo organizaste todo tan rápido.—Ya lo venía planeando, desde hace un par de días —confesó—, había hablado con el juez, por lo que ya tenía todo listo, deseaba sorprenderte, que mejor momento que este. —Acarició su mejilla con ternura.—Vaya que lo hiciste. —Sonrió con dulzura.Iñaki la estrechó por la cintura, entonces «Più bella cosa by Eros Ramazzotti», se escuchó en el idioma natal de Antonella, italiano.«… Com'è cominciata io non saprei, La storia infinita con te, Che sei diventata la mia lei, Di tutta una vita per me.».Antonella se estremeció, al instante ancló sus brazos a su cuello y comenzó a balancear con delicadeza su cuerpo, dejándo
Puerto Escondido, Oaxaca.Un estruendoso ruido, al caerse una charola metálica con material de curación, hizo que Alexia quien estaba durmiendo, abriera los ojos de golpe, con el corazón latiendo desbocado.— Tranquila —las manos de Connor la tomaron por sus hombros—, se cayeron algunos objetos por accidente —manifestó.Giró su cabeza, observando el cubículo en el que se encontraba.— ¿Qué hora es? —cuestionó confundida.—Cerca de media noche —contestó el jóven médico.— Dormí mucho tiempo —refirió, sentándose sobre la camilla en la que reposaba.—Necesitabas descansar —externó él—. Ya tengo tu alta, lista —expresó—, la aseguradora del vehículo se hizo cargo —mencionó—, te van a traer unos papeles para que los firmes y ya podrás retirarte.—Así lo haré. —La chica se intentó poner de pie, y de inmediato Connor la ayudó.—Despacio —solicitó.— ¿Cuánto tiempo tengo que usar este collarín?—Dos semanas —Connor contestó y sonrió al verla hacer una mueca.Luego de firmar la documentación, t