Capítulo Tres - 5

Parte 5...

Ella casi se rió. ¿Herdera de qué? No tenía un centavo. Ni siquiera el pequeño apartamento donde vivía era suyo. ¿Protegerían sus cuadernos o su delantal? Tal vez alguien quería robarte tus zapatillas desgastadas o tus jeans gastados.

Si el viera el saldo de su cuenta bancaria, sabría que estaba tan rojo como un camión de bomberos. Incluso fue cómico. Vio que se acercaban tres hombres más.

— Estos son mis guardias de seguridad”- el explicó, — Están atentos a lo que pueda pasar. No se inmutan ante una visita como la de Yago. - él alzó las cejas.

— Me imagino.” - ella se alborotó el cabello. —Mi tío no es muy agradable de todos modos,” - espetó.

Miró a Kostas. No parecía necesitar protección. Tenía un buen cuerpo, al menos hasta donde yo podía ver. Tal vez vivía en gimnasios y quemaba grasa con mujeres, razón por la cual estaba en forma y se veía tan bien.

— Vamos"- continuó el camino.

Ella suspiró y lo siguió lentamente para no terminar tropezando con los talones y evitando
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