—No, para nada. En realidad estoy aburrida sin hacer nada, así que no interrumpes en absoluto. La risa suave de Ashton sonó por el otro extremo del teléfono.—Yo también estoy aquí sin hacer nada, bastante aburrido, los planes que tenía han cambiado. ¿Deberíamos vernos luego? —Ashton, hay algo en mí que me dice que podríamos llegar a ser algo más que amigos. No sé cómo, ni cuándo ni dónde, pero solo siento que hay algo especial entre nosotros —confesó Lali, nerviosa pero segura de sus sentimientos. Hubo un breve silencio, y Lali comenzó a temer que tal vez se había apresurado, pero entonces Ashton respondió con sinceridad.—Lali, siento lo mismo. Es como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, como si estuviéramos destinados de alguna manera. No sé qué nos depara el futuro, pero me gustaría averiguarlo contigo. Lali sintió cómo un cosquilleo comenzaba a recorrer su espalda, subiendo por cada vértebra y enviando pequeñas oleadas de emoción a través de su cuerpo. Era una sensa
Creyó que sería un día tranquilo como cualquier otro, pero no sé esperaba la llegada de su madre, ella estaba allí, pareciendo desesperada, tenía la mirada enrojecida y la cara llena de preocupación, como si algo terrible estuviera pasando. Solo entonces tuve el presentimiento de qué se trataba de Vanessa de nuevo. —Madre... —Lo sé, soy consciente de que no me quieres cerca, sé que no deseas que yo te visite, pero este es un tema urgente, no es suficiente con lo que está haciendo mi prometido. La verdad estoy bastante preocupada por Vanessa, ella me llamó algunos días atrás y me comentó que estaba secuestrada, luego la llamada se terminó antes de que pudiéramos decirnos algo más, estoy realmente asustada...—¿Qué? Oh por Dios... ¿Estás hablando en serio madre? —Quizás no he demostrado ser una buena madre, pero me preocupo por mis hijas. Yo... No te miento, Vanessa está en peligro y Arthur es el responsable de todo esto —emitió, dejándola boquiabierta, impactada. —Mamá...—Sí, por
Dos días después...Verónika se encontraba descansando en la cama, abrigada bajo las sábanas, con una expresión de dolor en su rostro. No se sentía bien y no entendía qué podía estar causando esa sensación de malestar en su cuerpo. A su lado, Lali, no solo cuidaba de la niña, también se había ofrecido gentilmente a ocuparse de ella mientras se recuperaba.Lali entró en la habitación cargando una bandeja con una sopa humeante y en sus manos unos pañuelos de papel. Al ver a Verónika en ese estado, se preocupó un poco más. — ¿Cómo te sientes, Verónika? —inquirió Lali acercándose a la cama.—No muy bien, Lali. Me duele la cabeza y tengo una sensación general de debilidad. No sé qué me pasa, pero no consigo descansar lo suficiente para recuperarme -suspiró Verónika, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con asomarse a sus ojos.Lali asintió comprensivamente y se sentó al borde de la cama, ofreciéndole un pañuelo para secar su rostro. —Tranquila, Verónika. Estoy aquí para cuidar de ti y
El terror se apoderó de Vanessa en ese instante, pero recordó su promesa y se aferró con más fuerza a la esperanza y la valentía. Estaba dispuesta a proteger a su hijo a cualquier costo.Arthur la miró con furia y desdén en sus ojos mientras avanzaba hacia ella. Sin embargo, Vanessa se negó a retroceder y mantenerse en silencio. Se erguió con toda su fuerza, consciente de que tenía que defenderse y proteger a su hijo.—Ya basta, Arthur. No puedo permitir que sigas destruyendo nuestras vidas y no voy a dejar que nuestro hijo crezca en un ambiente lleno de violencia —soltó con miedo. Arthur soltó una risa sarcástica mientras se acercaba cada vez más a ella, ignorando sus palabras.—Si crees que te vas a escapar de mí, estás muy equivocada. Eres mía y no vas a ir a ningún lado sin mi permiso —gruñó Arthur, agarrándola del brazo con fuerza.Vanessa sintió un intenso dolor recorrer su brazo, pero no dejó que eso la detuviera. Instintivamente, llevó su mano libre a su teléfono celular y lo
Días después... Se acercaba otro día por la mañana y Sebastian, queriendo mostrar su amor hacia Verónika, decidió sorprenderla preparándole el desayuno. Había planificado cuidadosamente cada detalle, desde el menú hasta la decoración de la mesa. Quería que ese día fuera especial, lleno de amor y felicidad.Tan pronto como abrió los ojos por la mañana, Sebastian salió sigilosamente de la cama, evitando hacer ruido para no despertar a Verónika. Se adentró en la cocina y comenzó a reunir los ingredientes para el desayuno perfecto. Después de un rato, la mesa estaba llena de deliciosos platos. Había pancakes esponjosos decorados con frutas frescas, huevos revueltos con queso derretido, tocino crujiente y jugo de naranja recién exprimido. Verónika había estado esos días más sensibles de lo normal sabía que la razón era el embarazo las hormonas las dominaban y estaba más emocionada, a sabiendas de eso, aquel gesto le alegraría la mañana. Finalmente, todo estaba listo. Unos minutos más ta
De pronto Sebastian se separó de su amigo abruptamente y salió disparado de la oficina. —¿A dónde vas? Detente. —A un bar, a beber a raudales, lo necesito. Asthon intentó detener a Sebastian, pero este estaba decidido y no quería escuchar razones en ese momento. Sabía que beber no era la solución, pero sentía una necesidad urgente de escapar de sus problemas y ahogar sus penas en alcohol.Con lágrimas en los ojos y furia contenida, se dirigió al bar más cercano. Asthon lo siguió, tratando de alcanzarlo y convencerlo de que no era la mejor opción, pero Sebastián estaba decidido a ello. Al llegar al bar, Sebastián se sentó en la barra y pidió una bebida fuerte. Asthon se acercó y se sentó a su lado, intentando disuadirlo una vez más.—Sebastián, entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero beber no te ayudará a solucionar los problemas. Solo te hará sentir peor.Sebastián miró a Asthon con ojos enrojecidos. —¿Y qué quieres que haga entonces? ¿Cómo puedo lidiar con esto?
Verónika miró hacia el lado de su cama y notó que Sebastián aún no había llegado. Comenzó a preocuparse por la hora, ya que eran las 2 de la madrugada. Se sentó en la colcha e intentó pensar positivamente, tal vez él ya estaba en camino a casa. Sin embargo, el hecho de que no le hubiera respondido el mensaje que le envió la preocupaba aún más.De repente, la puerta de la habitación se abrió y Sebastián entró. Su rostro lucía diferente y triste, lo cual aumentó la preocupación de Verónika. —Sebas... Has llegado. ¿Estás bien? A pesar de que le preguntó qué le estaba pasando, él decidió simplemente decir que había tenido un día agotador en el trabajo y que se tomaría una ducha.—Ha sido un día largo, mucho trabajo, no te preocupes. Ahora iré a ducharme. Ella se quedó pensativa, sabía que no le estaba diciendo la verdad, que realmente algo estaba ocurriendo pero no le quería decir la verdad. Sebastián finalmente salió del baño, pero en lugar de acercarse a Verónika y tratar de explica
Sebastian se levantó esa mañana sintiéndose especialmente apático. El cansancio le pesaba en el cuerpo y la sola idea de comer le generaba náuseas. Sus ojos, rodeados de ojeras, evidenciaban el agotamiento que lo consumía. Sabía que debía alimentarse adecuadamente, pero su inapetencia le estaba jugando en contra.Verónika, lo observaba con preocupación mientras preparaba el desayuno. —Cariño, debes comer. —No tengo hambre. Al colocar un plato de frutas y un tazón de avena fresca frente a Sebastian, Verónika le animó suavemente. —Amor, sé que no te sientes bien, pero debes comer algo. Te ayudará a recargar energías y sentirte mejor. Sebastian suspiró y jugó distraídamente con el tenedor en su plato. —No tengo hambre, Verónika. De verdad, no puedo comer. Verónika lo miró fijamente, estaba preocupads por él. —Hoy tengo una cita médica, me harán una ecografía para ver cómo va nuestro bebé. ¿Te gustaría venir conmigo? —inquirió con una sonrisa amplia en el rostro.La idea de ver a