Dos días después...Verónika se encontraba descansando en la cama, abrigada bajo las sábanas, con una expresión de dolor en su rostro. No se sentía bien y no entendía qué podía estar causando esa sensación de malestar en su cuerpo. A su lado, Lali, no solo cuidaba de la niña, también se había ofrecido gentilmente a ocuparse de ella mientras se recuperaba.Lali entró en la habitación cargando una bandeja con una sopa humeante y en sus manos unos pañuelos de papel. Al ver a Verónika en ese estado, se preocupó un poco más. — ¿Cómo te sientes, Verónika? —inquirió Lali acercándose a la cama.—No muy bien, Lali. Me duele la cabeza y tengo una sensación general de debilidad. No sé qué me pasa, pero no consigo descansar lo suficiente para recuperarme -suspiró Verónika, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con asomarse a sus ojos.Lali asintió comprensivamente y se sentó al borde de la cama, ofreciéndole un pañuelo para secar su rostro. —Tranquila, Verónika. Estoy aquí para cuidar de ti y
El terror se apoderó de Vanessa en ese instante, pero recordó su promesa y se aferró con más fuerza a la esperanza y la valentía. Estaba dispuesta a proteger a su hijo a cualquier costo.Arthur la miró con furia y desdén en sus ojos mientras avanzaba hacia ella. Sin embargo, Vanessa se negó a retroceder y mantenerse en silencio. Se erguió con toda su fuerza, consciente de que tenía que defenderse y proteger a su hijo.—Ya basta, Arthur. No puedo permitir que sigas destruyendo nuestras vidas y no voy a dejar que nuestro hijo crezca en un ambiente lleno de violencia —soltó con miedo. Arthur soltó una risa sarcástica mientras se acercaba cada vez más a ella, ignorando sus palabras.—Si crees que te vas a escapar de mí, estás muy equivocada. Eres mía y no vas a ir a ningún lado sin mi permiso —gruñó Arthur, agarrándola del brazo con fuerza.Vanessa sintió un intenso dolor recorrer su brazo, pero no dejó que eso la detuviera. Instintivamente, llevó su mano libre a su teléfono celular y lo
Días después... Se acercaba otro día por la mañana y Sebastian, queriendo mostrar su amor hacia Verónika, decidió sorprenderla preparándole el desayuno. Había planificado cuidadosamente cada detalle, desde el menú hasta la decoración de la mesa. Quería que ese día fuera especial, lleno de amor y felicidad.Tan pronto como abrió los ojos por la mañana, Sebastian salió sigilosamente de la cama, evitando hacer ruido para no despertar a Verónika. Se adentró en la cocina y comenzó a reunir los ingredientes para el desayuno perfecto. Después de un rato, la mesa estaba llena de deliciosos platos. Había pancakes esponjosos decorados con frutas frescas, huevos revueltos con queso derretido, tocino crujiente y jugo de naranja recién exprimido. Verónika había estado esos días más sensibles de lo normal sabía que la razón era el embarazo las hormonas las dominaban y estaba más emocionada, a sabiendas de eso, aquel gesto le alegraría la mañana. Finalmente, todo estaba listo. Unos minutos más ta
De pronto Sebastian se separó de su amigo abruptamente y salió disparado de la oficina. —¿A dónde vas? Detente. —A un bar, a beber a raudales, lo necesito. Asthon intentó detener a Sebastian, pero este estaba decidido y no quería escuchar razones en ese momento. Sabía que beber no era la solución, pero sentía una necesidad urgente de escapar de sus problemas y ahogar sus penas en alcohol.Con lágrimas en los ojos y furia contenida, se dirigió al bar más cercano. Asthon lo siguió, tratando de alcanzarlo y convencerlo de que no era la mejor opción, pero Sebastián estaba decidido a ello. Al llegar al bar, Sebastián se sentó en la barra y pidió una bebida fuerte. Asthon se acercó y se sentó a su lado, intentando disuadirlo una vez más.—Sebastián, entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero beber no te ayudará a solucionar los problemas. Solo te hará sentir peor.Sebastián miró a Asthon con ojos enrojecidos. —¿Y qué quieres que haga entonces? ¿Cómo puedo lidiar con esto?
Verónika miró hacia el lado de su cama y notó que Sebastián aún no había llegado. Comenzó a preocuparse por la hora, ya que eran las 2 de la madrugada. Se sentó en la colcha e intentó pensar positivamente, tal vez él ya estaba en camino a casa. Sin embargo, el hecho de que no le hubiera respondido el mensaje que le envió la preocupaba aún más.De repente, la puerta de la habitación se abrió y Sebastián entró. Su rostro lucía diferente y triste, lo cual aumentó la preocupación de Verónika. —Sebas... Has llegado. ¿Estás bien? A pesar de que le preguntó qué le estaba pasando, él decidió simplemente decir que había tenido un día agotador en el trabajo y que se tomaría una ducha.—Ha sido un día largo, mucho trabajo, no te preocupes. Ahora iré a ducharme. Ella se quedó pensativa, sabía que no le estaba diciendo la verdad, que realmente algo estaba ocurriendo pero no le quería decir la verdad. Sebastián finalmente salió del baño, pero en lugar de acercarse a Verónika y tratar de explica
Sebastian se levantó esa mañana sintiéndose especialmente apático. El cansancio le pesaba en el cuerpo y la sola idea de comer le generaba náuseas. Sus ojos, rodeados de ojeras, evidenciaban el agotamiento que lo consumía. Sabía que debía alimentarse adecuadamente, pero su inapetencia le estaba jugando en contra.Verónika, lo observaba con preocupación mientras preparaba el desayuno. —Cariño, debes comer. —No tengo hambre. Al colocar un plato de frutas y un tazón de avena fresca frente a Sebastian, Verónika le animó suavemente. —Amor, sé que no te sientes bien, pero debes comer algo. Te ayudará a recargar energías y sentirte mejor. Sebastian suspiró y jugó distraídamente con el tenedor en su plato. —No tengo hambre, Verónika. De verdad, no puedo comer. Verónika lo miró fijamente, estaba preocupads por él. —Hoy tengo una cita médica, me harán una ecografía para ver cómo va nuestro bebé. ¿Te gustaría venir conmigo? —inquirió con una sonrisa amplia en el rostro.La idea de ver a
Sebastian había decidido que era tiempo de hacer algo especial por su esposa. Asthon asintió y escuchó atentamente mientras Sebastian explicaba su plan en detalle. Su rostro se iluminó ante lo que él deseaba. —Necesito hacer algo extraordinario por Vanessa, Asthon. Quiero inaugurar una boutique de cosméticos exclusiva para ella, donde pueda sentirse realizada. No te lo comenté jamás, pero antes de que nosotros comenzaramos a salir de verdad, ella tenía una meta muy clara, Verónika quería avanzar siendo independiente, ella deseaba poder tener un negocio, quiero que sea un sueño hecho realidad. —Sebastian, nunca dejas de sorprenderme —admitió con voz cargada de emoción —. Estoy seguro de que Verónika quedará maravillada con este regalo. Trabajaré en los aspectos legales y financieros para que todo esté en orden. Quiero que este sueño se convierta en realidad para ambos. —Gracias, sé que podía contar contigo. Él sonrió amable. ***La noche cayó, Verónika llevó a la cama a su pequeña
Bastian se encontraba sentado en la sala de espera de la clínica, con las manos sudorosas y el corazón latiendo desbocado en su pecho. Desde que se había sometido al tratamiento contra el cáncer que padecía, cada día había sido una batalla constante. Cada sesión de quimioterapia, cada dolor insoportable, cada momento de debilidad, todo había sido parte de un proceso que esperaba culminar de forma victoriosa.La espera por los resultados médicos era, sin lugar a dudas, lo más insoportable que había experimentado en toda su vida. Cerró los ojos, intentando controlar su ansiedad y recordó las palabras alentadoras de su médico. —Bastian, hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para ayudarte. Seremos positivos y esperamos los mejores resultados. Mientras tanto, mantén la esperanza y confía en el proceso... A medida que el tiempo pasaba, sus pensamientos se volvían cada vez más oscuros y pesimistas. Una voz en su interior le decía que quizás la batalla había sido en vano, que tal v