Sarah Hale✨ Me desperté lentamente, los primeros rayos de sol colándose por las cortinas. Me incorporé despacio, cuidando de no despertar a los niños que seguían dormidos a mi lado. La pequeña Emma estaba atravesada en la cama, con los brazos extendidos como una estrella, su cabello desordenado en todas direcciones. No pude evitar sonreír ante su inocencia, tan pura y tranquila. Pero cuando miré alrededor, la ausencia de Theo era evidente, como una sombra fría que cubría la habitación. Mi corazón dio un vuelco. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no estaba con nosotros? Un leve golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. —El señor Moretti está desayunando —avisó Alissa desde el otro lado. —Gracias, en un momento bajo —respondí, esforzándome por sonar tranquila. Me levanté con cuidado y me dirigí al baño. Al mirarme en el espejo, la imagen que vi me dolió más de lo que esperaba: las ojeras marcadas, el rostro cansado y el pequeño moretón en mi mejilla. No era solo físico, era un reflejo d
T H E O D O R E M O R E T T I 🍂Mi “mejor amigo” me había mentido.Mi “familia perfecta” era una farsa.Y mi pasado había regresado a destrozarlo todo.¿Cuándo se volvió así? ¿Cuándo mi vida pasó de ser un imperio bien construido a un castillo de naipes al borde del colapso? Tenía demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Y, sobre todo, tenía un dolor en el pecho que no sabía cómo apagar.—Señor, tiene una llamada —avisó Alissa desde la puerta, su voz medida, como si sintiera el peso de mi humor.—No voy a atender a nadie. Voy tarde al trabajo. —Mi respuesta fue cortante, casi un gruñido, mientras agarraba mis llaves y salía, cerrando la puerta con un golpe.Conduje más rápido de lo normal, sin importarme los límites de velocidad. Necesitaba escapar de esa casa, de la imagen de Sarah con los niños, de la sensación de asfixia que me provocaba la posibilidad de que el bebé en su vientre no fuera mío. Cuando llegué al edificio, apenas pude contener la furia que ardía en mi interior.
S A R A H H A L E ✨ La cocina estaba llena del aroma cálido de la pizza casera que Alissa preparaba con los niños. Ellos reían, felices con la idea de romper la estricta dieta que Theo siempre había impuesto. Me aferré a ese sonido, a la alegría inocente de Isaac y Tristán, tratando de olvidar la pesadez que oprimía mi pecho. —¿El señor Moretti y usted están bien? —preguntó Alissa con suavidad mientras amasaba la masa, sin apartar la vista de mí. Su pregunta me tomó por sorpresa, aunque no debía. Todos en esa casa sabían que algo iba mal. —Sí, Aliss —respondí con una sonrisa forzada—. Solo me siento muy cansada. ¿Podrías encargarte de la cena, por favor? No tenía fuerzas. No tenía energía para fingir que todo estaba bien cuando mi cuerpo y mi corazón estaban al borde del colapso. Dejé la cocina con la intención de irme a dormir, de huir de mis pensamientos, aunque fuera por unas horas. Pero no llegué muy lejos. —Necesito hablar contigo. La voz de Theo resonó en la sala, fría,
Sarah Hale✨ El trayecto hacia la oficina de Theo se sintió eterno. Mi mente no dejaba de girar, llena de preguntas sin respuesta. ¿Esto es lo que realmente quiero? Le prometí a James que me alejaría si las cosas con Theo se complicaban demasiado. Que no permitiría que me consumiera. Pero no podía. No podía abandonar a Tristán. Se lo prometí. Cuando llegué al edificio, Madeleine, la asistente de Theo, me recibió con su sonrisa amable de siempre. —Señorita Hale, es un gusto verla por aquí. —Hola, Madeleine. El señor Moretti me dijo que viniera —dije, esforzándome en sonar relajada. —Adelante. Él aún no ha llegado, pero puede esperarlo en su oficina. Fruncí el ceño. Theo había salido temprano de casa… pero decidí ignorar ese pensamiento. —Gracias. —¿Le ofrezco un té? —No, así está bien. Gracias. Madeleine salió, dejándome sola en la oficina de Theo. El silencio se sintió pesado. Me levanté y caminé hasta su escritorio, observando las fotos que tenía enma
S A R A H H A L E ✨ Desperté lentamente, con el cuerpo entumecido y una sensación de vacío en el pecho. La oscuridad me envolvía, y por un momento, olvidé dónde estaba. Pero la alfombra bajo mi cuerpo y la manta que me cubría fueron suficientes para traerme de vuelta a la realidad. Estoy en la oficina de mi padre. Suspiré y me incorporé lentamente, frotando mis brazos para entrar en calor. El insistente sonido de mi teléfono rompió el silencio. Lo busqué a tientas y, cuando la pantalla se iluminó, mi corazón se detuvo. “Amor” – llamada entrante. La mirada se me nubló. Mis dedos temblaron sobre la pantalla. El timbre de la llamada se volvió insoportable. Ignoré la llamada y dejé que el silencio regresara. Cerré los ojos, tratando de aferrarme a la calma momentánea. Pero la calma nunca duraba demasiado. Mi mente seguía atrapada en un laberinto de decisiones. Los niños. Les prometí que no los abandonaría, que no sería como Daphne, que siempre estaría par
T H E O D O R E M O R E T T I 🍂El amanecer aún no había teñido el cielo cuando me levanté.Hoy tenía que reunirme con Daphne antes de ir a la oficina.Caminé en silencio por la casa, procurando no despertar a nadie. Pero antes de salir, un impulso me llevó a revisar la habitación de Tristán.Vacía.Fruncí el ceño y revisé la de Isaac.Nada.Caminé hasta la de Emma, pero tampoco estaba ahí.Solo quedaba un lugar…Abrí con cuidado la puerta de la habitación de Sarah.Y ahí estaba.Tristán dormía profundamente, abrazándola como si no quisiera soltarla.Sus pequeños brazos la rodeaban con fuerza, su rostro tenía esa paz que solo un niño que se siente protegido puede tener.Me quedé en el umbral, sintiendo una extraña punzada en el pecho.“Deberías hablar primero con los niños”, me había dicho Sarah.Tal vez tenía razón.Pero admitirlo significaría aceptar que ella tenía poder sobre mis decisiones.Y no podía permitirme eso.———-Daphne y yo nos encontramos en un café a unas cuadras de
S A R A H H A L E ✨ Reflexionar bajo la lluvia fue una mala idea. Ahora estaba en cama, con fiebre y sintiéndome más débil de lo normal. —Alissa te está haciendo una sopa. Estaré en mi oficina; si necesitas algo, llámame —dijo Theo al acercarse y besarme en la frente. Era extraño verlo así conmigo. Las últimas semanas había parecido odiarme, pero ahora, este pequeño gesto me hizo recordar al hombre del que alguna vez creí estar enamorada. No me desagradaba que me tratara con cariño, al contrario, extrañaba a mi Theo, aunque cada vez era más evidente que ese hombre había sido solo una ilusión. Alissa entró con la bandeja, su rostro reflejaba una preocupación genuina. Se había convertido en una amiga leal, y aunque intentara ocultarlo, creo que ambas sabíamos cuánto me afectaba lo que estaba viviendo. —El señor estaba muy preocupado ayer. Llamó a la policía, pero no pudieron hacer nada —comentó mientras se sentaba a mi lado. —Vaya… yo creí que no le importaba —susurré, más para mí
S A R A H H A L E ✨ El timbre de la puerta sonaba insistentemente, resonando en cada rincón de la casa como una advertencia de que algo estaba por venir. Nadie abría. Bajé las escaleras rápidamente y, al abrir la puerta, me encontré con un rostro familiar. Sebastián estaba de pie bajo la tenue luz del porche. Su cabello rubio estaba despeinado, y su expresión seria, casi calculadora, me hizo sentir una punzada de incomodidad. —Sebastián… qué sorpresa. Pasa —dije, obligándome a sonreír. Él asintió, pero no se movió de inmediato. —Theodore me pidió que le trajera unos documentos —respondió, levantando la carpeta que llevaba en la mano. —Claro, debe estar en el jardín —murmuré, haciéndole un gesto para que entrara. Sebastián no pareció convencido. Su mirada se deslizó sobre mi rostro, buscando algo que no supe descifrar. —¿Estás bien? Theo me dijo que no fue a trabajar porque estabas enferma. —Es solo un resfriado —mentí, restándole importancia mientras caminábamos al jardín. C