La mirada de Colton era algo sorprendida mientras Clay tecleaba en su computador en casa. Él no solía utilizarlo muy a menudo, pues dadas las horas que trabajaba en la compañía no era necesario que el hombre trabajara cuando llegara a casa también.

Cuando Clay logró ingresar a una especie de base de datos en dónde se guardaba todo lo que él seleccionara de las cámaras del edificio de Clay, vi como el pequeño sonrió mientras le daba clic al video de la cámara de seguridad de anoche.

Según me habían explicado no era un cinta que rodaba y rodaba y se guardaba por largas horas, no, básicamente se guardaban cada cinco horas, así, si se llegaba a eliminar la cinta de un día ya al menos diez horas estarían aseguradas.

Cuando el video comenzó a correr, Clay fue adelantándolo y todo lo que hicimos fue observar una oficina vacía. La oficina de Colton.

Pero no fue hasta las tres con cuarenta que vimos un movimiento cerca de la puerta y luego alguien entró en la oficina y se acercó al computador