Capítulo 22 —Ahora eres oficialmente un problema para mí.Narrador:Roman la levantó sin esfuerzo. Una mano firme bajo sus muslos, la otra sujetándola de la espalda mientras sus bocas seguían enredadas, desesperadas, hambrientas de todo lo que habían callado durante días.Aylin rodeó su cuello con los brazos, aferrándose como si el suelo ya no existiera, mientras sentía su cuerpo duro, caliente, fuerte, pegado al suyo, guiándola hasta la cama sin soltarla ni un segundo.La dejó caer sobre las sábanas, despacio, como si colocarla allí fuera un acto ritual.Y la miró. Desde los pies hasta los labios.Se tomó su tiempo, admirándola como si fuera un pecado divino.—Mírate... —susurró, arrastrando la voz como si le pesara contenerse—. Tan jodidamente perfecta.Aylin no tuvo tiempo de responder.Roman se despojó de la camiseta con un solo movimiento y quedó ante ella, piel dorada, músculos tensos, respiración agitada... un hombre hecho para pecar y hacerla pecar con él.Se inclinó sobre la
Capítulo 23 —Eres una contradicción deliciosaNarrador:Aylin respiraba aún agitada, recostada sobre su cama, con Roman a su lado, una mano firme deslizándose por su espalda desnuda, lenta, como si quisiera memorizar cada centímetro de su piel, como si grabarla con sus dedos pudiera detener el tiempo. El silencio era espeso, apenas roto por sus respiraciones entrecortadas, mezcladas con la tibieza que quedaba flotando después del deseo saciado. Roman tenía la cabeza apoyada contra la almohada y la mirada fija en el techo, como si buscara excusas para no levantarse. —No quiero irme —murmuró, casi como si hablara para sí, pero su voz la envolvió como un susurro prohibido. Aylin lo miró de reojo, con el pulso acelerado de nuevo, aunque ahora por razones distintas. Se incorporó suavemente, envolviéndose con la sábana, sin perder la compostura. —Debe hacerlo, señor Adler. Roman giró el rostro hacia ella, arqueando una ceja. —¿Otra vez con eso? —Sí —afirmó sin vacilar—. Porque
Capítulo 24—Ese juego no había terminadoNarrador:Aylin apenas escuchó la puerta cerrarse tras Sasha, se levantó de la mesa con intención de desaparecer. Había demasiada tensión en ese espacio, demasiado aroma a pecado flotando entre los muros, y el recuerdo de la noche anterior le ardía en cada centímetro de piel.Sin embargo, no llegó lejos. Roman la detuvo sin esfuerzo. Su mano atrapó su brazo, firme, con ese toque que no dejaba lugar a dudas ni escape.—¿Adónde crees que vas? —murmuró, tan cerca que su aliento rozó su nuca.Aylin tragó saliva, enderezándose con la poca dignidad que le quedaba.—A ocuparme de mis tareas, señor Adler.Roman sonrió apenas, de ese modo que lograba desarmarla y enfurecerla al mismo tiempo. No soltó su brazo; al contrario, tiró suavemente de ella hasta tenerla pegada a su pecho.—¿Así de fácil pretendes ignorarme? Después de lo de anoche…Ella alzó la vista, manteniendo la compostura a duras penas.—Ya le dije que no cambia nada. No pienso convertirme e
Capítulo 25 —Una distracciónNarrador:Aylin estaba en la cocina, organizando la bandeja con la merienda de Sasha, cuando el sonido de tacones resonó en el mármol.No tuvo que girarse para saber quién era.El perfume de Roxanne llegó antes que su presencia. Una fragancia embriagadora, cara, de esas que se quedan en el aire como una maldita marca de territorio.—Pero mírate… tan aplicada en tu papel —la voz de Roxanne era melosa, con esa dulzura falsa que apenas ocultaba el filo detrás—. Supongo que hay que ganarse el pan de alguna manera.Aylin se giró con la misma calma que había perfeccionado en esas semanas, la que le permitía no darle el gusto de verla afectada.—Señorita Duval —respondió, con una sonrisa educada—. ¿Necesita algo?Roxanne apoyó una cadera contra la isla de mármol, cruzando los brazos sobre su pecho perfecto, ese que la camisa blanca, estratégicamente desabrochada, apenas contenía.—Oh, nada importante. Solo estaba explorando la casa. Hace tiempo que no vengo a que
Capítulo 26 —Y la bofetada retumbóNarrador:La mirada de Roman era un pozo oscuro que la atrapaba sin remedio.El calor de su cuerpo la envolvía, cada aliento entre ellos era una corriente eléctrica.Aylin intentó apartarse, pero Roman no se movió ni un centímetro.—No me mires así, Aylin —su voz sonó como un susurro peligroso, apenas un roce de aliento contra su piel—. O juro que voy a besarte aquí mismo…Ella tragó saliva, con el pulso martillándole en el pecho.—No me interesa lo que haga con su boca, señor Adler.Roman sonrió. Un gesto lento, oscuro.—¿Aunque la quiera poner sobre tí?.Aylin apretó los labios con fuerza, pero él ya la tenía atrapada. No la tocó de inmediato, no la besó como un hombre desesperado, no; se tomó su tiempo.Porque Roman Adler nunca tomaba algo sin asegurarse de que la otra persona supiera exactamente qué estaba a punto de suceder.Inclinó la cabeza con calma, sus labios apenas rozando el borde de su mandíbula.Aylin sintió el escalofrío recorrerle la
Capítulo 27 —Un asunto personalNarador:Sasha giraba el tenedor en el plato con una sonrisa distraída, mirando a Aylin con un brillo distinto en los ojos. Desde hacía días, la tensión en la casa parecía haberse evaporado entre ellas. Había algo cálido en el aire, algo que hacía que la cena se sintiera como si realmente fueran una familia.Aylin, sin darse cuenta, también sonreía.—¿Y cómo es tu país? —preguntó Sasha, de repente.Aylin parpadeó, sorprendida por la pregunta.—Es… diferente. Mucho más cálido, más caótico. La gente es ruidosa, apasionada. Todos se conocen, todos opinan de todo.Sasha rió.—Suena… ¿estresante?Aylin sonrió con nostalgia.—No lo sé. Extraño algunas cosas. La comida, la música, el sol de la tarde. Pero hay cosas que no extraño en absoluto.Sasha apoyó el mentón en una mano, mirándola con más curiosidad.—¿Como qué?Aylin se quedó en silencio un segundo, luego sacudió la cabeza con suavidad.—La falta de oportunidades. Es un lugar hermoso, pero no hay futuro
Capítulo 28 —El préstamoNarrador:Aylin tomó aire antes de hablar, manteniendo la mirada fija en él.—Disculpe por interrumpir, señor Adler.Roman no reaccionó de inmediato, solo la observó en silencio, con una ceja apenas arqueada. Luego, se acomodó en el sillón con esa calma estudiada que le era tan natural.—Supongo que debe ser algo muy urgente —murmuró con lentitud—, considerando que viniste hasta aquí en lugar de esperar a que llegara esta noche.Aylin sintió el calor en el rostro, pero no desvió la vista.—Sí.Roman inclinó la cabeza apenas.—Entonces, dime.Se levantó con tranquilidad, caminó hasta el bar de cristal y tomó una botella de whisky. Sirvió un poco en un vaso y lo giró entre los dedos antes de echarle un vistazo.—¿Quieres algo?—No, gracias —rechazó ella, manteniendo las manos apretadas sobre su regazo.Roman le dedicó una media sonrisa antes de darle un sorbo lento al whisky. Luego, dejó el vaso sobre la mesa, se acercó al escritorio y se apoyó en el borde, just
Capítulo 30 —Oficialmente le has vendido tu alma al Diablo.Narrador:Roman no se movió, ni un músculo, solo la miró, frío, intenso, como si tratara de decidir si acababa de escucharla bien o si tenía que reírse en su cara.—¿Cuánto?Su voz salió baja, suave.Aylin respiró hondo, apretando las manos sobre su regazo.—Doscientos mil dólares.El silencio que siguió fue como un abismo sin fondo.Roman ladeó la cabeza, la mandíbula tensándose de manera casi imperceptible.Aylin vio el destello en sus ojos. Ese brillo oscuro, afilado, que significaba que algo estaba a punto de estallar. Pero él no estalló, no aún.Solo se inclinó ligeramente hacia ella, con la lentitud calculada de un depredador. Roman entrecerró los ojos.—Ni aunque fueras legal podrías conseguir esa cantidad en un banco, Aylin.Ella tragó saliva con dificultad. Lo sabía. Sabía que pedirle esto a él era como poner su cuello en la guillotina y entregarle la cuerda. Y, aun así, lo hizo. Porque no tenía opción, porque era est