Capítulo 13 —La plumaNarrador:Incluso sin querer admitirlo, Aylin empezó a repetir el mismo ritual cada noche.Cuando la casa caía en silencio y Sasha ya dormía, se preparaba un té caliente, se abrigaba con la bata y salía al jardín interior, caminando despacio, como si solo buscara aire fresco.Pero no era aire lo que buscaba, era a él, a Roman.Como si en el fondo, sin siquiera habérselo propuesto, hubieran pactado un encuentro que él nunca confirmó... y al que nunca llegó.Se sentaba en la misma banca, con la misma taza entre las manos, mirando hacia el rincón donde él se había sentado aquella madrugada. Donde le confesó que ese era su lugar favorito, su hora favorita. Pero la banca permanecía vacía. Siempre vacía.Y cada noche, mientras las estrellas brillaban igual que aquella vez, Aylin fingía que solo estaba ahí por costumbre, por tranquilidad, por la paz del jardín y el sonido lejano de los grillos.Pero no era verdad, esperaba; aunque no debía, aunque no era correcto, aunqu
Capítulo 14 —¡Sorpresa!Narrador:El reloj marcaba media hora de retraso, pero Sasha no dejaba de mirar hacia la puerta con expectación, jugueteando nerviosa con los cubiertos. Aylin intentaba aparentar tranquilidad, pero cada minuto que pasaba sentía más tensión apretándole el pecho.Cuando finalmente escucharon la puerta principal abrirse, Sasha se levantó de un salto.Los pasos de Roman resonaron en el vestíbulo antes de que su figura apareciera en el umbral del comedor, imponente incluso después de un viaje largo, con ese porte que llenaba la habitación sin esfuerzo.Aylin se obligó a mantener la compostura mientras se levantaba junto a Sasha.—¡Sorpresa! —exclamó la adolescente, levantando los brazos con una sonrisa auténtica, orgullosa del pequeño gesto.Roman se detuvo, desconcertado por un instante, como si no esperara absolutamente nada de aquello.Su mirada recorrió la mesa perfectamente puesta, las velas encendidas, los platos dispuestos con detalle.—¿Qué es esto? —pregunt
Capítulo 15 —Tú tienes algo peligrosoNarrador:—Ven conmigo —dijo Roman de pronto, levantándose de la mesa con esa seguridad suya que no admitía réplica.Aylin lo miró, desconcertada.—¿Disculpe?Él tomó dos copas limpias y una botella de vino casi intacta.—Al jardín. Al rincón.No hizo falta que aclarara cuál. Ambos sabían de qué hablaba.Ese rincón oscuro entre las enredaderas y los bancos de piedra, donde la noche siempre parecía más cerrada y el mundo dejaba de existir. El lugar que sin darse cuenta habían empezado a compartir.Aylin dudó, pero Roman ya caminaba hacia la salida del comedor, así que lo siguió.La brisa nocturna acarició su piel apenas salieron. Todo estaba en silencio, salvo el crujir suave de sus pasos sobre la gravilla.Cuando llegaron, Roman dejó las copas sobre la mesa baja que había entre los bancos, sirvió vino en ambas y le acercó una.—Relájate, Aylin. Hoy no voy a morderte.Ella tomó la copa, intentando disimular la sonrisa que amenazó con asomar.—No me
Capítulo 16 —Los labios en la copaNarrador:Roman no se apartó del todo. Se quedó ahí, inclinado sobre ella, con los dedos aún rozando su mentón, como si estuviera debatiéndose entre el control y el desastre. Y perdió.Porque fue él quien acortó la distancia, quien inclinó la cabeza, quien selló su boca sobre la de Aylin con un beso que no fue suave ni correcto ni prudente. No se contuvo. No esta vez.Cuando sus labios tocaron los de Aylin, no hubo titubeos ni sutilezas. Fue directo, voraz, como si hubiera esperado demasiado tiempo para probarla y ahora no pensara dejar ni un rincón sin reclamar.El beso fue húmedo, profundo desde el primer segundo. La lengua de Roman invadió su boca con tanta autoridad como si le perteneciera, marcando el ritmo, explorándola sin pudor, sin prisa pero sin darle espacio para pensar. Y Aylin… Aylin respondió.Porque por más que su cerebro gritaba que debía apartarse, su cuerpo ya había elegido. Y eligió entregarse a esa boca que la devoraba, a ese sabo
Capítulo 17 —Ridícula, inocente, estúpida.Narrador:Aylin se quedó inmóvil, con las manos apoyadas sobre la mesada de mármol, mirando al vacío mientras las palabras de Amalia le zumbaban en los oídos.—Roxanne. La novia del señor Adler.Sintió cómo el estómago le dio un vuelco lento y doloroso. Como si alguien la hubiera apretado por dentro con la mano fría y sin piedad.Claro que tenía novia. ¿Qué había esperado? ¿Que El Diablo estuviera solo, esperando por una simple niñera ilegal que apenas podía sostenerle la mirada? Se sintió ridícula... patética.Amalia siguió con lo suyo, como si no notara la tormenta que le acababa de detonar al lado. Y Aylin, sin saber muy bien cómo, se movió hacia la puerta que daba al pasillo trasero, el que conectaba discretamente con el comedor.Desde allí, sin ser vista, podía escuchar.Y escuchar fue peor.—Roxanne, como siempre, impecable —dijo Dominic, con esa voz de galán barato que usaba cuando quería divertirse.—Ay, Dom, por favor… —respondió ell
Capítulo 18 —El Diablo incómodoNarrador:La mañana amaneció pesada.Aylin bajó temprano, con la determinación de fingir que nada le importaba. Que lo de la noche anterior había sido solo una cena más. Que no se había quedado en vela abrazada a la almohada repitiéndose que no iba a volver a mirar a Roman Adler como si fuera algo más que su jefe.Preparó café, puso la mesa y se sentó con Sasha, que masticaba distraída mientras miraba el móvil.El ambiente estaba tranquilo. Casi cómodo. Hasta que la desgracia apareció.Roxanne entró como si la casa fuera suya, descalza, despeinada, vistiendo únicamente una camisa blanca de Roman que le quedaba apenas por debajo de las caderas. Y nada más. La tela le marcaba las curvas y le dejaba las piernas al descubierto, perfectas y bronceadas, como si acabara de salir de una sesión de fotos.Aylin la vio de reojo y sintió un vacío helado en el estómago, pero tragó saliva y bajó la vista hacia su taza.No pensaba darle el gusto. Roxanne bostezó, exag
Capítulo 19 —RdidículoNarrador:Desde aquella mañana en la cocina, Aylin cambió.Y él lo notó al instante. Ya no estaban las miradas largas. Ni los saludos suaves. Ni los silencios compartidos que antes se llenaban de tensión y electricidad.Ahora era puro hielo, frío y perfecto.—Buenos días, Aylin —la saludó Roman al día siguiente, cruzándola en el pasillo.Ella apenas asintió con la cabeza.—Buenos días, señor Adler.Y siguió de largo, sin detenerse, sin mirarlo, sin darle la oportunidad de que le dijera nada más.Roman se quedó quieto, mirando cómo se perdía escaleras arriba, frunciendo el ceño, como si no entendiera qué demonios había pasado. Pero sí había pasado y siguió pasando.En el almuerzo, Aylin se sentó con Sasha en la cocina. Cuando Roman entró, ellas hablaban y reían. Al verla, él esperó... esperó que lo invitara a sumarse, que le dedicara al menos una de esas sonrisas suaves que últimamente le estaban haciendo adicto, pero no.—¿Desea que Amalia le sirva algo, señor A
Capítulo 20 —Te juro que te vas a quemarNarrador:Los días pasaron, pero no como Roman Adler esperaba.Porque Aylin no solo mantenía la distancia, la perfeccionó. Ya no solo era fría, era inalcanzable.—Buenos días, señor Adler. —Seco, sin mirarlo.—¿Sasha ya regresó del colegio? —Sí, está en su habitación —Breve, con un tono tan neutro que hasta dolía. Y él… cada vez peor.Roman empezó a buscarla sin darse cuenta. A entrar a la cocina cuando sabía que ella estaba. A pasar por el jardín con la excusa más ridícula posible, solo para ver si la encontraba sentada en la banca. A cruzar los pasillos más lentos, como si en cualquier esquina pudiera aparecer.Pero nada. Porque ahora Aylin se había convertido en una sombra elegante. Presente solo para cumplir su trabajo, inexistente para todo lo demás.Incluso en la mesa, cuando cenaban los tres, ella le dirigía solo lo justo.—¿Todo bien con Sasha hoy? —preguntó Roman una noche, intentando suavizar la conversación.Aylin le sonrió… pero s