Capítulo 33

*—Rosemary:

Se sentía tan patética, pero la única culpable de sentirse de esa manera era ella misma.

Estaba hecha un ovillo en su cama desde lo sucedido esta mañana con Nathan. Había creído que dormiría, pero su conciencia no la dejó descansar. Tampoco había dejado de llorar. Si tan solo fuera más fuerte, más decidida. Si fuera de esa manera, se pondría ropa e iría a la fiesta de nochebuena para buscar a Nathan, pero allí estaba quejándose de su vida, porque era más fácil hacer esto que ser valiente.

Era una cobarde.

Su vista, borrosa por las lágrimas, se desvió hacia la pulsera de rosas en su muñeca.

Esta incertidumbre suya se debía a Nathan.

¿Por qué tuvo que volver a poner su vida patas hacia arriba?

Todo había estado bien sin él. Desde

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