LumenSeth me arrinconó contra la pared, estaba a medio vestir todavía.—¿Qué soñaste? —preguntó, como si quisiera morderme o atacarme.Prácticamente me gruñó. Eso me hizo enfadar. ¿Por qué tenía que acorralarme como si fuera su presa?Uf, la mezcla de sentimientos colisionaba dentro de mí. Porque esa mirada asesina era lo más atractivo en el mundo, pero igual me fastidiaba.—La anciana estuvo en mis sueños. —respondí, casi entre dientes.El arqueó las cejas, porque sabía que la respuesta para él también era la misma. Los dos soñamos casi de la misma manera. Aunque éramos compañeros, esto no era para nada normal.Besó mis labios con fuerza y lo mordí. Eso le gustó, siempre le gustaba. Me tomó de la mano para salir del cuarto. Yo escogí uno de los vestidos de color crema que había en mi closet. No podía elegir más que lo que allí estaba.Salimos y solté la mano de Seth para saludar a Wendy. Jimmy estaba allí también. Zack y Sam no estaban y eso me dio mala espina.—¿Dónde está Zack? —p
Narrador—Hay que darnos prisa, no me gusta estar aquí más tiempo del que usualmente tengo que cumplir. —se lamentó Wendy, no le agradaba estar en las lavanderías para nada.—Lo siento. —Jimmy se encogió de hombros, avanzando rápidamente por los pasillos para llegar al piso de la anciana, el último.Ni siquiera sabían cómo se llamaba. Tendrían que buscarla por su aroma y eso no era muy esperanzador. Jimmy poseía un buen olfato, pero esta anciana no tenía un aroma de loba fuerte, era casi como el de las flores. La lavandería albergaba una gran cantidad de productos de limpieza que emanaban distintos olores fuertes que también dificultarían la tarea.—No podrás seguir ayudándome, Jimmy. —Wendy lo sujetó del brazo para que el se mostrara más tosco con ella.Jimmy fingió zamarrear a Wendy para que nadie sospechara que eran amigos o algo así. Tenía que tratarla como a una esclava para que su vida no corriera peligro.—Helen ya lo sabe. —Wendy comenzó a buscar en el lugar, mirando con atenc
—¿Ella estará bien? —preguntó Lumen, mirando a Seth con temor.El no respondió. En su mente, tenía varias cosas en las cuales pensar. No quería sentir pena por la anciana porque nunca antes había tenido compasión. Sin embargo, un sentimiento inexplicable de protección se estaba instalando en él. No quería ver a Lumen triste y tampoco quería que la anciana muriera. Aunque antes no le habría importado en lo más mínimo.En el pasado nunca debió preocuparse por la piedad. Tenía la mente en la batalla y luego, en el entrenamiento. Mataba a sus enemigos sin piedad alguna.La sed de sangre era implacable en él, cada chica que le gustaba era suya y luego se olvidaba para siempre.Todo era diferente ahora.Lumen se aferró a su cuello, para que le prestara atención. La miró a los ojos. Siempre sentía una punzada de nervios cuando ella lo miraba así. Tenía, para él, los ojos más hermosos del mundo.—Estará bien. —trató de tranquilizarla Seth, abrazándola levemente, casi con dulzura.Lumen apoyó
LumenAquel lugar donde debíamos realizar el ritual estaba, afortunadamente, vacío. Jimmy preparó en la cazuela de porcelana la mezcla indicada por la anciana.Me pregunté si realmente serviría de algo. La pobre mujer estaba casi en la última etapa de su vida, se veía demasiado anciana como para haber escrito aquella receta. Quizás solamente la había encontrado.—¿Qué pasará? —le pregunté a Wendy, a pesar de que ella tampoco lo sabía.—Esperemos que ayude a mejorar su salud. —mi amiga se aferró a mi brazo. —Jimmy es muy listo, ha conseguido todo lo que la lista indicaba y mezcló todo perfectamente.La mezcla de ingredientes, junto con el orgonito, causó un extraño fenómeno que me dejó impactada. Abrí los ojos como platos al ver como un humo rosa salía del cristal.—¿Qué está sucediendo? —preguntó Zack, que se nos unió y no me di cuenta de su presencia.—No lo sé. Jimmy ha mezclado los ingredientes y ahora estamos esperando. —explicó Sam, sonriéndole.En ese instante, mientras el humo
Narrador—Te ves mejor el día de hoy, hijo. —Belcekar se dirigió a Athius, que se hallaba desayunando en el salón comedor de entrada.Él estaba extasiado de poder, su aura había regresado a la normalidad y tuvo una noche de cacería y entrenamiento tan furtivo que apenas si lo recordaba. Aquella cosa que le dio Mina logró borrar toda esa debilidad que estaba afectándolo. Se sentía agradecido por eso, ahora que tenía la mente más clara lograba distinguir que actuó como un tonto y estaba siendo manipulado.—Sí. Supongo que la locura terminó para mí. —soltó Athius, mirando a su padre con seriedad, estaba listo para volver a ser quien debía ser.—Eso espero. Los enamoramientos a veces duelen un poco, hasta que encuentras a tu compañera. —Belcekar observó hacia donde estaban Melia y su compañero. —Esa chica solo fue un enamoramiento y nada más.—Es cierto. —replicó, tratando de grabárselo a fuego.Belcekar dejó a Athius con Mina, ella lo olfateó.—Estuviste cazando, por lo que veo. —entrece
LumenLa anciana seguía aferrada a Seth y me preocupaba enormemente que el se enfureciera y le hiciera daño. Wendy y los demás nos encontraron, llegaron corriendo. El sonido de los pasos hizo que me diera la vuelta y cuando volví a mirar, la anciana ya no estaba.Con la misma velocidad con la que llegó a abrazar a Seth, se había marchado.—¿Ya se te pasó el enfado…? —empezó a preguntar Zack, sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo.Miré a Seth con temor. Diosa luna, nadie podría predecir qué era lo que pensaba hacer él después de lo que pasó.El se quedó allí de pie, sin mirar a nadie, solo parecía pensar.Todos los demás se quedaron en silencio y busqué hacerles señas para que no hablaran.Me acerqué a mi novio despacio, para que no se irritara.—¿Seth? —pregunté, casi en un susurro.Fue cuando me tomó de la mano con fuerza y en tan solo unos segundos, con su velocidad prodigio, nos fuimos de allí. Quería perseguir a la anciana, lo vi en sus ojos.Los demás también nos estaba
NarradorLa niebla cubría la mitad del bosque que llegaba a las proximidades del territorio Sombra de Lobo, la olvidada y destruida manada que organizó la cacería del clan de la sangre de plata. Desde que ocurrió aquel acontecimiento desastroso, nadie había osado pasar por allí, incluso se rumoraba que el territorio estaba maldito. Todo el clan de la sangre de plata decidió olvidar a los Sombra de lobo para siempre.En las afueras, en los bosques de sauces que parecían llorar, la reina deambulaba junto con Dormius. Ambos llevaban caminando por muchas horas, en silencio, en un estado meditativo.Kyra observó la cueva, que poseía rejas en la entrada, era un sitio antiguo. Un lugar para prisioneros que capturara el alfa. Las rejas impedían que un lobo saliera de allí, o al menos, uno débil que no pudiera romper la roca o el acero. Sin embargo, la magia que aportó Dormius generó que los barrotes quemaran a quien los tocara.La reina también se encargó de colocar el orgonito en el exterior
LumenMe mantuve aferrada a él a pesar de su notable ira creciente. No le tenía miedo, no era como antes, yo sabía que algo le estaba sucediendo y no iba a parar hasta que habláramos sobre eso.Seth me miró como si quisiera matarme.—Juegas con fuego. —dijo, con sus ojos fijos en mí. —No deberías hablarme ahora.Después de todo lo que ocurrió, estaría furioso, lo veía, podía oler incluso su rabia de no haber podido desafiar a la reina. A él no le agradaba en absoluto seguir órdenes. Eso era una de las cosas que más me atraía de él, no le interesaba romper las reglas para estar conmigo, no le importaba nada que no fuera lo que él quisiera. Tenía un espíritu y una fuerza enorme.—No me harás daño. —me quedé a su lado, apoyando mi cabeza sobre su pecho para escuchar los latidos de su corazón.Acarició mi cabello, resignándose a que no me iría.—Eres muy extraña. —murmuró, casi sonriendo, sus ojos verdes me enfocaron.Se inclinó para besarme y me abrazó, tapándome con la manta. Nos abraza