San Petesburgo, Rusia. El automóvil oscuro se detuvo frente a esa elegante mansión, la lluvia se hacía presente con gran intensidad ese día de agosto.Un hombre vestido completamente de tonalidades negras bajó del vehículo y abrió un paraguas, para seguidamente escoltar a ese elegante pasajero al interior de la mansión. Cabello rubio claro y unos llamativos ojos de una tonalidad celeste clara, el hombre de entonces 23 años, ingresó a la mansión de prisa. El sonido de sus pisadas por el largo pasillo era lo único que se escuchaba hasta que el alto hombre rubio habló: —¿Dónde está el encargo de Don Gregori? — preguntó Vladimir al hombre que les recibió en ese momento. —Venga conmigo —dijo el hombre, guiándolos hasta abrir la puerta de un salón de prácticas.Dentro del salón, una jovencita de cabello castaño largo atado en una cola alta, vistiendo con ropa deportiva, estaba aprendiendo algunas llaves de lucha. —¿Una niña?, ¿ese es… El encargo? —preguntó con incredulidad, Vladimir,
••••••••••Dos años más tarde. Moscú, Rusia. Esa noche de inicios del otoño, en el club nocturno de la familia Nekrásov. —¡Don Gregori da libertad para tomar y divertirse!, hoy celebramos en honor a su cumpleaños, en grande~ —alzó la voz el encargado del club. —¡Siiii por don Gregori! —exclamó uno con una botella de vodka en su mano, tomando de la misma. Seguidamente se unieron varios a la celebración con música y mujeres que trajeron para divertirse. Tatianna tomaba de una botella de vino blanco, caminando por el bar del club. —No seas cobarde Tati, toma algo más fuerte~ —reía uno de los miembros de la organización, que la veía pasar por ahí. La hermosa joven de dieciocho años, había crecido para ser toda una miembro valiosa y fundamental que trabajaba directamente para Don Gregori Nekrásov y ya no necesitaba de la protección de Vladimir. Sin embargo, Tatianna tenía un propósito para estar ahí e ir escalando posiciones y ganando confianza. Quería encontrar el paradero d
••••••••••Dos días más tarde. Moscú, Rusia. En la mansión de don Gregori Nekrásov. ¡PAF! Sonó el puñetazo que ese señor mafioso le dió a Vladimir, con tal fuerza que él escupió sangre mientras su mejilla roja se hinchaba rápidamente. —Me decepcionas Vladimir, ¿cómo putas pudiste extraviar tantas llaves de importancia, incluyendo la tarjeta de la bodega de archivos en San Petesburgo? Vladimir que se estaba apoyando en uno de los sillones, luego del golpe, guardaba silencio sin saber que decirle a ese hombre que tenía su vida en sus manos. Don Gregori exhaló y sacó su pistola, acercándose a ese joven rubio. —Serás el prometido de mi hija Kristy, aunque aún no te he permitido conocerla, ya que está en Los Ángeles donde celebrará su cumpleaños 18 dentro de cuatro meses; algún día la conocerás. Vladimir no entendía por qué le decía eso, mientras se acercaba con la pistola y le quitaba el seguro…Aún con todo eso, el hombre rubio… Guardó silencio. —¿Te preguntas por qué te recalc
—Ay… Duele… Tatianna despertó observando a sus alrededores. Una habitación acogedora y lujosa, una que no conocía de nada. La mujer de cabello corto castaño sintió un agudo dolor de cabeza, que la llevó a tocarse la misma y darse cuenta que tenía un vendaje. —¿Qué demonios…? —susurró Tatianna comenzando a quitarse el vendaje de su cabeza y fue entonces que cayeron unas gasas con un poco de sangre en ellas. Los recuerdos llegaron a la mente de Tatianna Lavrov, uno tras de otro. Había tenido un violento encuentro con Vladimir, en el cual él salió victorioso y logró huir. —¡¡¡AAAH MALDITO!!! —gritó Tatianna tensando su expresión— Ay, Aaay duele… Mi cabeza va a estallar… —se quejó ella luego de haberse alterado tanto por ese hombre rubio. "Algún día te encontraré y entonces yo misma voy a terminar lo que no concluí contigo, Vladimir Korovin…" —Te enviaré al infierno… —susurró Tatianna que en ese momento, notó que llevaba puesto un curioso collar bastante llamativo con un colgante
El frío viento de esa noche de otoño balanceando el cabello rubio y ondulado de la bella Kristy. Sus ojos de un hermoso tono dorado observando el lago frente a ella en ese solitario jardín de rosas. En la mansión de los Nekrásov se celebraba el cumpleaños número dieciocho de ella, la única hija del poderoso hombre dueño de varios casinos en la ciudad de Los Angeles y rumorado mafioso ruso. — ¡Dije que no lo haré papá! — Exclamó una voz masculina a distancia. Kristy logró escuchar aquel tono grave y se dirigió hacia la voz como si se tratara de una polilla atraída por la luz de una farola. Ella caminó hasta detenerse tras unos arbustos del amplio jardín. Las luces que iluminaban el lugar no eran suficientes, pero ella logró distinguir esa figura masculina, alta y llamativa de un hombre joven de cabello castaño usando una gabardina oscura y un sombrero del mismo tono. Él estaba hablando por teléfono, sus movimientos caminando de un lado a otro parecían los de alguien molesto. F
•••••••••• Un año después. ••••••••••Moscú, Rusia. — Felicidades por el compromiso. Aún son muy jóvenes, pero sé que serán muy felices. Decía un viejo conocido de la nueva pareja que era presentada en ese lujoso salón de una antigua mansión perteneciente a los Nekrásov. Kristy sonrió con falsedad, para llevar a su boca la copa con champagne. Su nuevo prometido, Vladimir Korovin, era un joven inteligente y prometedor de entonces veintisiete años, en el cual el padre de Kristy confiaba mucho para que se ocupe de los negocios de la familia Nekrásov en Rusia. El apuesto hombre rubio, posó sus hermosos ojos celestes claros en la mujer que estaba a su lado. Kristy llevaba puesto un vestido largo y negro, así como guantes de talle alto y un abrigo de piel animal esponjoso de color blanco. Su cabello rubio ondulado suelto y la seductora fragancia de su perfume de rosas se podía oler muy bien para su prometido. ¡Ella lucía radiante! Era hermosa y tenía una aura altiva e imponente
Una semana después. Los Angeles, Estados Unidos. En el centro de la ciudad, en un sector secreto de uno de los casinos del señor Nekrásov. — Disculpe señor, no puede entrar aquí, es un área restringida. — Informó uno de los guardias en las puertas vestido de oscuro, mientras apoyaba su mano derecha en el cinturón de su portador de armas en una clara señal de advertencia. — He venido a ver a tu jefe, dile que A.K llegó, él entenderá. — Comentó el hombre bastante alto en sus treinta años, que utilizaba su cabellera oscura peinada perfectamente hacia atrás y vestía una camisa manga larga enrollada hasta sus codos, mostrando sus llamativos tatuajes. El guarda informó a alguien del interior que de inmediato llevó el mensaje al jefe de los Nekrásov. Solo unos minutos después, hicieron pasar a la oficina de Don Gregori al misterioso hombre que desprendía un aura peligrosa. — ¿Terminaste todo el trabajo? — Preguntó Gregori Nekrásov mientras dejaba su copa de vodka sobre la mesa de su e
Ese mismo día, en horas de la tarde. Los hermosos ojos dorados de Kristy Nekrásov veían fijamente la taza de chocolate caliente que se le había servido. — ¿Con malvaviscos señorita? — Preguntó la fiel sirvienta y asistente de ella, Tatianna Lavrov, mujer joven de cabello castaño corto y unos bellos ojos azules. — No, Tati, hoy no, así está bien. — Susurró Kristy para después tomar la carpeta oscura que estaba colocada en la mesita de cristal frente a ella. La hermosa joven rubia, comenzó a abrir la carpeta, una que había sido entregada a ella hace solo unos minutos atrás por el espía que contrató, esto para investigar de la vida de ese hombre que era de su interés. Kristy dejó la carpeta encima de su regazo mientras leía poco a poco y a su vez sostuvo la taza de chocolate caliente llevándolo a su boca.Sin embargo, justo antes de dar el primer sorbo, se percató de una palabra que llamó en gran manera su atención. — ¡¿Qué?! — Gritó ella. — ¡¿Matrimonio?! — ¿Que sucedió señori