Entre nerviosismo y titubeos sin poder quitarle los ojos de encima a ese bastante revelador escote Arthur sólo logró decir casi tartamudeando —¿Pue, pue, puedo... pasar?—Si claro adelante, pasa por favor. —Pelirroja te ves espectacular, pero creo que vas a tener que usar algo un poco más sobrio para un evento así, además no es la idea que llames mucho la atención y créeme que vestida así…—Ya sé… parezco…—Te vez espectacular de eso no me cabe dudas —y entregándole la bolsa que traía para ella le dijo —¿tal vez quisieras probarte algo como lo que está aquí?Los ojos de Liz brillaron sabía que eso significaba que no tendría que ir de compras así que simplemente le dio un tierno beso en la mejilla, le agradeció recibiendo la bolsa y con mucha emoción preguntó —¿Será que me lo puedo probar?—Claro que sí pelirroja me encantaría saber cómo te queda.En ese mismo instante Liz fue a su dormitorio para encontrarse con un elegante traje 2 piezas color azul, unos zapatos de una cartera Chane
Arthur la esperaba en el estacionamiento para llevarla al salón de belleza y así se pudiera preparar tranquila, durante el viaje ninguno de los dos dijo nada, él tal vez por miedo a arrepentirse y cambiar de opinión, Liz porque dentro de ella no quería hacerse ilusiones sabiendo que en cosas de horas volvería a sentirse sola después de que Arthur volviera a New York. —Paso por ti en unas horas —le dijo el antes de irse. Liz sólo respondió bajando la mirada y dando una pequeña sonrisa, se sentía triste sabiendo que pronto él no estaría más cerca de ella, así que pensaba que lo mejor era no ilusionarse más. Ya estando en el salón la chica que la atendía le comenzó a hablar —¿El joven que te trajo es tu novio? —preguntó la muchacha con mucha curiosidad. —Brincos diera, es sólo un amigo —respondió Liz casi con un suspiro. —Yo creo que le gustas, se nota como te miraba —dijo la muchacha —esta guapísimo tiene esa pinta de macho alfa es más yo diría que es como un detective privado,
Liz entró en su departamento y aún todavía no podía cerrar la boca —Dios mío que acabo de ver, ¿Por qué Arthur tenía que estar así? Ahora, cada vez que lo vea me voy a acordar, Arthur eres todo lo que el doctor me recomendó y hasta con vitaminas extra.Aun caminando como zombi sabía que era hora de prepararse. De pronto pensó «¿Por qué no podría darme una oportunidad con un hombre como él? Yo creo que también tengo derecho»Mientras Liz caminaba de un lado para otro en su departamento hablando sola en voz alta —Quien fuera toalla para estar amarrada a tu cintura papacito, yo te había visto pero nunca tan bien ¿Por qué?—¿Por qué de qué? —era la imagen de Roman con una voz que parecía hasta reírse de ella viéndola así.—¿Y a ti quien te invito a esta fiesta? —respondió enojada Liz.—No te enojes conmigo que estoy aquí para ayudarte —respondió Roman.—Mejor no me ayudes tanto.—Nunca tuviste para mí ese brillo en tus ojos que ahora veo.—Me alegra saber que no fui tan pende…—Tú eras y
De pronto los ojos de Liz demostraron más miedo que preocupación, Arthur no pudo evitar abrazarla fuerte. —Pelirroja no quiero que te arriesgues de manera innecesaria sé que buscabas un nuevo comienzo en tu vida y esto es como… —Como si el pasado me persiguiera de alguna manera —respondió mientras se quedaba abrazada a él sin querer que el tiempo pasara. —De hecho, yo soy parte de ese pasado —le respondió sin dejar de acariciar su cabello. —Pero tú eres lo mejor de ese pasado y me puedes perseguir cuando quieras, aunque yo sé que para ti sólo soy un caso más —respondió Liz con ese tono de resignación que sentía en su corazón debía tener. Arthur no quería soltarla, sentir su aroma ese que da la piel no sólo el perfume y que de por sí ya lo estaba poniendo más que nervioso, era como una tortura de la que no quería escapar, pero sentía que debía hacerlo y al mismo tiempo deseaba confesarle sus sentimientos, pero tenía miedo y sólo pudo decir —Yo quiero que sepas que… —¿Qué
Sentir los dedos de Howard acariciando su mejilla era algo para lo que tal vez Liz no estaba preparada y aunque en otro momento de su vida se hubiese sentido incluso halagada de que un hombre como él se fijara en ella, en esos momentos se sentía hasta incomoda. —¿Qué le sucede Liz… perdón Luz? —se volvió a corregir viendo el nerviosismo que le causaba el ser llamada por su verdadero nombre y que le provocaba cada vez más curiosidad. —Señor yo creo que estoy aquí para poder ayudarlo como parte de mi trabajo y por lo mismo no puedo tutearlo… creo y siento que no está bien. —Bueno en estos momentos esa será una orden de su jefe ¿quedó claro? —le respondió Howard mientras le cerraba un ojo en plan de conquista. Liz solo bajó la mirada sin decir una palabra cuando escuchó la voz de Roman esta vez junto a ella —Ten cuidado nena alguien está cerca. Liz quiso responder, aunque despacio, pero en ese momento recordó que tenía el micrófono así que se quedó callada y lo siguiente fue ver a
Cada una de esas voces hacían que la cabeza de Liz diera vueltas como un remolino «Ustedes me van a volver loca» pensó, pero de inmediato escuchó a Roman decir —Lo siento nena, tú eres una chica demasiado especial y esto es sólo el comienzo, te lo aseguro así que mejor concéntrate bien. Y mientras Howard seguía esperando por una respuesta, los ojos de Liz se abrían como un plato. —De una buena vez, ¿me vas a decir que te pasa? —Era Howard otra vez casi interrogándola, sin poder entender aun que le estaba pasando a él con esa chica. Aunque al mismo tiempo Arthur seguía esperando, sólo que esta vez decidió guardar silencio esperando por una respuesta que tal vez cambiaría el rumbo de sus vidas y aun no estaba seguro si lo que quería escuchar de verdad sería lo correcto. Liz respiró profundo y decidió ser honesta no sólo con Howard, pero de una buena vez también con ella misma —Tal vez en otro momento de mi vida me hubiese rendido con ese beso, pero lamentablemente en el corazón
Liz tragó saliva al escuchar sobre la llegada de ese hombre y al mismo tiempo veía desde la distancia como la tal Alice se le insinuaba descaradamente a Arthur. «Ni se te ocurra zorra» pensó presionando los dientes para no decir eso en voz alta. Y Román respondió —celosa por lo que veo. «No me molestes ni me confundas más… no es justo y mucho menos en este momento» —¿Por qué mejor no dejas a tu jefe solo aquí con la tal Alice y ese Jorge? en una de esas arman su buena reconciliación o quién sabe hasta su buena orgía de tres esta noche... tal vez es lo que tu jefe necesita. «Esa vieja es una loca ¿Qué cree que está haciendo?» —seguía pensando Liz mientras casi ni podía controlar la rabia viendo como desde la distancia Alice actuaba con total descaro. —Ella cree que está haciendo lo que te estás imaginando… eso es seguro. «No me estás ayudando, si supiera ella que estás aquí de seguro buscaba una noche de placer con un espíritu» —¿Tú crees que funcione? —respondió Román ri
Para Liz esas habían sido las palabras más lindas que jamás había escuchado, nunca un hombre le había dicho de verdad que la amaba y menos Roman que sólo la uso, y en el momento en que Arthur lo olvidó todo se acercó a Liz para ese beso que ambos habían soñado tantas veces y que sabían que ya no habría más distancia entre ellos, cuando el corazón de Liz latía a mil y él la tenía pegada a su cuerpo lo suficiente como para sentirla incluso temblar, en ese momento Liz cerró sus ojos sabía que por fin sentiría el sabor de sus labios, eso era menos de un centímetro de distancia podía sentir incluso su respiración cuando ambos escucharon por los audífonos. —Señor de verdad lamento interrumpir el momento, pero es mejor que saquen a Howard de este lugar lo antes posible. Liz abrió los ojos como si alguien la sacara de un trance de donde no quería salir —Ken serías tan amable de llevártelo lejos tu solito. —Sólo si lo secuestro... y no creo que sea una buena idea —respondió Ken.Mira