LIAM Salgo de casa de Daniela muy a mi pesar, he de admitir que no deseaba irme, esperaba poder pasar este día a su lado. Ya no sé lo que me pasa, y la verdad no me importa, mis ganas de ella no hacen mas que incrementar; cada momento a su lado me llena de una extraña sensación de paz, que hacía bastantes años no experimentaba. Su belleza es innegable, incluso cuando la molestaba por su carácter, nunca me atreví a comentar algo al respecto; aunque quisiera, no podría mentir de tal manera. Jamás pensé que podría ser un hombre que disfrutara de las atenciones de una mujer, por el contrario, mi idea de interacción se limitaba al sexo y a la mera convivencia entre dos personas de manera respetuosa; si algún día llegué a imaginarme con una pareja, mi único deseo era respetar y ser respetado. Pero Daniela ha ido mucho más allá de mis límites, me avergüenza reconocer el enorme placer que sentí ante su dulce tacto, cómo sus caricias hicieron vibrar un lugar en mi pecho que pensé insensib
DANIELASi pudiera elegir un momento de mi vida, y congelarlo para que dure por toda la eternidad, sería este; cuando me encuentro recostada sobre el pecho del hombre que me vuelve loca en más de una forma, mirando las estrellas y, disfrutando de la paz que no había sentido nunca. Irónicamente, él es el causante de todas mis inseguridades y, a su vez, también lo es de toda la felicidad que he sentido en estos últimos días a su lado.No puedo negar que muero de miedo, de que todo esto sea solo una ilusión, una absurda fantasía que mi mente ha creado para sobrellevar tantos años de tristeza. Puede ser que ahora mismo me encuentre en la soledad de mi habitación, soñando con lo que tanto deseo y abrazando mi almohada, en vez de Liam.—¿En qué piensas? —Su voz irrumpe en mis pensamientos, confirmando que no es una ilusión, que estoy con él y, esto es verdad.—En ti —confieso sin pensarlo—. En esto. —Me corrijo—. Aún no puedo creer que estemos así...—¿Cómo? ¿Juntos, sin discutir? —cuestio
DANIELAEntre lágrimas, limpio el desorden que causó Liam, tratando de no lastimar mi mano herida. Después de recoger los vidrios y ordenar la cocina voy a mi habitación y me recuesto en la cama, recapitulando una y otra vez lo que acaba de pasar, intentando descifrar por qué él actúo de esa manera. Conozco mejor que nadie su temperamento, su crueldad, de la cual por años fui víctima, pero; en todos esos años, jamás lo observé ser injusto con nadie más.Considero a Liam un hombre por demás inteligente y, la agresividad que mostró esta noche con esa pobre anciana, debe tener alguna razón, algún motivo que desconozco. Me niego a creer que todo lo que hizo solo se debe a mi imprudencia al dejarla entrar a la casa. Además, ¿cómo se enteró de eso?Mi mano punza por el dolor que produce la herida, pero más que eso, porque es un recordatorio de los alcances que puede llegar a tener Liam.Escucho cuando llega Azul y entra a la casa, toca la puerta de mi recámara y al no recibir respuesta, ab
LIAM La quietud del bosque a estas horas de la mañana me arrulla, mas el suave murmullo de los árboles, no hace nada por apaciguar el malestar que me aqueja desde hace dos días, por el contrario; tanta paz no hace sino recordarme a cierta persona que atormenta mi mente y me hace sentir más hundido de lo que ya me encuentro.El clima frío anestecia un poco mi cuerpo, que se siente arder de solo pensar en ella, y prefiero concentrarme en eso por el momento.Aún sigo impresionado por la manera en que encontramos ayer al Alfa: en medio del bosque, inconsciente, en su forma lobuna y sin la fuerza para poder transformarse. No dejo de pensar que, posiblemente ese es el futuro que me espera a mí si decido rechazar a Daniela, o ella lo hace primero. En este momento ya no estoy seguro de nada. Una discusión en la cabaña me saca de mis pensamientos, al escuchar el nombre que me hace correr en esa dirección, con la intención de intervenir en lo que sea que esté sucediendo.—¿Qué otra cosa tení
DANIELA —¿De qué hablas? —exige saber Liam—. ¿A qué te refieres con que no pudiste detenerla?—¡A mi loba! —digo con desesperación—. No puedo controlarla. Esto no debió pasar.—¡Espera! —grita, mientras se viste y yo trato de alejarme—. Daniela, no te vayas así.—¡Aléjate de mí! —¿Yo cómo iba a saber? Sé que tiene razón, pero, en este momento es la última persona a la que quiero ver. Me toma del antebrazo, dándome vuelta hacia él, pero la vergüenza me impide enfrentarlo. Lo que hicimos no debió suceder, no de esta manera por lo menos.Siempre imaginé que la primera vez que me entregara a mi pareja de esta forma, sería después de nuestra unión, cuando tuviéramos la suficiente confianza el uno en el otro, no así.Ahora mismo odio a mi loba y me odio a mí misma por no poder controlarla. Cuando tomó mi cuerpo se lo permití, pues pensé que deseaba salir y explorar el bosque, a decir verdad, yo también lo necesitaba; pero cuando me di cuenta de a dónde se dirigía, traté con todas mis fu
DANIELAHa pasado un mes desde que Azul se fue de la manada y, son pocas las veces que he podido hablar con ella. Ocasionalmente conversamos sobre nuestros trabajos y lo mucho que nos extrañamos mutuamente, a pesar de que no lo expresa, sé que se siente muy sola al igual que yo; sin ella en casa, me he sumido en una profunda tristeza de la que no logro salir.Fui una ilusa al pensar que todo mejoraría entre Liam y yo, lamentablemente ha sido todo lo contrario. Los arrebatos de mi loba han seguido sucediendo, con menos frecuencia gracias a la Diosa, pero en todas y cada una de las ocasiones, el idiota de Liam ha ignorado mis súplicas y se ha aprovechado de mi estado para tomar mi cuerpo a su antojo.Toda la vergüenza que en un principio sentí, hoy se ha convertido en un profundo resentimiento. Desgraciadamente aún no puedo decir que lo odio, pues sé que muy en el fondo, sigo sintiendo una necesidad de tenerlo cerca y de saber que se encuentra con bien.El amor no es un síntoma, es una
LIAMLas palabras de Daniela atraviesan mi pecho como si fueran balas y... duele.«¡Carajo! Duele como el infierno»Doy un paso hacia ella, pero retrocede abrazándose a su cuerpo; me acerco sin importar su resistencia y tomo su rostro, elevándolo hacia mí.Las lágrimas que resbalan por sus mejillas me lastiman aún más que cualquier rechazo y, saber que yo las provoqué, me hace odiarme un poco más de lo que ya me detesto.—Nena... El rechazo debe ser mutuo —digo con dolor, mientras retiro el agua de su rostro.Daniela dirige su mirada inundada de lágrimas hacia mis ojos y algo se rompe en mi interior. No merezco su dolor... Mucho menos su amor.Me siento el ser más despreciable de todo el jodido mundo, cuando sus hermosos labios tiemblan reprimiendo el sollozo que guarda por vergüenza, mientras que el único avergonzado aquí debería de ser yo.—Lo sé —admite—. Es solo que... Quería recuperar aunque sea un poco de mi dignidad, no lo sé... Quería poder decir que tuve el valor de rechazart
¡¡ALTO AHÍ!!Si aún no has leído Pregúntale a la Luna, y deseas hacerlo, te aviso que este capítulo contiene spoilers, así que lees bajo tu propia responsabilidad.¡¡Que lo disfruten!!LIAMUna semana ha pasado desde el funeral del antíguo Alfa, y el ambiente en la manada pasó de la más profunda tristeza, a la más eufórica felicidad, ya que hoy está por celebrarse la unión entre el Alfa y su pareja.Daniela se ha mantenido ausente durante este tiempo, después de la última vez que estuvimos juntos en el bosque, «cuando nos besamos»Trato de convencerme de que es mejor así, pero no puedo olvidar ese beso que me dejó flotando en el aire, tanto así, que no fui capaz de reaccionar cuando salió huyendo de mis manos y desapareció.«Y ¡qué beso!»Aun puedo sentir esos suaves y aterciopelados labios entre los míos, ese olor exquisito, embriagante y, el cosquilleo que dejaron sus manos en mi nuca…Estiro y encojo mis dedos al recordar cómo se sintió su delicado cuerpo pegado al mío y mi necesid