La emoción me invade y aunque me siento cansada, corro hacia ella, sin embargo, la loba que me escoltaba y varios a mi alrededor, se interponen en mi camino cuando tropiezo y casi caigo al suelo.
— ¿Se encuentra bien, señora? — pregunta uno de ellos, mientras Curthwulf corre hacia mí y me toma de las mejillas con ambas manos.— ¿Sucede algo? ¿Te duele algo? — pregunta Curthwulf con preocupación.Mis bebés se mueven mucho y ello hace que me duela un poco al punto de gimotear, por ello, bajo mi mirada a mi vientre, deseando que aún no sea el momento adecuado para nacer. Cuando levanto mi mirada y observo hacia el punto donde estaba mi hermana, ya no la veo.— Gabriela… Curthwulf, Gabriela está aquí. — susurro mirando a Curthwulf con mi vista nublada por las lágrimas.— Debes calmarte. Relájate un poco, porque no logro compEl miedo me paraliza, pero, eso no pasa con mis bebés que se mueven con violencia. Todo queda en silencio y no sé si eso debo clasificarlo como algo bueno o malo. Por lo que, no me atrevo a moverme. Tengo miedo de descubrir que solo es la calma antes del caos.— ¡Charlotte! — escucho gritar y yo levanto mi mirada, para ver como mi esposo corre hasta la montaña de cuerpos que cubren a los niños y a mí.Es en este momento que me doy cuenta de que más de cinco hombres lobos corrieron a protegerme y a los niños, incluyendo a Retmus. quienes, poco a poco se alejan de mí.— ¿Se encuentra bien, señora? — pregunta uno de los hombres lobos y yo asiento.— Creo que estoy bien.Varios son los rostros que me resultan conocidos. Aunque siento que han pasado años, mi mente me lleva al tiempo antes de casarme, donde vivíamos en una isla con los sobrevivie
Tenía miedo. No podía ignorar el hecho de que Gustav es experto en hacer trampas con el fin de ganar. No se sabía por dónde iba a aparecer y mucho menos, lo que iba a hacer. Por ello, debía ser cuidadosa. Un error podría costarme mucho.— No debí llevarlos fuera. Seguramente eso fue lo que atrajo a Gustav. Ninguna seguridad que tome, va a ser suficiente para alguien como él. No debí subestimarlo y creer que no iba a estar cerca. Ahora… ahora…— Oye, no pienses en eso. — digo tomando su rostro con mis manos.Sabia cuan destructivos podían ser sus pensamientos, por lo que, me esfuerzo en que se concentre en responder al ataque de Gustav. Necesito que tenga ganas de vivir y no que por la culpa que siente, termine muriendo. Eso sí que destruiría todo por lo que nos hemos esforzado los niños y yo, para que Curthwulf saliera de ese caos en el que &eacut
El miedo de que sea alguien de la gente de Gustav, me asusta y por ello, miro a todos lados buscando a Curthwulf, ya que, él puede diferenciar con su esencia o lo que sea, si es o no alguien de la manada.‘Eso es lo malo de que nos enfrentemos a un cambia formas, no sabemos en qué presentación vendrá a nosotros’— ¡Abran la puerta, por favor, soy yo! — grita Terry por encima del ruido de los disparosAunque se ha identificado, Retmus no abre la puerta hasta que, como un perro, olfatea esta seguramente, intentando confirmar lo que él había informado.— Dense prisa, esto está muy feo aquí. — dice Terry.— Ábrele, por favor. Si ya sabes que es él, ábrele. — digo y Retmus después de varios segundos analizando, abre la puerta.De inmediato, veo como todos los que están en la puerta, entran, mientras balas viaj
Narrador omnipresenteLos disparos se escuchaban sin cesar, ninguno de los dos hombres que se enfrentaban, tenían intención de retroceder y la muerte, no los asustaba. Querían destruir a su contrincante de una vez por todas.— Señor, ¿considera que deberíamos buscar explosivos de largo alcance? — pregunta uno de los betas al lado de Curthwulf.— Sería bueno que hubiera muchos francotiradores, entre más lejos matemos a esos desgraciados, mucho mejor. — dice Curthwulf y de inmediato, su mirada se dirige a las personas que han comenzado a disparar a la casa de Retmus.— Señor…— ¿Cómo es posible que sepan dónde está mi esposa? — pregunta Curthwulf maldiciendo de que haya un infiltrado.— No es la única casa en la que están disparando. — anuncia uno de los betas.Todos dirigen
El grito angustió a Curthwulf que dirigió su mirada hacia el lugar donde sabía que estaba su esposa. Eso, hizo que Gustav aprovechara el momento y con violencia, lanzara su garra contra Curthwulf.— ¡No! — gritó uno de sus compañeros de batalla y subordinado que se interpone, recibiendo el ataque violento de Gustav, que abre su rostro y pecho en tres profundas líneas que muestran una profundidad demasiado grande.— ¡Maldita sea! — grita Gustav y de inmediato, Curthwulf lanza un golpe en el pecho de Gustav que lo lanza a varios metros en el aire.El golpe, hace de la boca de Gustav salga sangre y cuando cae al piso, lo hace de una manera tan desastrosa, que, sin duda, le rompió varias costillas que lo hacen emitir un sonido gutural de lo más profundo de su garganta.Pero, Curthwulf no pensó en que sería el momento perfecto para acabar con él, si n
Todos los lobos betas se reúnen para poder responder al ataque de Gustav, prometiéndose entre sí en ser el mejor equipo de su alfa, que es capaz de destruir a un hombre cambia formas como Gustav.Sabían que no era un contrincante fácil, pero, también comprendía que no podían ignorarlo o huir cuando su propia familia estaba en peligro, con solo estar este presente. Por lo que, se formaron de una forma cerrada y firme, para impedir que este avanzara más.— ¿De verdad creen que unos tontos lobos betas, podrá conmigo? — pregunta Gustav en el suelo, abrazando sus costillas rotas.— Eso te lo vamos a comprobar, si es que puedes moverte después de ese golpe de nuestro alfa. — dice uno de los betas en tono firme.Gustav con dificultad, se levanta y de inmediato, los cinco betas corren hacia el hombre listo para asesinarlo. Gustav, como puede, responde a cada golpe
La situación no es buena en ninguno de los aspectos y por eso, se escuchan fuertes explosiones que los betas lanzan para alejar al equipo de Gustav. Ambos grupos, tienen perdidas y muchos heridos, pero, es el equipo de Gustav, quien más pierde personas con cada contraataque.Sin embargo, no han podido deshacerse de Gustav, ya que él usa todo tipo de trucos para escabullirse entre el caos y evitar que sea nuevamente herido. Sin embargo, su energía se agota y el dolor del golpe de Curthwulf, le impide moverse tan rápido.Por ello, corre hacia su ejército, unos humanos que habían tenido la mala suerte de estar cerca de donde se escondía Gustav, por lo que, al este quedar sin gente, los transformó y esperó que pudieran luchar como ahora. Pero, el entrenamiento fugaz, no era suficiente para los lobos entrenados para este tipo de situaciones.— Necesito que me ayuden. Ellos… van a matar
Todos respiraron profundo y la ayudaron a acostarse, mientras la herida abierta, mostraba como la sangre fluía hacia afuera. Sabía que no había tiempo que perder y por es, mientras la anestesia comenzaba a hacer su efecto, procedieron a limpiarla para la cirugía.Por otra parte, los pediatras, obstetras y ginecólogos, comenzaron a acercarse en su versión lobos y aunque veían una guerra en medio del lugar, no retrocedieron sabiendo que se dirigían a un problema que necesitaban mucho su intervención.Por lo que, se acercaron rápidamente al lugar y los lobos de la manada, al ver de quienes se trataba, como hicieron con Charlotte y los niños, comenzaron a ser su escudo mientras respondían a los ataques del enemigo.Rápidamente, tocaron a la puerta y fue Retmus quien abrió cuando Curthwulf le dio el permiso no verbal confirmando que eran los doctores de la manada. Estos,