No sabía lo que me iba a encontrar bajando, pero, no podía quedarme a pensar en lo que habría, sintiéndome angustiada por no bajar. Por lo que, con mi arma empuñándola, caminé atenta a cualquier ruido o movimiento. Aunque sé que vine a esto, no puedo evitar preocuparme, después de todo, no soy solo yo enfrentándome a lo desconocido, si no, yo teniendo a mis hijos en mi vientre, enfrentándome a lo desconocido. Respiro profundo, intentando calmar mi miedo. Ese que hace moverse una y otra vez a mis bebés, en especial, a mi bebé más inquieto, el bebé a mi izquierda. Realizo respiraciones profundas deseando calmarme y es solo cuando estoy más calmada que me muevo. Sin embargo, el ruido de unos pasos moviéndose rápido, hacen que apunten rumbo a la dirección de donde vine. Con mi corazón latiendo en mis oídos, apunto hacia el lugar donde Carlos levanta sus manos al ver que le estoy apuntando.— Soy yo, tranquila. — dice y yo bajo mi arma.— Me diste un susto de muerte.— Entonces estamos
No sabía cuánto podríamos soportar con este ataque tan violento y por ello, me aferro a mi vientre deseando poder teletransportarme a un lugar donde mis hijos y yo estamos a salvo. Porque ahora, mi preocupación es que no les pase algo malo a mis bebés.— Carlos… — susurro llamando su atención. — Tengo miedo.— Estaremos bien. mi gente ya debe venir cerca. — dice Carlos y yo ruego porque sea así. aunque no lo escucho muy convencido. — Espero que eso sea pronto, porque nos están acorralando. — susurro con preocupación.Carlos sigue disparando hasta que nos quedamos sin balas. Justo cuando eso pasa, la boca de Carlos se forma en uno y me mira lentamente sabiendo que este es nuestro final. Temo por la vida de mis hijos y confirmo que no fue buena idea bajar aquí, aunque escuche los gritos de auxilio de mi hermana.— No puedo morir aquí, mis bebés me necesitan. Ellos necesitan vivir. — susurro con temor. — No te preocupes, por eso. Porque, aunque me cueste la vida, saldrás bien de aquí.
Narrador omnipresenteLa guerra no había dejado un solo minuto de descanso. Los vampiros avanzaban con rapidez matando al enemigo, pero, parecía que entre más cambia formas mataban, más salían. Los cuerpos se acumulaban en las calles que en el pasado había sido un pueblo tranquilo, se llenaban de cuerpos sin vida en un rio de sangre que no dejaba de hacerse más grande. Pero, ninguno retrocedía.Todos tenían una cuenta pendiente con el hombre que ya se había transformado en tantos animales que ni siquiera en el navegador de internet habían visto tantas especies terrestres en un solo lugar.Nadie estaba dispuesto a retroceder, ni siquiera Gustav que tenía al menos tres heridas de balas en su cuerpo. Bratt, ya tenía dos en la pierna y Curthwulf, había recibido dos impactos en su hombro y uno en su abdomen, pero, nada de eso lo detenía. Sabía que si lo hacía perdería la más grande oportunidad que había tenido. Por lo que, los tres avanzaban desde sus lugares, teniendo presente una sola
El dolor que ya era demasiado para Charlotte, se hizo más fuerte haciendo que ella gima del dolor. Mientras en el orificio de su vientre sale cada vez más sangre y líquido amniótico. Seok Min de inmediato, corre hacia ella cuando la debilidad se apodera de ella. Por lo que, su cabeza es lo primero que toma Seok Min mientras Curthwulf mira aturdido la escena. Brittany, al saber que no puede ser descubierta, suelta el cuchillo con disimulo. Pero, Curthwulf ya la había visto sosteniendo el arma.No había forma de pensar que era otra persona. No podía haber otro culpable cuando solo estaban los tres en la habitación. Seok Min llevó las manos al vientre de Charlotte intentando saber que era lo que sucedía y Charlotte colocó su mano sobre la de Seok Min.— Sálvalos, a mí no me importa lo que me pasé. Pero, sálvalos a los cinco, por favor. Te lo suplico. — susurra Charlotte y Seok Min llora.— No hables. Guarda tu energía, por favor. — susurra Seok.— Salva a Carlos también. — pide Charlott
Brittany, celebraba el triunfo. Porque eso era lo que sentía al ver como Curthwulf retrocedía con sus manos en la cabeza, sintiendo como las emociones chocaban con sus pensamientos de una forma que no lo dejaba pensar o sentir con claridad.— Cállate — dice Curthwulf.— Por mucho que quieras negarlo, yo soy a quien amas. Así que, no intentes evitarlo y seamos felices juntos. — dice Brittany empezando a escupir sangre por la herida de bala de Charlotte.— No sabes lo que estás hablando.— Si sé, Curthwulf. Porque solo yo te conozco bien, incluso te conozco más que tú. Así que, deja de resistirte a nuestro amor y seamos felices. Merecemos ser felices. — dice Brittany y Curthwulf sonríe.— ¿Crees que estaba pensando en nosotros? — pregunta Curthwulf en tono burlón.— Claro que sí. — No puedo estar con alguien que amenaza la vida de mis herederos.— Yo puedo darte todos los que quieras, cariño. Puedo darte muchos herederos sin que eso exponga mi vida. Vamos, toma mi mano y seamos felices
La situación era terrible para todos. Gustav, apenas logró sentirse a salvo a más de cincuenta kilómetros de distancia donde se transforma en humano cayendo al suelo de forma terrible. — Señor, ¿se encuentra bien? — pregunta el chico que deja de verse como ave.Gustav escupe sangre y suspira profundo. No sabía que herida presionar, porque tenía tantas que realmente lo que le faltaban eran manos para tocarse todo ello.— Estoy muriendo. Claramente, no estoy bien. ve a buscar a los doctores y no dejes que Gabriela se dé cuenta de esto o se pondrá demasiado molesta. — dice Gustav y su único hombre con vida, se marcha caminando mal porque él también fue herido en varias partes. El enojo lo invade al saber que lo ha perdido todo y maldice no haber podido al menos matado a uno de los lideres de ese enfrentamiento. Se sentía impotente, había tardado demasiado secuestrando personas y transformándola en lo que él es.Pero, todo ese esfuerzo se había perdido en pocas horas sin tener los resul
Seok Min quedó en una especie de trance. No se movía, no se atrevía a hacerlo, pero, su mente, esa parte de su mente que siempre trabajaba en soluciones, creyó que existía una mínima posibilidad de que la pócima mostrara algún resultado en su cuerpo.Por lo que, rápidamente se movió tomando entre sus cosas la pócima y colocándola sobre los labios de la pequeña bebé que aún se sentía tibia. Lagrimas caían por las mejillas, no quería ser el portador de malas noticias para Charlotte.Por eso, estaba gastando todos los recursos por mantener la vida del pequeño cuerpo que tenía una abertura que iba desde el hombro hasta la parte baja de su abdomen. La herida era grande. Por lo que, se sospechaba que había muerto apenas fue herida.— Vamos pequeña, no dejes que tu mamá sufra. Resiste, por favor. —
Todo quedó en silencio. Nadie se atrevió a preguntar qué era lo que había pasado. Aunque Bratt quería detalles, notaba que los dos hombres que amaban con intensidad a Charlotte, habían quedado en el máximo nivel de dolor.Ese que te impide siquiera llorar, porque sientes que, para llorar como una fuente, necesitas que la fuente, no se esté destruyendo por dentro. Justo como pasa con ellos. No había forma de expresar el dolor, porque ni siquiera la palabra describían lo que ambos sentían en ese momento.— Esto no puede estar pasando. Charlotte no puede morir. Ella ha pasado por mucho para morir así. — dice Bratt aturdido.— Ella no ha muerto. — dice uno de los vampiros y eso hace que Curthwulf levante su mirada hacia Seok Min.Sin pensarlo dos veces, toma a Seok Min por el cuello de su camisa, dispuesto a golpearlo. Pero, él ni siquiera le presta aten