—Entonces, es bastante probable que el hombre ha ido a buscar más de sus secuaces. Tiene bastantes rufianes bajo su mando y, si nos rodean, no abra escapatoria ni para ustedes ni para nuestro local. Mía respondió con calma: —Señora, no se preocupe. Si él puede llamar a sus malhechores, nosotros ta
—¿Qué haces aquí a estas horas de la noche jovencita?La persona que había llegado no era nada más ni menos que Manuel Blanco, habiendo escuchado que su hermana estaba siendo acosada por un grupo de matones, no paró hasta llegar en su auxilio. Por eso y afortunadamente, su hermana estaba sana y sal
Después de esto, Miguel no se demoró más y, junto con Mía y Lucia se marcharon. Al ver que ellos se estaban retirando, Manuel también lideró la retirada de su equipo. En el restaurante, todos estaban desconcertados. Carolina estaba especialmente confundida: —¿Qué clase de persona es exactamente est
Miguel pensativo afirmo: —¿Quieres entonces que hable con ella?—Exactamente, con tu encanto, convencer a Laura será como quitarle un dulce a un niño, ¿no?, Mía confiaba ciegamente en el atractivo de Miguel. Después de pensarlo él respondió: — De acuerdo, una vez que hayas refinado la píldora, iré
Alicia frunció el ceño y rápidamente se adelantó para detener a su madre: —Mamá, pero ¿qué estás haciendo, viniendo a gritar hasta aquí? Ana claramente agitada, respondió: —Ay hija, ¿dónde te habías metido? Te llamé y ¿por qué no me contestaste?Alicia, con resignación, dijo: —Estaba en una reunió
Después de que la mujer terminó de hablar, puso en la pantalla del bar directamente la grabación de la cámara de vigilancia. Al verlas, quedó claro que Juan, después de haberse pasado de copas, comenzó a perder el control y a manosear a una de las meseras del bar. Cuando fue rechazado por ella, ins
Alicia se encontraba indefensa y sin saber qué hacer en ese momento. Juan, aferrándose al brazo de su hermana le suplicaba: —Hermanita, ¡por favor, piensa en algo rápido para sacarme de esta!Alicia estaba furiosa, si no fuera por los problemas que él mismo había causado, ¿cómo podrían haber termina
Débora rápidamente se acercó a su marido, quien abrazo directamente su elegante cintura. Ana al ver tal despliegue de fuerza, se quedó sin saber que decir o hacer, completamente paralizada por el miedo. Miró cautelosamente a Arturo, preguntándose si sería él capaz de resolver la situación. —¿Quién