Leane quedó sorprendida ante la historia de Ferhial. Su ahora madre, le había convertido para que tuviese una mejor vida, una existencia digna.— ¿Dolió?— preguntó la humana. Su sirvienta hizo una mueca pequeña, había pasado mucho tiempo, pero claro que recordaba esa sensación de quemarse viva por dentro, se estaba convirtiendo en una nueva hija para el dios del Sol. Debía morir para hacerlo.—Fue muy dolorosos pero, no estaba tan consciente, mis sentidos se encontraban perdidos, decididos a ir al limbo, solo sentí que me quemaba por dentro, después, todo fue alivio— la pelinegra respiró profundo, bondad y nobleza. Quizás ambos sentimientos habían sucumbido en el inexistente corazón de Devora.«Ojalá pudiese hablar con su madre después»—¿Qué vestido eligirás?— Los dientes perfectamente blancos relucieron en el rostro de la vampiro. La pregunta sembró una semana de incomodidad en Leane.Boda, sabía que debía casarse con el Rey.¿Qué más le quedaba si no? Se encogió de hombros, ciertam
Las horas pasaron tan rápido como un parpadear. Tan solo faltaba poco para que la ceremonia se llevará acabo. Por la mañana un día antes de su boda, Benjamín decidió llevar a su Reina hacía su Clan. Porque a pesar de ser Monarca de cualquier líder, también él tenía su propio Clan. Los vampiros más fuertes, los más rápidos, audaces y antiguos, pertenecían a su territorio.Leane despertó sintiéndose como nueva. Al abrir sus ojos Ferhial ya se encontraba sentada en una esquina jugando un videojuego en su móvil.—Buenos días. ¿Deseas darte un baño caliente antes de desayunar?— Comentó guardando su teléfono celular. La pelinegra asintió. Por la noche Benjamín le comentó, después de despertar, que el siguiente día irían de visita a uno de sus Territorios vecinos.Ferhial colocó esencias de jazmines en el agua de la enorme tina. Algunos aceites humectantes y un jabón bastante tenue.—¿Cepillo su cabello Reina?— Leane a veces olvidaba que le estaban tratando quizás, como antes trataban a la r
Esperar a que Benjamín regresará nunca le había parecido tan ansioso. Si iba a la cocina tenía a tres pares de ojos rodeando sus movimientos. Si decidía visitar la biblioteca el menor de los hermanos ya estaba allí abriendo la pesada puerta. No quietos ni imaginarse cuando fuese al baño.Firheal seguía jugando con su teléfono móvil, la pelinegra se cansó de leer una revista sobre plantas medicinales y decidió espiar a su amiga.En cuanto observó la pantalla, la cual mostraba un escenario de batalla y varios soldados disparándose, una imagen fugaz apareció en su cabeza. Ya había visto ese escenario antes, ella había jugado ese juego antes.—¿Cómo se llama?— preguntó Leane.— Doce batallas— respondió ganando su partida.Se encontró a si misma divagando en su mente confundida, hasta que Murmuros y pasos se escucharon desde la entrada.Sonrió ampleamiente al verle entrar.—Su majestad— Los tres vampiros Guardianes hicieron una reverencia.—Llegaron antes de lo que pensé. Pueden divagar, l
El cielo parecía que estaba apunto de caerse para antes de las nueve de la mañana. Aunque todos estaban seguros que las nubes se irían dando paso al Sol, de quién durante mucho, las creaturas de la noche no pudieron disfrutar sin ser quemados por su dios.Se dice que un vampiro ofendió tanto a su creador, que la maldición de los rayos cayeron durante siglos. No fue hasta que cinco antiguos salieron de lo más profundo de la tierra que el dios del Sol perdonó su ofensa.La futura Reina despertó muy temprano por la mañana. Estar en el jardín le daba paz, minutos después desde la ventana Frehial le llamó. Subió por escaleras nerviosa ante la ceremonia que se llevaría acabo en pocas horas. Se detuvo al escuchar unos cuantos murmuros; Pobrecilla. ¿Crees que lo vaya a resistir? El Rey será cuidadoso.Pero ella es humana.Frunció el ceño regresando a su habitación.¿A qué se habrían referido?—Por fin, anda ya preparé tu baño. ¡dios Sol, que emoción!— rió, ella moría de nervios y su amiga est
Las manos de Leane le sudaban, el vestido apenas y cupo en la camioneta. En frente venía su sirvienta y de lado manejaba uno de los chóferes.Cientas de personas arribaron en frente del bosque de las luciérnagas.Detrás había un pequeño lago, mismo que sería lugar donde las Sirenas verían el evento. Toda creatura se había vestido y decorado para la ocasión. Líderes de vampiros, elfos, hadas, clanes, Alphas etc.El mayor de los trillizos informó al Rey de lo sucedido en el castillo. La irá del vampiro fue controlada por Canon, quién impidió cualquier desastre.— Averigua quien destruyó el vestido y asegúrate de que deje de existir— ordenó el Rey colocándose su saco.Leane llegó justo cuando todos estaban listos. Allí en ese precioso momento se preguntó si iría sola en su camino. Pero no sería así. Al bajar Canon se encontraba vestido en un traje de etiqueta azul mediterráneo. Para el Leal del Rey era un gran privilegio llevar a su Reina al altar bajo su dios.Leane respiró profundo, to
Colocó su cuerpo sobre la cama, observando esos ojos que le hacían delirar. Había esperando tanto para este momento. Leane se dio la vuelta, el majestuoso vestido negro de la coronación era pesado, un poco complicado de retirar. Claro que para el Rey de los Vampiros, nada le era difícil. En un rápido movimiento liberó el cuerpo de aquella prenda. Dejando a su humana en un diseño de lencería bastante simple.El pecho de Leane subía y bajaba, todo había pasado tan rápido, y a pesar de ello se encontraba encantada por el hombre que le miraba con deseo.Benjamín sonrió de lado, adorando las mejillas completamente sonrojadas de su ahora esposa. Se separó de la cama solo para quitarse parte de su vestimenta. Las manos de la pelinegra empezaron a sudar frío, no recordaba haberle visto sin algo que le cubriera el torso. La piel de su brazo derecho y abdomen estaban pinceladas con tinta negra, repasó con curiosidad los tatuajes sin forma conocida. Se sintió pequeña al estar frente a él.El Rey
Frehial se encontraban un tanto preocupada por la muchacha. Había pasado ya un día desde la boda, y ni el Rey ni la Reina habían salido de su habitación. Y por si fuera poco estaba prohibido el acceso a ese sector del castillo.— Ella necesitará alimentarse. ¿A qué hora está acordado subirLos alimentos?— preguntó de nueva cuenta la castaña a su madre.—Dentro de dos horas. Deja de entrometerte, El Rey seguramente bebió de ella y ambos empezaron el ritual de consumación. Nada va a pasarle— Levantó una ceja cruzandose de brazos.—No estaría preocupada si mi Reina fuese una vampira, loba o elfa, pero es una humana— exclamó un sonido de horror— ¿Y si le rompió algo? O no pudo…controlar su sed?— Débora miró mal a su hija. Benjamín no era un vampiro recién transformado, sabía perfectamente lo que estaba haciendo.Del otro lado del castillo, los labios de la pelinegra se abrían en un jadeo silencioso.Su visión había empezado a ser borrosa desde horas antes, y a pesar de que moría por dormi
—¿Entonces está rota o no?— gruñó Benjamín. El médico negó. Temía haberle causado algún daño.—Esta lastimada pero no tiene ninguna fractura. Con los cuidados necesarios estará como nueva en un par de días— Leane dudaba que en dos días ya pudiera brincar y saltar. No había lugar en su cuerpo que no le doliera. Hasta los ácaros en sus uñas debían estar jodidos.— Aquí están los medicamentos— un enfermero colocó las medicinas que debería tomar Leane para mejorar. Tanto analgésicos como desinflamatorios.Estaba ansiosa. Lo primero que hizo el vampiro cuando la consumación terminó fue llamar a un doctor para que la examinará a lujos de detalle, incluso le dio de su sangre para que se sintiera mejor.Pero lo único que quería hacer era comerse un puto elefante asado. Bueno, sería capaz de hacerlo. Apenas si había probado bocado en las últimas treinta y seis horas.