―¡Sí, señor! ―Contestaron todos en coro, rígidos y mirando al frente como si estuvieran en la milicia. ―Bien, pueden irse, cuiden bien de ella y que nadie, absolutamente nadie se le acerque, el enemigo está tranquilo, pero pueden atacar cuando menos lo pensamos. ―Los hombres se dispersaron para cub
Trevor evitó reír, ver la cara de pánico en ellos le pareció demasiado divertido, pero manteniendo esa postura inflexible y su gesto serio, miró directamente a Karman. ―Creo que podemos volver al mall para ir al spa, ya se nos arruinó la estadía aquí. ―Miró a su amigo. ―Deberías llamar a la policía
―¿De qué hablas? ―Dio un paso al frente, pero Karman retrocedió. ―Greta es solo mi beta, Karman… ―Sí, una beta que sale a medio vestir y con el cabello revuelto de tu habitación. ―Sonrió. ―Pero eso no es de importancia, ya estoy metida en esto hasta el cuello, te doy tres semanas para que busques u
¿Puede alguien dudar de su existencia? ¿Puede un egocéntrico, orgullos y narcisista estar al punto de volverse loco por una chiquilla que lo desquicia siempre más? ¿Acaso puede detestar a una persona, pero joderle que esta no le preste la atención que quiere? Trevor está al borde de la locura, Karm
―A mi despacho. ―Se marcharon dejando a Karman echándose aire con la mano. ¿Cómo puede ella desear tanto a un hombre que odia? ¿Acaso ese embarazo está por matarla de las ganas? ¿Por qué su jodida libido se activa únicamente cuando ese hombre está cerca? Con la cabeza grande y su coñ0 empapado, se
Karman intentó seguir su camino sin ni siquiera mirar a la mujer que había dicho su nombre, pero aquel tono firme repitiéndolo más alto la hizo detenerse en seco, lo que menos quiere ella es que los comensales sepan quién es y que usa un disfraz para pasar desapercibida.―Madre. ―Dijo al darle la ca
―Fastídiame con lo que tú quieras. ―Lo miró a la cara. ―Mantenme encerrada, duplícame la seguridad, exígeme que te salude en cada show. Fastídiame de la manera que mejor prefieras, pero jamás… escúchame, Trevor, jamás lo hagas con mis padres, ¿Lo entiendes? ―Sin esperar una respuesta, montó al auto,
―¿De verdad estás tan cansada como para no querer ir al hospital? ―Trevor la miró preocupado, no se ha levantado en toda la mañana y tiene mal aspecto. ―¿No podemos ir después? ―Preguntó abriendo los ojos. ―Eres el dueño del hospital, podrían darme una cita para después. ―Volvió a cerrar los ojos p