Durante esa semana que a Giada le queda de vacaciones, Fabrizzio se la pasa en su casa llevando detalles para las mujeres y compartiendo con la joven anécdotas, historias y las supuestas cosas que tienen en común.Por supuesto que la abuela de Giada está contenta, porque ve en su nieta la oportunidad de que incluso ella salga beneficiada de todo eso, ya que siempre su vida fue de sacrificio y su único hijo no fue capaz de darle una mejor vida porque se casó demasiado joven.Se llega el último día y Fabrizzio quiere que sea especial, por lo que llega muy temprano por la tarde para buscar a Giada, pero antes habla con la abuela para pedirle permiso, ya que se tardarán.—Buen día, señora, quisiera pedirle permiso para salir con su hija a cenar y después quiero llevarla a algún lugar a bailar.—Claro que sí, joven, por ser una ocasión especial le dejaré llegada libre, para que no estén pendientes de la hora y disfruten todo lo que quieran —dice la mujer con una sonrisa condescendiente.—M
Cuando Giada llega a Florencia se siente victoriosa, porque ahora tiene un novio rico, que le puede dar todo lo que ella quiera y además, es heredero de una de las fortunas más grandes del país, así que no tendrá que desvivirse por trabajar como lo hizo su madre y su abuela en algún momento.Al llegar a su casa, sus padres las reciben con un abrazo, Giada camina a su cuarto, pero se detiene cuando oye a su padre preguntar.—¿Y ese peluche? Está muy lindo.—Me lo regaló…—¡Yo! —dice ella rápidamente—. Abuela nos llevó a una feria que había y me lo gané, como Gianna no consiguió nada, se lo di a ella.—Ay, pero que linda hermana eres, mi cielo —le dice su madre—. Gianna, deberías aprender de tu hermana, sino que siempre le andas diciendo cosas feas.—Sí, tienes raz&oa
Cuando Fabrizzio se aparta de ella, la mira con real expresión de felicidad, toma su rostro entre sus manos y le dice.—Te prometo, mi amor, que no estás sola —la besa suavemente y esta vez agrega con intensidad—. Me quedaré aquí esperando a tu padre para pedirle tu mano y haremos la boda lo antes posible, no dejaré que nadie hable cosas que no son de ti, porque me consta que tú te resististe y yo te convencí, ahora es mi turno hacerme cargo de mi responsabilidad.—Tengo miedo —le dice ella por primera vez con sinceridad, aunque las razones no son la verdaderas—. Mis padres son muy estrictos, tengo miedo de que me corran de la casa o quieran que me deshaga del bebé.—Si eso llegase a pasar, tienes un hogar donde refugiarte y yo nunca permitiré que quieran hacerle daño a nuestro hijo. Conmigo estás a salvo.Giada coloca sus manos en el vientre, el joven la atrae a su cuerpo y niega con una sonrisa mientras la abraza con fuerza para darle la seguridad que necesita. En la mente de Giada
Mientras los preparativos de la boda se dan, un día cuando Giada, Gianna y su madre está viendo los vestidos para la ceremonia, llega el padre de estas con expresión de tristeza. Giada con el vestido de novia, se acerca a su padre y le dice.—Padre, ni estés triste, aunque me case seguiré siendo tu niña…—Hija, necesito que te sientes —le dice tomándole las manos y llevándola a una silla cercana, le sonríe al verla tan hermosa, pero con un suspiro le da la noticia—. Tu abuela… acaban de avisarme que tu abuela falleció, hija.Giada siente que todo le da vueltas y se desmaya. Para cuando se despierta, lo hace con una madre histérica y con Gianna tratando de calmarla, su padre la ayuda a ponerse de pie para que se vaya a cambiar y luego se encarga de su mujer.Cuando salen de la tienda, se van a la casa para preparar sus cosas e irse a Roma, por supuesto que Giada llama a Fabrizzio al hotel para darle la noticia, la muerte de su abuela a tan sólo tres semanas no es algo lindo, pero no le
Recibir a Anna en medio de la noche para Giada fue lo más sencillo, lograr que nadie se la llevara fue peor, porque la mayoría de las parejas buscan bebés para la adopción y con eso, Anna era del grupo más solicitado, sin considerar que la pequeña es realmente hermosa.Gianna se encariñó con ella rápidamente, aunque es joven, trabaja de voluntaria en el orfanato y para ella es lo más hermoso que le ha podido suceder.—En verdad, papi, no entiendo cómo es posible que una hermosura así esté aquí… yo no tendría corazón para dejar un hijo abandonado —dice ella conmovida mientras la alimenta.—No todas las mujeres tienen las mismas condiciones, muchas de ellas lo hacen por miedo e incluso como una muestra de amor extremo, porque prefieren que otra familia les dé lo que necesitan.—Aún así… sería capaz de vender dulces en una esquina o flores en los semáforos, con tal de no separarme de un hijo —mientras admira a la pequeña Anna, sonríe al ver que es muy tranquila mientras come, a diferenci
Fabrizzio toma a su hijo entre sus brazos y sale de la casa realmente molesto, pero trata de mostrarle a su hijo una sonrisa, la que no es muy difícil si su niño va aplaudiendo feliz.—¡Papi, papi! —grita el pequeño emocionado mientras aplaude.—Iremos de paseo, mi pequeño —besa su cabecita, abre la puerta del auto y lo sienta en su sillita. Mientras le coloca el cinturón de seguridad, Giada sale hecha una fiera de la casa y camina hacia ellos. Fabrizzio cierra rápidamente el auto y camina hacia ella para que el pequeño Fabián no oiga la pelea.—¡No puedes irte así! Fabián también es mi hijo y no permitiré que te lo lleves de esa manera… —por primera vez en siete años juntos, Fabrizzio la toma sin delicadeza por los brazos y la aleja lo más que puede del niño, sacándola de visión. Ella lo mira asustada y con el labio temblando le dice—. ¿Vas a golpearme?—¡¡Claro que no!! Lo único que estoy haciendo es alejarte de nuestro hijo para que no oiga nuestra pelea —cuando están lo suficiente
Mientras Giada disfruta los primeros meses de su embarazo porque Fabrizzio no duda en para todo su día si es necesario para atenderla, alguien del pasado llega de regreso a Florencia.Gianna llega a la casa luego de un día agotador en el orfanato, pero con la misma sonrisa de siempre, la que se borra cuando ve a una figura masculina en la puerta que reconoce.—¿Giulio? —camina hacia él y recupera la sonrisa. Él abre los brazos y Gianna corre los últimos metros, porque él siempre fue un buen chico, nunca la trató como su madre o su hermana, le llevaba regalos y la invitaba a pasear cuando Giada no estaba disponible.—¡Gianna! ¡Por Dios, que linda y grande estás! —le dice él levantándola y Gianna se ríe.—Sí, eso es porque ya crecí… son siete años los que te has perdido —él la hace girar y Gianna se ríe más. Cuando termina, abre la puerta y lo hace entrar.Giulio no puede evitar sorprenderse de lo cambiada que está la casa, Gianna le ofrece algo de beber y él acepta mientras espera en l
Para Giada tener que aguantar al marido de su hermana, quien resulta ser su exnovio, no es para nada sencillo, especialmente porque ese hombre le mueve más fibras que su esposo millonario.Por eso, ir en el auto de copiloto junto a Fabrizzio y su hijo de camino a la casa de Gianna, la misma que ella le quiso quitar, no es algo que la haga sentir realmente feliz.—¿Te pasa algo, cariño? —le pregunta él en una parada y tomando su mano, para dejar un beso suave allí.—No, es sólo que el bebé está algo inquieto hoy —dice ella llevándose la mano al vientre y fingiendo una sonrisa.—Debe estar emocionado de ir a visitar a su tía, verás que pronto se calmará.Ella asiente y siguen el camino como si nada pasara, cuando en realidad pasa de todo.Al llegar a la casa es Gianna quien los recibe, va con un hermoso vestido de diseñador, el cual es obvio que Giulio le ha comprado en su escape a París. Giada no puede evitar sentir los celos corroerla, algo que su hermana reconoce perfectamente, pero