Los días que siguen a esa noche, Cara y Pietro sólo se llaman para saber cómo están, ya que la actriz está con varios asuntos en su agenda y Pietro ha regresado al trabajo luego de tomarse unas semanas por su divorcio, no porque le afecte, sino para cuidar de sus hijos.Al llegar, como siempre, varios de los trabajadores nuevos lo miran con cierto temor, y es que ese hombre serio parece un demonio en traje. Sólo los más antiguos se atreven a saludarlo cordialmente y por supuesto que él responde con la misma cordialidad, pero sin sonreír.En cuanto llega a su oficina, su secretaria se levanta con una enorme sonrisa coqueta y lo saluda.—Buenos días señor Petrucci, tengo para usted varios mensajes, ¿quiere que se los lea?—No, gracias, yo aprendí a leer —le dice con seriedad y extiende la mano para que ella le entregue los mensajes. Pero la mujer no desiste y se los deja con un movimiento sensual—. Sally…—¿Sí, señor Petrucci?—Deje de moverse así y le dará lumbago —la mujer se sonroja
Y tal como los dos acordaron, luego de que Cara se libera de sus responsabilidades, Pietro recibe su llamada por la tarde. —Hola, ¿estás ocupado hoy por la noche? Necesito compañía para una cena y no quiero ir sola —Pietro firma un documento y despacha a su nueva secretaria para que no escuche. —Hola… no, hoy no tenía planes más que de irme temprano a la cama, ya sabes, como estoy viejito —él se ríe y Cara se molesta. —No vuelvas a decir eso, ni siquiera tu padre se ve viejito… ustedes me ponen nerviosa, todos parecen diez años menores. —Bueno, entonces sólo soy un hombre de cincuenta años que pensaba descansar, pero ya que me quieres para ir a una cena, me animo y me sumo, ¿a qué hora paso por ti? —No, yo iré por ti. —Oh, no, querida mía —le dice él con esa voz ronca que a Cara le fascina y la hace morderse el labio—. Yo iré por ti, a ti te gusta que yo sea un caballero y no voy a tranzar eso por nada. Dime la hora y yo paso por ti al hotel. —Bien, si lo dices así… a las siete
Pietro conduce con cautela y muy nervioso hacia el hotel en donde se hospeda Cara, se mira a cada rato al espejo pensando en que un mechón se le ha escapado o para acomodarse la pajarita.A cada rato tiene que usar un pañuelo que ha dejado en el asiento de al lado para secarse el sudor de las manos, hace tanto que no se sentía tan nervioso como ahora y sabe que es porque Cara es una personalidad más que pública, que irá a una cena importante… y asistirá con él.Cuando se detiene frente al hotel, respira profundo muchas veces y se baja para entrar al hermoso edificio, se anuncia y la mujer en el mostrador llama de inmediato a Cara para anunciarle que Pietro ha llegado.Él se queda parado allí con esa misma expresión que usa en público, mirando a su alrededor para tratar de pasar aquellos nervios de adolescente que lo atacan, hasta que la mujer le dice que Cara ya llegó, se gira y cuando la ve se le para… el corazón.Camina como idiotizado hacia ella, enfundada en aquel vestido rojo, co
La tensión en el silencio se puede casi tocar con los dedos, Pietro lleva a Cara firmemente tomada de la mano, lo cual aprovecha para dejar suaves caricias en el dorso de su mano, haciéndola sonreír.En cuanto llegan al primer nivel, ella se detiene de pronto y Pietro la mira algo confundido, Cara se suelta con suavidad de su agarre, sin embargo, se acerca a él para ver mejor sus ojos.—¿Estás bien? —Cara sonríe y le acaricia el rostro.—Sí, es sólo que he recordado algo y necesito preguntarte algo muy serio.—Claro, lo que sea, pregúntame y yo te responderé.—¿En verdad soy tu mujer? —Pietro abre los ojos y, como cosa rara y adorable, se sonroja, sacándole una enorme sonrisa a Cara. Él cierra los ojos y tras sonreír también, asiente.—Sí, eres mi mujer… a menos que tú no quieras.—Sabes que quiero, pero eres tú quien se niega a todo esto… aunque ese beso de hace unos minutos me dice que ya no puedes escapar más de lo que sientes por mí.—¿Y cómo podría hacerlo? Si eres magnífica, muj
Pietro comienza a trazar un camino de besos cálidos y húmedos, mandando mil sensaciones por todo el cuerpo de Cara. La pobre siente que se quema y con justa razón, si está debajo de aquel hombre que está ardiendo, y es por ella.Cuando Pietro llega a uno de sus senos, Cara se retuerce y de arquea, ofreciendo mejor aquella parte de su anatomía, sintiendo cómo aquel hombre, todo un experto, le está dando un placer que jamás conoció. Por unos segundos recupera un poquito de su cordura y lo mira, encontrándose con sus ojos y sintiéndose vulnerable ante aquella atención.—Eres tan hermosa… eres una diosa ¡y no te das cuenta!—Si me sigues diciendo esas cosas, me lo voy a creer… ¡ah!Pietro deja una mordida suave en si piel y sigue bajando. Al llegar a su ombligo traza círculos a su alrededor y Cara emite un gemido involuntario, Pietro sigue su camino hacia ese lugar inexplorado eliminando la molesta braga del camino rompiéndola sin pudor ni remordimientos. Cara lo mira con la boca abierta
Ver salir a Pietro con una toalla en la cintura y con aquellas gotas cayendo desde su cabello hacen que Cara apriete las piernas por instinto. Él sonríe, con la toalla pequeña que lleva se seca el cabello y camina hacia la cama, Cara se sienta al borde quedando frente a él sin que la vea.—¿Tienes hambre?—Mucha… —la voz de Cara lo hacen detenerse y cuando la mira, se da cuenta de que lo está viendo raro.—¿Qué estás pensando? Tienes esa expresión de niña revoltosa… —las palabras se que cortan cuando los finos dedos de Cara se van a la toalla de la cintura y se deshace de ella. Su miembro está dormido, pero no se ve nada pequeño y por supuesto, se comienza a desperezar en cuanto ella se acerca más—. Cara…Pero no sigue, porque ella lo toma y pasa su lengua sin ningún pudor. Sí, creó un monstruo y todavía no lo sabe.Pietro lleva sus manos al cabello húmedo de la mujer, ella se deja caer en el suelo de rodillas y esa posición, más que volverla una esclava del momento, la hace la dueña.
Decir que ese almuerzo fue normal, sería mentir. Pero al menos Cara se quedó tranquila cuando su amiga sin reparos le dijo a Pietro.—Eres el mejor hombre que pudo encontrar.—Ella me encontró a mí y doy gracias por eso —obvio la mirada de amor hizo suspirar a Amanda y Cara sólo sintió que todo en su vida al fin estaba tomando forma y agarrándose en su sitio.Luego de aquel encuentro tan fogoso de los dos, ambos hacen el esfuerzo de verse a diario, pero siempre en el hotel o en casa de Pietro, porque los periodistas andan tras la pista de la actriz, no sólo para preguntar por Baker, sino para corroborar lo que se había filtrado: su relación con Pietro.Pietro va por ella al hotel, ingresa al estacionamiento subterráneo para evitar a la prensa que espera fuera y sube por ella al cuarto. Llama a la puerta, ella le abre de inmediato, pero en lugar de saludarlo como siempre, sólo deja un beso en sus labios y continúa en su llamada, una que la mantiene con el ceño fruncido y bastante moles
Para Pietro ver a Cara con su familia, entre todos aquellos seres surreales, locos e irreverentes cuando se reúnen, es la visión más tranquilizadora y linda. Las mujeres no dudaron en acogerlo rápidamente, especialmente luego de saber que le dio un carterazo a Alonzo por lo que le dijo a Vittoria y al ver cómo le hizo un gesto muy impropio para alguien como ella a Gian Franco cuando su esposa le dijo que le había sido infiel.Sí, ella es la mujer perfecta en todos los sentidos y lo mejor de todo es que su familia la acepta.La parte graciosa fue cuando estaban en el postre y ella les dijo que se había sorprendido de que no le pidieran un autógrafo o fotografías.—Ah, es que eso es sencillo —respondió Lionardo—. Mi padre nos mandó a comportarnos y a no pedirte autógrafos ni nada de eso, porque venías en calidad de familia, no de artista invitada.—Pueden ser muy odiosos —le dice Octavio como justificación y ella sólo río de la situación.Luego de eso, Pietro, Cara y sus hijos se fueron