Cuando los vio partir, se dio cuenta de que el auto iba en sentido contrario al aeropuerto, se preguntó si todavía visitarían a alguien más. —Noah… el GPS dice que vamos en dirección contraria… —dijo Carina viendo su celular. —¿Nos divorciaremos al llegar? —preguntó ignorando las indicaciones.
—O… S… —dijo Johan en voz baja, reflexivo, afuera de la habitación de Rainer. —¿Dijiste algo? —preguntó Lorena llegando con un par de cafés. —Tengo un juego para ti, mi hermosa y preciosa Lorena… —Johan tomó el café y lo vio con recelo, como si en el fondo del vaso pudiera encontrar la respuesta—.
—Quédate aquí… Intenta contactar a mi hermano y después a la policía, aunque no creo que sirva de mucho —dijo Marco viendo con preocupación a Naomi, quería mantenerla lejos del peligro—. Busca un lugar seguro. —No te preocupes, estaré bien —respondió Naomi y se estiró para besar los labios rígidos
—Carina, en este mundo es comer o ser comido… —dijo Winter pisando el muslo lastimado de la chica, haciéndola chillar de dolor—. ¿No te enseñó tu padre a no tener piedad? ¿No te dijo que en estos negocios no puedes ceder? Es una lástima, pues no podrás usar esta lección más adelante. Hoy se te acaba
—Lo usaste… —agregó Carina con rencor, apretando los dientes hasta que rechinaron, y dejando que lágrimas calientes y pesadas, llenas de odio, resbalaran por sus mejillas. —Un hombre como Noah solo es basura, carne de cañón, no sirve para otra cosa… —Winter volvió a patear el cuerpo ante ella—. ¿Me
—Por eso la necesidad del señor Román para tener a su servicio gente que pueda actuar en el momento… Hay cosas que no pueden esperar —dijo Lorena viendo fijamente a Rainer.—Bueno… Hay dos en la puerta —dijo Johan entrecerrando los ojos y sonriendo emocionado. Hacía años que no empuñaba una pistola.
Frente a la bodega, Rainer cayó hincado, cansado y adolorido, pero aferrándose al cuerpo de la mujer que amaba. —Ahora todo estará bien, mi amor… —dijo en su oído mientras Carina caía en un sueño profundo, producto de la pérdida de sangre y respirar el humo del incendio—. Te amo, mantente conmigo…
Alpha forzó la cerradura. La casa estaba completamente sola, así que no les fue difícil entrar. Escucharon el ruido de los bebés en la planta de arriba, habían comenzado a llorar en cuanto su tía Emma dejó de hacerles mimos. Alpha fue por delante y cortó cartucho antes de entrar por la puerta, vien