—Cuando dijiste que le traías un regalo a los niños, esperaba una sonaja o ropita —dijo Román caminando de un lado para otro como león enjaulado—. ¡No al maldito de su padre! —Oye… baja la voz, estamos en un hospital… —dijo Marco tranquilamente. —Eres un… —Román avanzó amenazante y tomó a Marco po
—Candy, te agradezco lo que has hecho por mí, has estado en mis noches más oscuras y has hecho un gran esfuerzo por evitar que me desmorone y espero que, ahora que soy padre, entiendas mi situación y te mantengas a raya… —¿La vas a recuperar? —preguntó sintiendo el corazón en la garganta. —Lo inte
Rainer deseaba regresar el tiempo hasta el momento en que tomó el celular de Carina mientras ella dormía, quería cambiar lo que había hecho y llevarla hasta la cama de su abuelo moribundo, tal vez las cosas serían muy diferentes. —Dime… Carina, ¿me amaste? —preguntó tomándola por sorpresa. —¿Cómo?
Si no hubiera sido por Marco, que seguía intercediendo por él, de seguro el señor Gibrand no hubiera permitido que la acompañara. —¿Por qué no debería? —preguntó Rainer sin voltear hacia Carina, pues estaba concentrado en la pequeña bebé entre sus brazos. Entre más la veía, más se enamoraba. —¿S
Por petición de Carina, Rainer tuvo que salir de la casa. Ella no quería que el problema se volviera más grande y, mientras Noah reía divertido viendo en su mano la sangre que podía recolectar de su labio roto, Rainer abandonó el lugar, furioso. Álvaro se quedó con Carina, temiendo cómo podría rea
—¡¿Me escuchaste?! —exclamó Noah y de pronto uno de los niños comenzó a llorar. —Noah… Hice muchas estupideces y estoy consciente de ellas —dijo Carina conteniendo su coraje—. Estoy también consciente de que no solo me jodí la vida, sino también le jodí la vida a muchos. Ahora estoy intentando hace
Desde hacía nueve meses, Noah seguía asistiendo a los clubes nocturnos, pero su aspecto era sombrío, ya no participaba en las fiestas y sus tragos se habían reducido a bebidas sin alcohol. Entre más observaba a Carina, más se daba cuenta de que sus deseos por ella aumentaban, además, esa apariencia
—Si estoy diciendo que regresaré, no es por querer darte consuelo, lo digo porque quiero hacerlo, quiero ver crecer a mis hijos y quiero estar contigo. No dejaré de esforzarme por recuperar tu corazón… —¡Ya basta! ¡Ya déjalo! ¡Deja de luchar por una causa sin sentido! ¡Se acabó, Rainer! Lo único qu