Fred retrocedió como si Rainer lo hubiera golpeado. El aire se le escapó de los pulmones y su mirada rota se posó en Carina, quien prefirió desviar su atención hacia su futuro esposo. —Carina… Dime que esto es un error… —suplicó Fred dando un paso hacia ella, pero Rainer de inmediato la escondió d
—Pero bueno… ¡Basta de mí! También sería agradable saber de mi futuro esposo —dijo Carina sintiéndose vulnerable al abrir su mente y corazón a ese hombre, que aún se veía tan distante de ser ese compañero cálido que ella buscaba. —Descuida, en unos días comeremos en casa de mis padres y conocerás
Rainer se veía altivo y arrogante, extremadamente guapo con ese traje oscuro. En cuanto sus miradas se encontraron, Carina le dedicó una sonrisa producto de su emoción y alzó sus pulgares, haciendo que Rainer torciera los ojos y negara con la cabeza. «Niña tonta», pensó. A diferencia de otras veces
—Me acompañarás a la dirección, estas peleas deben terminar… —Antes de que la maestra continuara, la mano de Rainer sobre su hombro la silenció, poniéndola nerviosa. —Maestra, por favor… Tenga piedad de mi prometida, es un poco infantil —dijo Rainer viendo a Carina mientras sus palabras causaban r
Se sentó en la mesa y pidió un café cargado mientras esperaba. En cuestión de minutos apareció el señor Palmer, un hombre que bien podría tener la edad de Román. Parecía molesto mientras se arreglaba la corbata y la recepcionista le señalaba con una pluma el sitio donde se encontraba Carina. Se ac
—¡Maldita perra! ¡Esto no se quedará así! Te arrepentirás de lo que me hiciste… ¡Lo juro! ¡Te arrastrarás ante mí pidiendo disculpas! —exclamó Palmer iracundo. —Yo nunca me arrastro ante nadie, señor Palmer —dijo Carina con una frialdad en su voz que lo sorprendió. —Señor Palmer, le voy a pedir q
—Buenas tardes, señor Winter… —dijo Carina ruborizada. Temía que su vestido no fuera el correcto o el maquillaje inapropiado. Entre más tiempo pasaba el señor Winter en silencio, más temía haberse equivocado. —¿Carina Gibrand? —preguntó el señor Winter y comenzó a reír a carcajadas—. ¡Cari! ¡Dios
—Sabía que te perderías… —dijo Rainer viendo con nostalgia la foto de su madre—. Era muy hermosa, ¿no crees? —Mucho… Parecía un ángel. —Era un ángel… Dulce, comprensiva y tierna… Era la mejor mamá del mundo. Siempre tenía las palabras correctas, te abrazaba sin ninguna razón y era muy paciente… A