—¡¿Cómo pudiste?! —exclamó Carina una vez que estuvieron solos. La fiesta había terminado y Frida intentaba calmar a Román antes de que hablaran con Carina, mientras esta se refugió con Rainer en su habitación, esperando el momento del juicio. —¿En verdad te sientes indignada? Tú me arruinaste dos
—Bien… quiero escucharte romperle el corazón a Noah —dijo Rainer con sadismo, creyendo que sería una tarea imposible para Carina. Sospechaba que de alguna forma escondía alguna clase de afecto hacia él. —¡Trato hecho! —exclamó emocionada y le ofreció su mano, pero en cuanto Rainer la iba a estrecha
—Él es maravilloso, mamá, te vas a enamorar de él —dijo Lena emocionada. Habían dado de alta a su madre, ahora podría cuidar de ella en casa. Habló con Fred y quería que las acompañara a casa y viviera con ellas. Anhelaba tener una vida a su lado y que fuera parte de la familia. Sabía que estar en
—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! —exclamó mientras se metía debajo de las sábanas, cubriéndose hasta la nariz. Aunque se moría de vergüenza, quería seguir viendo. —No traje pijama y duermo desnudo cuando hace tanto calor —respondió Rainer a la ligera. —¡¿Desnudo?! ¡Pero si está haciendo frío
—Señorita, su caballo… —dijo el capataz de la caballeriza, entregándole a Carina un caballo negro con patas blancas. Era el hijo del caballo de Román. —Gracias —respondió Carina acariciando al bello percherón—. ¿Sabe montar, señor Winter? La pregunta hizo sonreír a Rainer, quien se acercaba con pa
—Ya te dije, mientras no sean humillantes, haré lo que sea —respondió Carina jugando con la crin del caballo. —Me harás tu socio… —dijo Rainer y levantó una ceja, dándole una mirada autoritaria mientras Carina intentaba bajar del caballo—. También te casarás conmigo y me darás un hijo. —¡¿Un qué?!
—No te quiero cerca de mi hija… —dijo Magda con voz fría y sin remordimiento, mientras Fred permanecía en silencio y con la mirada perdida—. Ella iba a casarse con un hombre guapo y adinerado que le daría una vida de reina. Tú ¿qué le puedes ofrecer? ¡Nada! ¡Ni siquiera tienes un trabajo formal! M
La llevó de la mano hasta el pórtico y justo bajando los escalones, un BMW deportivo los esperaba para llevarlos al restaurante más elegante que Walter había encontrado en la zona. —Qué agotador es fingir… ¿no? —dijo Carina con una sonrisa nerviosa. «Porque estamos fingiendo, ¿no?», pensó viendo a