—Baja el arma… —dijo Emma con las manos al frente, como queriendo dominar a una bestia. —Tu padre metió a mi madre en la cárcel… Le dije que intentar acercarme a ti y enamorarte era algo estúpido, pero creyó que sería fácil manipularte —dijo Bastian entre dientes, sin dejar de ver a Emma mientras
—Qué inteligente, ¿quién sospecharía de la estúpida sirvienta o del chofer tímido? ¿Quién temería del abogado atolondrado y estricto? ¡Román es un puto genio! «Y te llevarás el secreto a la tumba». Lorena jaló el gatillo un par de veces, con la mano firme y sin cerrar los ojos. Cuando se aseguró d
—¡Lorena! La pobre sirvienta pegó un brinco y casi tira el pastel de cumpleaños. Cuando buscó al dueño de esa voz, se encontró a Hugo con una sonrisa amplia. —Señor Hugo, qué gusto verlo de nuevo —dijo con recelo y avanzó con el pastel, alejándolo de ese dedo que deseaba robar algo de glaseado.
—¿Qué ocurrió? —había preguntado un joven Román Gibrand, viendo a la pequeña y vulnerable niña delante de él. Apenas había cumplido los dieciséis años y tenía el rostro machacado por los golpes, pero su mirada guardaba rencor y ni una sola lágrima corría por sus mejillas. —Quiso abusar de mí… —res
—Lo peor que pudiste hacer es pegar y correr —dijo la dueña de la tienda con los dientes apretados y le soltó un bofetón a Lorena, haciéndola retroceder—. Le arrancaste la cola al diablo y te fuiste, dejando que su furia cayera sobre nosotros y nuestras hijas. ¡La humillación que le hiciste, la tuvi
—Hay un hombre que podría contratarte como su sirvienta —dijo Mindy recargada en el marco de la puerta, viendo a Lorena preparando la cena. —No pienso ir a la casa de Gustav… —respondió hostil, sabiendo que Mindy solo quería burlarse de ella. —No me refiero a él. —Torció los ojos y robó un trozo d
—Mindy… ¿Qué dirá tu jefe? Contrólate… —dijo John sin prestarle mucha atención a su hija. Lorena se encerró en su cuarto, aún no podía con la sorpresa de haber visto a Johan. ¿Era el jefe de Mindy, al que tanto admiraba y con el que se planeaba quedarse? De pronto estaba rabiando de celos. «¿Qu
Lorena estaba conmovida, veía el compromiso en su mirada y estaba segura de que Johan no mentía. Su boca se abrió con la firme intención de aceptarlo y decirle que lo quería tanto como él a ella, pero algo la detuvo de golpe, congelándola en el acto. Si quería permanecer al lado de la familia Gibr